LAS PAREJAS CRIMINALES MÁS SANGUINARIAS DE LA HISTORIA [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]

Los criminales existen desde mucho antes de lo que piensas, rompiendo las reglas establecidas por la sociedad, robando y matando para conseguir sus objetivos. Pero la mayoría no están solos sino que actúan con otras personas que los ayudan en sus tareas. Algunos prefieren hacerlo de a dos, y es el caso de estas duplas de criminales más famosos que el Fan Page 'Actores, Directores y Guionistas de Latinoamérica' te deja a continuación.


Bonnie and Clyde




Bonnie y Clyde eran dos jóvenes enamorados que decidieron seguir una vida de crimen. Durante más de un año lograron su cometido robando bancos, estaciones de servicio y tiendas, hasta que la policía los localizó y murieron bajo las balas. Varias personas fueron asesinadas por ellos y eso los convirtió en los criminales más buscados. Bonnie no tenía antecedentes policiales antes de conocer a Clyde, un ex convicto, pero todo indica que fue por amor que lo siguió en ese camino.


Butch Cassidy and The Sundance Kid



Estos dos criminales, seguidos por una banda de forajidos, solían robar trenes hacia fines del siglo XIX. Fueron uno de los dúos más famosos, pero al ser perseguidos por las autoridades viajaron a América del Sur para esconderse. Es allí donde se pierde su rastro y donde supuestamente murieron. La versión más factible es que fue en Bolivia durante un tiroteo, pero no hay registros exactos.


Frank James y su hermano Jesse James




Estos dos hermanos participaron de la Guerra Civil a favor de los Estados Confederados. Luego de la guerra, se dedicaron a robar bancos y trenes, protagonizando algunos de los robos más famosos de la época.


Los asesinos de Corazones Solitarios



Durante los años 40, Raymond Fernández aprendió el vudú y pensó que sería una buena manera de seducir mujeres, quitarles todo y abandonarlas. Pero un día conoció a Martha Beck, la cual incluso abandonó a sus hijos por él. Ella comenzó a participar de los robos, haciéndose pasar por la hermana de Fernández. Sin embargo, sus celos eran tan grandes que los asesinatos no se hicieron esperar. Se cree que en el tiempo que vivieron juntos mataron a 20 mujeres.


William Burke y William Hare



Durante el siglo XVIII el estudio de la anatomía era muy popular, pero no había cuerpos suficientes para que los doctores estudiaran el cuerpo humano. Esto llevó a que muchas personas robaran tumbas y vendieran cadáveres. En este negocio se encontraban Burke y Hare, sólo que ellos asesinaron a 17 personas para vender sus cuerpos a la ciencia. Burke fue colgado públicamente mientras que Hare se libró de la horca.


Leopold y Loeb




Nathan Leopold y su amigo Richard Loeb se aburrían. Corrían los años 20 en Chicago y sus familias formaban parte de una élite judía millonaria. Para Richard el crimen no era más que un ejercicio intelectual, un reto para una mente privilegiada. En su obsesión arrastró a Nathan, que estaba dispuesto a seguir a su amigo hasta el mismísimo infierno.

El 21 de mayo de 1924 alquilaron un lujoso coche utilizando un nombre falso. Convencieron a un chico de 14 años, Bobby Franks, para subir al coche y conducirle a su fatídico destino. Primero le golpearon con un escoplo y a continuación le introdujeron trapos hasta la garganta. No tardó en morir. Le desnudaron y le rociaron con ácido la cara y los genitales para dificultar su identificación. Finalmente dejaron el cadáver en el cauce del lago Wolf, donde fue encontrado al día siguiente.

Ambos escribieron una carta mecanografiada pidiendo a los padres de Bobby un rescate de 10.000 dólares. Para no dejar rastro, tiraron la máquina de escribir al estanque del parque Jackson. Los padres de la víctima ya estaban dispuestos a pagar cuando se encontró el cuerpo del chico.

El crimen perfecto se desvaneció por un descuido: a Leopold se le cayeron junto al cuerpo sus carísimas gafas con pernos especiales. Sólo se habían vendido tres pares de gafas con esos pernos en la ciudad de Chicago, y entre los compradores figuraba, por supuesto, el nombre de Nathan Leopold.

"Era sólo un experimento", contestó Leopold cuando le interrogaron. El niño rico era un fanático tergiversador de la teoría del superhombre de Nietzsche y encontró en Loeb a su mejor cómplice. Querían demostrar que eran capaces de cometer un crimen que incluyera tres delitos: extorsión, secuestro y asesinato.

Su abogado defensor, Clarence Darrow, hizo un extenso alegato de doce horas durante el juicio. En su discurso destacó la edad de los chicos y argumentó locura transitoria utilizando la homosexualidad de los asesinos. Ésta era considerada, por la sociedad del momento, una desviación que evidenciaba una enfermedad mental subyacente.

El juez Claverly les libró de la horca, pero les condenó a cadena perpetua por el crimen más 99 años de cárcel por secuestro. Doce años después, Richard fue asesinado por un preso llamado James Day, que le degolló y asestó una cincuentena de navajazos. Alegó que estaba cansado de los ataques sexuales de Loeb. Leopold salió de prisión en 1958 y se estableció en Puerto Rico. Decía que siempre había amado a Loeb y aseguraba que se arrepintió de su crimen después de ocho años en prisión. No antes. Murió de un ataque al corazón en 1971.

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