ESTADOS UNIDOS HA CONVERTIDO SUS VIEJOS CAZAS F-16 EN TERMINATORS SIN PILOTO [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]

El F-16 es el caza de combate más extendido del mundo, pero ni siquiera sus creadores imaginaron que ese avión de 1978 se convertiría hoy en un robot


El F-16 Fighting Falcon es el caza de combate más extendido en el mundo actual. Lleva fabricándose sin interrupción desde hace cuatro décadas, y mas de 25 países confían hoy en las capacidades de combate de este caza de cuarta generación, capaces incluso de sonrojar al modernísimo F-35 Lightning II. Es tan versátil y configurable que hace cuatro años se convirtió en el primer caza moderno manejable por control remoto (¿para qué quieres un simulador si puedes entrenar a tus pilotos en tierra con aviones reales en el aire?), y hace unos meses se graduó como caza autónomo, sin intervencion humana, aunque sólo fuese para servir como objetivo de pruebas de armas más modernas. ¡Uno capaz de esquivar misiles!

La Fuerza Aérea de Estados Unidos ha revelado que tienen otro uso para sus viejos Fighting Falcon: convertirlos en guardianes-robot de los pilotos humanos. Durante dos semanas de pruebas en la Base Edwards, a unos 125 kilómetros de Los Angeles, los F-16 autónomos han demostrado que sirven para proteger de manera independiente a los F-35 (con piloto humano) que les acompañaban. Un equipo piloto-máquina/máquina-máquina cuyas posibilidades asustan un poco.

Porque estos F-16 robóticos no sólo fueron capaces de ejecutar ataques aire-tierra planeados de antemano y reunirse con sus compañeros, sino de reaccionar sobre la marcha a amenazas imprevistas introducidas a mala leche durante las pruebas. Es decir, no sólo cumplen con lo que les ordenas que hagan, actúan por su cuenta dependiendo de lo que suceda durante una misión. Son capaces de evaluar e interceptar nuevos objetivos con una directiva principal: proteger al piloto humano y su moderno avión.


Loyal Wingman, la estrategia para convertir el aire en una red de drones letales

Es un paso más en una doble estrategia de los militares estadounidenses. Por un lado, está el programa Loyal Wingman (Compañero Leal), que acaba de entrar en su segunda fase tras esta prueba. La idea de este programa es que todo tipo de robots aéreos -ya sean cazas tradicionales, drones puros como el Predator, o futuros cazas diseñados sin debilidades humanas como respirar o sufrir las fuerzas G- actúen como una red en torno al humano.

Programados con algoritmos e inteligencias artificiales básicas que les permitan generar nuevos comportamientos en el aire, según su doctrina. Operando como nodos independientes con sus compañeros humanos como punto central. No sólo para atacar: parte de esta estrategia depende de que los drones se conviertan en los ojos y los oídos de los pilotos tradicionales. Desde los viejos cazas hasta los microdrones Perdix, que puedes lanzar desde esos mismos cazas.

¿Que qué es Perdix? Imagina cientos de meca-abejas del tamaño de un par de costillas humanas paridas desde el interior de uno de estos cazas-robot, capaces de operar de forma autónoma como una mente colmena. Ése será el papel Perdix cuando esté terminado (y lo probaron con éxito hace meses): cazas de los 70 reconvertidos en robots asesinos voladores pariendo muchísimos robots voladores más pequeños, capaces de espiar y de interferir con las defensas del enemigo.


Third Offset: lo viejo es el nuevo negro

Ahora imagina todo ese arsenal Skynet cubriendo millas y millas de espacio aéreo enemigo, avisando en todo momento a los humanos (en tierra o en el aire) de lo que está sucediendo a su alrededor. Si eso no te parece lo bastante útil, vamos a la segunda estrategia, no sólo limitada a la Fuerza Aérea: Third Offset [Tercera Compensación]. 

El plan es coger todo lo viejo y obsoleto (y, muy importante, barato), quitarle los humanos y lanzarlo contra el enemigo antes que lanzar tus cosas nuevas y modernas (y, muy importante, caras). Es decir, imagina que quieres bombardear un sitio protegido por unos cuantos emplazamientos de misiles antiaéreos. Y que tienes un millar de viejos F-16 empolvándose en los hangares.

Cógelos, conviértelos en Loyal Wingmen, lánzalos en un ataque suicida contra las defensas enemigas y haz que los supervivientes se reúnan con la fuerza de ataque principal para llevar a cabo la misión. Plantea un escenario en el que no importa que te derriben los aviones para conseguir tus objetivos, porque son viejos y no llevan a nadie dentro. ¡Los estabas usando tú para prácticas de tiro!

Eso es Third Offset más Loyal Wingman: reciclar la muerte desde el cielo en forma de inteligencia artificial.

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