CÓMO DAR EL MEJOR DISCURSO EN LOS OSCARS [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]

Sigue nuestros consejos si alguna vez quieres ganar un premio con estilo



Dicen que estar nominado ya es suficiente premio, pero es mentira. Todo el mundo sabe que es una sucia mentira: tú estás aquí para ganar, que es el único acto que te diferencia del resto de malditos perdedores. Intenta decirnos que no has estado horas ensayando esto ante el espejo. Que no soñabas con ello cuando elegiste aquel papel en un drama de época que no le interesó a nadie. Tú no eres un actor. Tú eres el mejor actor, luego la Academia ya está tardando en reconocerlo. Necesitas esa estatuilla en tu cuarto de baño (o en tu cocina, o ya veremos dónde la acabas poniendo al final) tanto como respirar, pero no deberías dejar que se te note. Haz que parezca que tú les estás haciendo un favor a ellos con sólo aparecer para recogerlo. Haz que quieran besar el suelo donde pisas.

La mejor manera de lograr todo eso es, por supuesto, clavar tu discurso de agradecimiento. No es ciencia nuclear, no hay que hacer cursos: tan sólo sigue estos consejos (gra-tu-i-tos) y logra que se sientan mal consigo mismos por no haberte dado el Oscar antes. Esos palurdos. Esos snobs. Esos idiotas trajeados van a saber lo que se estaban perdiendo, sí que lo van a saber.

1. Cuando se anuncie tu nombre, no fijas sorpresa. La falsa modestia es síntoma de debilidad. El mundo, al fin y al cabo, te lo debe. Tampoco sufras un ataquito de júbilo o un subidón emocional: tú mantente calmado, estoico, seguro de ti mismo. Microgesto con los labios, aplauso de dos segundos, besito casto a la persona que te acompaña esta noche, incorporación elegante y cuidadosa sobre la butaca, sobredosis de autoconfianza cool. Sé la viva imagen de la gracia. Exuda litros de serena satisfacción.

2. Cuidado al subir las escaleras. Dios puso ahí esos peldaños para joderte personalmente a ti. Un traspiés te convertirá en meme y hazmereír. De alguna manera, se lo tomarán como una prueba de que no mereces este baño de multitudes. De que siempre has sido, en el fondo, un fraude. No les dejes. No dejes que ganen. Un pie detrás del otro hasta llegar al escenario, viejo.

3. Ni se te ocurra pasarte de listo al recoger físicamente el Oscar. ¿Sabes dónde está ahora mismo el payaso baboso de Adrien Brody? Exacto.

4. Nada de chuletas. La última vez que revisamos sus textos, Sun Tzu no dijo nada de acudir al campo de batalla con unas notitas garabateadas en un papel. Alejandro no se preparó unos puntos básicos antes de llegar al río Hidaspes. Aníbal no llevaba escrito "recuerda: elefantes" antes de atravesar los Pirineos. Uno no conduce toda su vida hasta un punto de fuga muy concreto sólo para olvidarse cositas cuando lo alcanza. Esta es la validación que justifica tu misma existencia: no necesitas un pedazo de papel de mierda.

5. Empieza por una anécdota de factor humano. Has escuchado que esta es la clase de cosas con las que la chusma que lo está viendo por televisión logra empatizar, pues generan la falsa ilusión de que se parecen en lo más remoto a ti.

6. Prosigue con una reivindicación del "oficio de actor". Tampoco estaría de más una breve mención a las otras cuatro personas que estaban nominadas contigo en la misma categoría. Muy superficial y, por supuesto, sin mencionar nombres, pues todos sabemos que esas caras de lornitas confudidas acaban fundiéndose en una sola a la hora de la verdad.

7. No te pases con los agradecimientos. Tendrían que estar la jodida sanguijuela de tu agente, la patética marioneta que dirigió tu última película, los gusanos desagradecidos de tus padres, tu ridícula progenie (si la tuvieses) y la altamente reemplazable pareja que te ha acompañado hasta el Dolby Theatre (de nuevo, si la tuvieses). Algún amigo o amiga de la infancia que te inventes, quizá un fiambre reciente que tengas en la familia, pero hasta ahí nada más.

8. Recuerda sumarte a una "causa". Parece importante ahora. Puede ser ecológica (esto tiene que ver con el planeta Tierra y las especies animales que viven en él) o social (esto tiene que ver con cuestiones de género y/o etnia). Es importante que pongas gesto circunspecto durante esta parte del discurso. Luego haz una pausa de unos cinco segundos para escuchar los aplausos mientras mantienes los ojos cerrados y asientes lentamente.

9. Piensa una frase con gancho para cerrar. Y pronúnciala mientras elevas tu Oscar por encima de la cabeza. Este es el segundo exacto de tu discurso que pasará a la posteridad, así que no la pifies.

10. Musita un casi imperceptible "gracias a la Academia" y sal del escenario con la cabeza bien alta. Ahora ya nadie volverá a mirarte por encima del hombro. Ahora todo el mundo sabe con qué tipo de motherfucker está tratando. De nada, universo. De nada.

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