¿POR QUE EL ASESINATO DE GIANNI VERSACE SIGUE SIENDO TAN POLÉMICO HASTA HOY? [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]
El rechazo de los Versace a la serie de Ryan Murphy despierta una polémica que llevaba décadas dormida. ¿Qué es lo que los herederos no quieren que se sepa?
Ya todo el mundo está hablando de la promesa seriéfila de la temporada: The Assassination Of Gianni Versace, que en Estados Unidos ya ha venido recibiendo críticas muy positivas. Aunque esta segunda temporada de American Crime Story no ha despertado la alabanza unánime de su entrega anterior, The People vs. O. J. Simpson, cuenta con un puñado de ingredientes que nos animan a verla con atención. Por un lado, el morbo de poner en imágenes un suceso real muy mediático, y más aún, un crimen, el que acabó con la vida del aclamado diseñador. Por otro, que el relato que la ficción de Ryan Murphy propone sobre ello no está aprobado por la familia del italiano. Son dos elementos peliagudos que hemos visto antes en otras ocasiones (sin ir más lejos, Feud, también de Murphy, y la demanda que ha interpuesto en su contra la actriz centenaria Olivia de Havilland) y que combinan muy mal juntos. O muy bien, al menos para los espectadores. Lo que está claro es que The Assassination Of Gianni Versace promete polémica, y eso no juega en su contra ni en la nuestra: confronta diferentes relatos alrededor no sólo de la vida de Versace, sino del tabú que suponía en la Norteamérica de los 90 hablar de la homosexualidad de las estrellas.
"La familia Versace no ha autorizado ni ha tenido ningún tipo de implicación en la inminente serie sobre la muerte de Gianni Versace. Puesto que Versace no autorizó el libro en el que está basada la misma ni ha formado parte de la escritura del guión, la serie debería ser considerada sólo una obra de ficción". Con este comunicado, emitido a través de la firma de moda en enero, horas antes de la premiere de la producción de FX en Los Ángeles, la familia de Gianni Versace invocaba de nuevo una polémica que llevaba dos décadas dormida. Hasta la publicación de estas palabras, la única noticia que nos constaba sobre el contacto entre el equipo de Ryan Murphy y los Versace era la que sugirió Penélope Cruz el pasado agosto. Según la actriz madrileña, Donatella Versace le había dado su aprobación para interpretarla, tras una larga conversación, aunque El Mundo recogió después los rumores acerca de que Cruz había dejado de lucir vestidos de la firma en sus apariciones públicas desde que se filtró este duelo. El libro al que se refieren los Versace es Vulgar Favors, que la periodista estadounidense Maureen Orth publicó en 1999, una deconstrucción de la personalidad de Andrew Cunanan, el asesino, con versiones no autorizadas de lo que condujo a la muerte del diseñador.
No hace falta ser un experto en Gianni Versace, asesinado a tiros en la puerta de su mansión de Miami Beach en julio de 1997, para imaginar cuáles son los trapos que los Versace no quieren que se ventilen. No hablamos sólo de la vida personal del artista, abiertamente gay, sino algunos supuestos más polémicos para la sociedad homófoba de entonces. En primer lugar, los rumores acerca de que el diseñador era portador del virus del VIH, algo que planteó el libro en su momento y que la serie aborda ya en su segundo episodio… para darlo por cierto. Los familiares lo han negado siempre tras la publicación de Vulgar Favors, que se basa en el testimonio de un detective de Miami que había leído los resultados de la autopsia. De hecho, en 1996, Donatella Versace concedió una entrevista en el New York Magazine en la que afirmaba que la razón por la que su hermano se había retirado de la mirada pública entre 1994 y 1995 era un cáncer de oído que le había deformado la oreja, una enfermedad que superó poco antes de que Andrew Cunanan lo matara. Según proponen Orth y la ficción, el motivo por el que los Versace querían mantener esta teoría en secreto no era sólo el estigma del VIH, sino el hecho de que la firma estuvo a punto de salir a Bolsa en aquella época, y eso podía frustrar sus posibilidades de éxito.
El rumor del VIH también involucró a Andrew Cunanan, un joven homosexual que sufrió el rechazo de su familia; al parecer, el asesino en serie (mató a varias personas antes que a Versace) actuaba movido en parte por su homofobia, y no por la venganza de haber contraído el virus, una tesis que niega Vulgar Favors. Lo que sí sostiene la investigación de Orth (y la serie) es que el italiano y Cunanan ya se conocían, que coincidieron en 1990 en San Francisco y se vieron en más de una ocasión, otro aspecto al que los herederos siempre se han opuesto. Según este relato, Versace mantenía un noviazgo estable con Antonio D'Amico (Ricky Martin en la ficción) antes de la tragedia, pero ambos también tuvieron relaciones con otros hombres durante el mismo. Lo curioso (o no tanto, si lo pensamos) de la polémica en torno al asesinato, en primer lugar, y después alrededor de la serie de Ryan Murphy, es que las razones para evitar que se hable de ello son las mismas, tanto en los 90 como ahora en 2017: la homofobia de la sociedad (la estadounidense, en particular) y el miedo a que la narración de la vida personal destruya la imagen pública de uno de los diseñadores más aclamados de la historia. Por eso The Assassination Of Gianni Versace es casi un acto político: que haya algo que ocultar es precisamente la razón para contarlo.
Ya todo el mundo está hablando de la promesa seriéfila de la temporada: The Assassination Of Gianni Versace, que en Estados Unidos ya ha venido recibiendo críticas muy positivas. Aunque esta segunda temporada de American Crime Story no ha despertado la alabanza unánime de su entrega anterior, The People vs. O. J. Simpson, cuenta con un puñado de ingredientes que nos animan a verla con atención. Por un lado, el morbo de poner en imágenes un suceso real muy mediático, y más aún, un crimen, el que acabó con la vida del aclamado diseñador. Por otro, que el relato que la ficción de Ryan Murphy propone sobre ello no está aprobado por la familia del italiano. Son dos elementos peliagudos que hemos visto antes en otras ocasiones (sin ir más lejos, Feud, también de Murphy, y la demanda que ha interpuesto en su contra la actriz centenaria Olivia de Havilland) y que combinan muy mal juntos. O muy bien, al menos para los espectadores. Lo que está claro es que The Assassination Of Gianni Versace promete polémica, y eso no juega en su contra ni en la nuestra: confronta diferentes relatos alrededor no sólo de la vida de Versace, sino del tabú que suponía en la Norteamérica de los 90 hablar de la homosexualidad de las estrellas.
"La familia Versace no ha autorizado ni ha tenido ningún tipo de implicación en la inminente serie sobre la muerte de Gianni Versace. Puesto que Versace no autorizó el libro en el que está basada la misma ni ha formado parte de la escritura del guión, la serie debería ser considerada sólo una obra de ficción". Con este comunicado, emitido a través de la firma de moda en enero, horas antes de la premiere de la producción de FX en Los Ángeles, la familia de Gianni Versace invocaba de nuevo una polémica que llevaba dos décadas dormida. Hasta la publicación de estas palabras, la única noticia que nos constaba sobre el contacto entre el equipo de Ryan Murphy y los Versace era la que sugirió Penélope Cruz el pasado agosto. Según la actriz madrileña, Donatella Versace le había dado su aprobación para interpretarla, tras una larga conversación, aunque El Mundo recogió después los rumores acerca de que Cruz había dejado de lucir vestidos de la firma en sus apariciones públicas desde que se filtró este duelo. El libro al que se refieren los Versace es Vulgar Favors, que la periodista estadounidense Maureen Orth publicó en 1999, una deconstrucción de la personalidad de Andrew Cunanan, el asesino, con versiones no autorizadas de lo que condujo a la muerte del diseñador.
No hace falta ser un experto en Gianni Versace, asesinado a tiros en la puerta de su mansión de Miami Beach en julio de 1997, para imaginar cuáles son los trapos que los Versace no quieren que se ventilen. No hablamos sólo de la vida personal del artista, abiertamente gay, sino algunos supuestos más polémicos para la sociedad homófoba de entonces. En primer lugar, los rumores acerca de que el diseñador era portador del virus del VIH, algo que planteó el libro en su momento y que la serie aborda ya en su segundo episodio… para darlo por cierto. Los familiares lo han negado siempre tras la publicación de Vulgar Favors, que se basa en el testimonio de un detective de Miami que había leído los resultados de la autopsia. De hecho, en 1996, Donatella Versace concedió una entrevista en el New York Magazine en la que afirmaba que la razón por la que su hermano se había retirado de la mirada pública entre 1994 y 1995 era un cáncer de oído que le había deformado la oreja, una enfermedad que superó poco antes de que Andrew Cunanan lo matara. Según proponen Orth y la ficción, el motivo por el que los Versace querían mantener esta teoría en secreto no era sólo el estigma del VIH, sino el hecho de que la firma estuvo a punto de salir a Bolsa en aquella época, y eso podía frustrar sus posibilidades de éxito.
El rumor del VIH también involucró a Andrew Cunanan, un joven homosexual que sufrió el rechazo de su familia; al parecer, el asesino en serie (mató a varias personas antes que a Versace) actuaba movido en parte por su homofobia, y no por la venganza de haber contraído el virus, una tesis que niega Vulgar Favors. Lo que sí sostiene la investigación de Orth (y la serie) es que el italiano y Cunanan ya se conocían, que coincidieron en 1990 en San Francisco y se vieron en más de una ocasión, otro aspecto al que los herederos siempre se han opuesto. Según este relato, Versace mantenía un noviazgo estable con Antonio D'Amico (Ricky Martin en la ficción) antes de la tragedia, pero ambos también tuvieron relaciones con otros hombres durante el mismo. Lo curioso (o no tanto, si lo pensamos) de la polémica en torno al asesinato, en primer lugar, y después alrededor de la serie de Ryan Murphy, es que las razones para evitar que se hable de ello son las mismas, tanto en los 90 como ahora en 2017: la homofobia de la sociedad (la estadounidense, en particular) y el miedo a que la narración de la vida personal destruya la imagen pública de uno de los diseñadores más aclamados de la historia. Por eso The Assassination Of Gianni Versace es casi un acto político: que haya algo que ocultar es precisamente la razón para contarlo.
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