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La fórmula de la Coca-Cola de las series es esta


Pero, ¿es que esta serie no va a terminar nunca? Es lo que todos pensamos cuando la serie policíaca o médica estadounidense de turno se renueva por una enésima temporada, pero aunque todos tememos por su frescura creativa, es un síntoma indudable de que la televisión de toda la vida sigue en plena forma. Hace sólo unos días supimos que dos de las ficciones norteamericanas actuales más longevas, NCIS y Grey's Anatomy, tendrán nuevas entregas, la decimosexta la primera y la decimoquinta la segunda. Aunque algunos se echarán las manos a la cabeza, lo cierto es que ambas se encuentran entre las ficciones televisivas más vistas en Estados Unidos, así como una que no pierde el podio en el imaginario popular, The Big Bang Theory: llegará al menos hasta la temporada 12, y cuenta con su propio spin-off, Young Sheldon. ¿Cuál es la fórmula exacta para que tu serie preferida siga siendo la más vista y dure eternamente? Si no te cansas de ver a Sheldon Cooper todas las semanas es por esto:


TRAMAS FÁCILES A SEGUIR (Y RECUPERAR)

Es una máxima de las cadenas de señal abierta, que se dirigen a un público mayoritario: las series deben tener historias que puedan seguirse fácilmente y, sobre todo, trabajar para que el espectador no se pierda en sus tramas si no ve un episodio y la retoma al siguiente. Por eso, los títulos procedimentales, esos que cuentan con un caso diferente cada semana (y una sencilla línea narrativa que dura varios capítulos), son las más amortizables y longevas. NCIS y Grey's Anatomy son el ejemplo perfecto. Recordemos que series tipo Castle o The Mentalist han durado mucho tiempo en señales abiertas de paises de habla no inglesa y que funcionaron mucho mejor que, por ejemplo, Game Of Thrones, increiblemente.


CUANTO MÁS BREVE Y SENCILLA, MEJOR

Entre las series más vistas de cualquier cadena, las sitcoms siempre ocupan un lugar especial. Pensemos en The Big Bang Theory, que sigue siendo uno de los caballos de batalla de CBS, y Roseanne, con un revival que retoma los acontecimientos 20 años después, en la temporada 20. Ambas han conseguido datos cercanos a los 18 millones de espectadores. Pero, si nos salimos del anglosajón, tenemos a La Que Se Avecina, que es todavía la ficción española preferida por la audiencia, con más de tres millones de espectadores y que se graba desde 2007. ¿Qué significa esto? Que los formatos breves y tradicionales, con duraciones estables (22 minutos las sitcoms de comedia y 42 la de los dramas), son los más fáciles de consumir. Esto no quiere decir que no tengan ambiciones creativas; The Big Bang Theory demostró que los nerds también pueden ser héroes y protagonistas.


UN ACTOR ESTRELLA (Y QUE NO SE VAYA)

Pero está claro que el elemento emocional es clave a la hora de ver la misma serie año tras año, no sólo por sus historias, también por sus personajes y actores. El caso paradigmático es el de Friends; los chicos y chicas de la sitcom por excelencia negociaron sus contratos hasta llegar a cobrar un millón de dólares por capítulo, porque los ejecutivos sabían que sin ellos no habría serie. Exactamente lo mismo sucedió hace unos años con The Big Bang Theory, la única comparable al fenómeno de Rachel, Chandler y compañía. Otro ejemplo es el de Ellen Pompeo, que sobrevive como protagonista de la incombustible Grey's Anatomy. El problema llega cuando la estrella se marcha. De hecho, Mark Harmon, protagonista de NCIS, ha firmado para volver a la serie que ya abandonó, con el salario más alto para un actor de televisión después de The Big Bang Theory.


HISTORIAS ACTUALES PARA DEBATIR

Entre esos ingredientes sociales que te animan a mantenerte fiel a tu ficción preferida destaca el hecho de que la puedas comentar con tu familia, con tus amigos, con tus seguidores de redes sociales... Los giros locos y las revelaciones sorprendentes son material perfecto para tener al público charlando, pero también es importante que las series traten temas de indudable actualidad. Uno de los ejemplos perfectos es el de Roseanne, a la que le ha venido muy bien el factor político: Roseanne Barr es votante orgullosa de Donald Trump y su alter ego en la sitcom aborda debates populares (y a veces populistas).


SPIN-OFFS PARA APOYARSE UNAS A OTRAS

Hay un síntoma incuestionable de que una serie está funcionando: que la cadena encargue un spin-off. Le sucedió a Cheers con la exitosa Frasier, a Friends con la fallida Joey, y ahora a The Big Bang Theory con la muy recomendable Young Sheldon. Y algunas producciones no se quedan sólo en una serie companion: las policíacas Law & Order, CSI y NCIS, por ejemplo, tienen sagas de diferentes ficciones con variados enfoques y localizaciones. No sólo es una manera de explotar personajes y audiencias triunfales; también es una oportunidad perfecta para emplear a un gran equipo de productores y guionistas y para que unas series sirvan de pilar y promoción para el resto.

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