CÓMO TRATAR A UN BARTENDER [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]
No resultar antipático a la persona que te atenderá en el bar o en el restaurante resulta casi tan importante como el resto de detalles de la velada. Aprende a ganarte su favor y nadie saldrá herido.
01. Primero lo primero: ponte en su lugar. Ellos tratan con alcohólicos y, a veces, con borrachos indeseables. Es lo más parecido a estar en medio de un ataque zombie.
02. Nada de dirigirse a ellos con términos como jefe o chibolo.
03. ¡Tampoco garçon!, a menos que estés en un café parisino, pidas absenta y formes parte de una corriente tardía de existencialismo europeo.
04. En general conviene evitar ciertas confianzas gratuitas con el bartender. Está trabajando.
05. En ningún caso chasquees los dedos o golpees la barra para llamarlo. No eres percusionista ni estás adiestrando perros. Y por nada del mundo querrás parecer achorado. Créeme, estás en su bar, estás en su casa.
06. Salvo que estés en los montes Himalayas y el bar esté al otro lado de un barranco, no llames su atención silbando.
07. Si entiendes cómo funciona el offside en el fútbol, ¿por qué ocupas el área reservada para bartenders? Es tentador, pero molestas.
08. El bartender debería ser tan intocable como un crupier de Blackjack detrás de su cubículo. Nada de cogerle de la manga, cero contacto físico.
09. Avisa para que te tome nota sólo cuando tengas claro qué vas a pedir.
10. No les pidas consejos sobre la carta si luego no les vas a hacer caso.
11. Evítales asistir al proceso de decisión: "¿Nos traes un Tequila Sunrise? No, mejor un Jim Beam con hielo. O, sino... espera". No tiene por qué presenciar in situ algo parecido a las deliberaciones sobre quién será el próximo candidato presidencial del Apra.
12. Si hay camareras en el bar, evita ligar con ellas. Son muchas horas de pie y no están de humor. Además, tus opciones de éxito son escasas.
13. Evita también los piropos. ¿Te atreverías a hacerlo con tu cirujana en el quirófano?
14. Mira a los ojos al barman cuando pidas.
15. Si quieres gobernar su voluntad, saca un péndulo e hipnotízalo: te atenderá estupendamente.
16. Evítales viajes innecesarios. No pidas cosas nuevas cada vez que te traen las anteriores. Son bartenders, no maratonianos etíopes.
17. No agarres las bebidas de la bandeja que trae el bartender. Lejos de ayudar, haces que pierda el equilibrio. Es su fucking partida de Tetris, su piedra de Sísifo.
18. Si se ha derramado un vaso, no vacíes el servilletero para secar el líquido. Deja que el camarero lo limpie con una bayeta. Tendrá que hacerlo de todas formas y evitarás que se lleve una gran masa pulposa de chorreante papel mojado.
19. Mantén en su sitio a los niños. Un montón de criaturas corriendo por el restaurante es una fuente de caos. Si no se portan bien, úsalos para sostener la mesa o átalos a la puerta de entrada.
20. Asesina al decorador de interiores que llevas dentro y no cambies de sitio las sillas: están donde están por alguna razón.
21. Sé educado a la hora de pedir que te cobren. Nada de "niño, tráeme la dolorosa". Un escueto "la cuenta, por favor" es suficiente.
22. Para expresar tu descontento evita decir "no sabes con quién estás hablando".
23. Porque el bartender no es Criss Angel ni tú eres tan VIP como crees. Si te ha visto bajar de un carro con chófer y escoltado por un guardaespaldas, tampoco creas que le importará mucho.
24. Si han pedido en grupo, lo más razonable es que paguen todo junto. Lo contrario es un quilombo.
25. Si notas que hay alguien fregando el suelo junto a ti, que las sillas están sobre las mesas y que ya van echando el cierre, no están moviendo todo para que tengas más intimidad. Es hora de irse.
26. A ciertas horas no se relajan las normativas sobre el tabaco. El local en el que estabas dos horas antes no se convierte en el Studio 54 clandestino de tu ciudad en donde se vende alcohol ilegal y no rige ley alguna. Así que no preguntes si ya se puede fumar.
27. Propinas: en Japón (y en otros países) se consideran un insulto y son capaces de corretearte cuatro cuadras para devolverte tus chibilines en la mano; pero aquí, aunque no es obligatorio, se agradece. Puede bastar con un redondeo generoso o una cantidad discreta como muestra de agradecimiento por un buen servicio.
01. Primero lo primero: ponte en su lugar. Ellos tratan con alcohólicos y, a veces, con borrachos indeseables. Es lo más parecido a estar en medio de un ataque zombie.
02. Nada de dirigirse a ellos con términos como jefe o chibolo.
03. ¡Tampoco garçon!, a menos que estés en un café parisino, pidas absenta y formes parte de una corriente tardía de existencialismo europeo.
04. En general conviene evitar ciertas confianzas gratuitas con el bartender. Está trabajando.
05. En ningún caso chasquees los dedos o golpees la barra para llamarlo. No eres percusionista ni estás adiestrando perros. Y por nada del mundo querrás parecer achorado. Créeme, estás en su bar, estás en su casa.
06. Salvo que estés en los montes Himalayas y el bar esté al otro lado de un barranco, no llames su atención silbando.
07. Si entiendes cómo funciona el offside en el fútbol, ¿por qué ocupas el área reservada para bartenders? Es tentador, pero molestas.
08. El bartender debería ser tan intocable como un crupier de Blackjack detrás de su cubículo. Nada de cogerle de la manga, cero contacto físico.
09. Avisa para que te tome nota sólo cuando tengas claro qué vas a pedir.
10. No les pidas consejos sobre la carta si luego no les vas a hacer caso.
11. Evítales asistir al proceso de decisión: "¿Nos traes un Tequila Sunrise? No, mejor un Jim Beam con hielo. O, sino... espera". No tiene por qué presenciar in situ algo parecido a las deliberaciones sobre quién será el próximo candidato presidencial del Apra.
12. Si hay camareras en el bar, evita ligar con ellas. Son muchas horas de pie y no están de humor. Además, tus opciones de éxito son escasas.
13. Evita también los piropos. ¿Te atreverías a hacerlo con tu cirujana en el quirófano?
14. Mira a los ojos al barman cuando pidas.
15. Si quieres gobernar su voluntad, saca un péndulo e hipnotízalo: te atenderá estupendamente.
16. Evítales viajes innecesarios. No pidas cosas nuevas cada vez que te traen las anteriores. Son bartenders, no maratonianos etíopes.
17. No agarres las bebidas de la bandeja que trae el bartender. Lejos de ayudar, haces que pierda el equilibrio. Es su fucking partida de Tetris, su piedra de Sísifo.
18. Si se ha derramado un vaso, no vacíes el servilletero para secar el líquido. Deja que el camarero lo limpie con una bayeta. Tendrá que hacerlo de todas formas y evitarás que se lleve una gran masa pulposa de chorreante papel mojado.
19. Mantén en su sitio a los niños. Un montón de criaturas corriendo por el restaurante es una fuente de caos. Si no se portan bien, úsalos para sostener la mesa o átalos a la puerta de entrada.
20. Asesina al decorador de interiores que llevas dentro y no cambies de sitio las sillas: están donde están por alguna razón.
21. Sé educado a la hora de pedir que te cobren. Nada de "niño, tráeme la dolorosa". Un escueto "la cuenta, por favor" es suficiente.
22. Para expresar tu descontento evita decir "no sabes con quién estás hablando".
23. Porque el bartender no es Criss Angel ni tú eres tan VIP como crees. Si te ha visto bajar de un carro con chófer y escoltado por un guardaespaldas, tampoco creas que le importará mucho.
24. Si han pedido en grupo, lo más razonable es que paguen todo junto. Lo contrario es un quilombo.
25. Si notas que hay alguien fregando el suelo junto a ti, que las sillas están sobre las mesas y que ya van echando el cierre, no están moviendo todo para que tengas más intimidad. Es hora de irse.
26. A ciertas horas no se relajan las normativas sobre el tabaco. El local en el que estabas dos horas antes no se convierte en el Studio 54 clandestino de tu ciudad en donde se vende alcohol ilegal y no rige ley alguna. Así que no preguntes si ya se puede fumar.
27. Propinas: en Japón (y en otros países) se consideran un insulto y son capaces de corretearte cuatro cuadras para devolverte tus chibilines en la mano; pero aquí, aunque no es obligatorio, se agradece. Puede bastar con un redondeo generoso o una cantidad discreta como muestra de agradecimiento por un buen servicio.
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