¿POR QUÉ THE WITCHER SUPERARÁ A GAME OF THRONES?

Netflix prepara una serie basada en las novelas de Andrzej Sapkowski para darle batalla a la intocable HBO


Henry Cavill será Geralt de Rivia en The Witcher. Solamente fijándonos en el material original en el que se basa -las novelas de Andrzej Spakowski y los videojuegos de CD Projekt- podemos argumentar que con un poquito de cariño, presupuesto holgado y actores competentes, este show de formato doméstico podría darle batalla al mayor fenómeno televisivo de los últimos tiempos.

Antes de comenzar a contestar el titular con las razones prometidas, vamos a dejar una cosa clara: The Witcher y Game Of Thrones se parecen en muchísimas cosas:

- Las dos tienen un lobo blanco. En The Witcher es su protagonista, Geralt de Rivia. El de Game Of Thrones literalmente el lobo blanco de Jon Snow.

- En las dos se acerca el invierno. En Game Of Thrones además de acercarse de forma literal lo hace a través de un ejército de caminantes blancos prácticamente indestructible que llega para helar y acabar con todo ser vivo de Westeros. En The Witcher ambientada en una especie de tierras nórdicas, también temen la llegada del frío, aunque aquí lo explican basándose en un cambio de inclinación en la Tierra. Y además también tienen unos villanos que llevan el frío helado allí donde van, son la cacería salvaje.

- En las dos hay un personaje que puede viajar a través del espacio y el tiempo. En The Witcher es Ciri, en Game Of Thrones es Brandon Stark. Y sí, el personaje de Ciri, sólo en carisma, aplasta al de Brandon (al que apartaron toda una temporada sin remilgos). Pero ese es otro cantar.

- En ambos relatos existe un estado sureño en paz constante que nadie invade jamás. En The Witcher es Toussaint, en Game Of Thrones, Dorne.

Y así podríamos estar un buen rato. Pero la pregunta importante es… ¿quién llegó antes? Fue The Witcher, con el libro La Espada del Destino en 1992. Cuatro años después, cuando Andrzej Sapkowski había escrito dos libros de relatos y dos novelas asentando en el imaginario de sus lectores este fantástico universo, llegó George R. R. Martin con A Song of Ice and Fire.

Pero vamos a dejar a un lado las ideas prestadas porque al fin y al cabo ya está todo inventado y en el arte, como dijo Picasso, "los grandes artistas copian, los genios, roban". Estos son los motivos por los que The Witcher tiene el potencial suficiente para superar, con creces, Game Of Thrones.

¿Cuántas casas hay en Game Of Thrones? Nadie lo sabe. Importantes quizá hay una veintena. Pero si apuntas cada una de las que se nombran en los libros tenemos centenas de ellas. Tanta información provoca que el lector (y también el espectador) comience a desechar de su cabeza nombres, personajes, familias, ejércitos o batallas que no importan. A eso se le denomina paja -en el sentido masturbatorio-. Páginas de datos interminables que no sirven para nada. O espera, a lo mejor sí que sirven, porque en Game Of Thrones hay rencillas entre casas, pactos, venganzas, alianzas que determinan linajes enteros o nuevas casas, guerras y también crímenes maltrechos. O sea, antes de borrar los datos de tu cabeza asegúrate de que realmente no sirven, porque si no, te tocará releer o revisionar. Consejo: toma apuntes.

En The Witcher el mapa sociopolítico es más sencillo. Los estados del Norte resisten ante el avance de Nilfgaard, un ejército que llega del sur. Mientras tanto la tierra es asediada por varias guerrillas entre humanos y no-humanos, hay caciques, hay corrupción, pueblos que quieren independizarse, que luchan contra otros por motivos que ni siquiera recuerdan. Pero todo se cuenta de forma orgánica, no es necesario ningún esquema. Menos es más, sobre todo si está bien contado.

En Game Of Thrones sólo hay un Trono y mucha gente importante que quiere sentarse en él. También hay gente que quiere independizarse del Trono y mandar sólo a los suyos. Hay dictadores y demócratas, hay esclavistas y libertadores, revolucionarios y obedientes soldados. También hay personajes que sólo quieren ver arder Westeros. Y también hay verdaderos anarquistas.

Y religiones también las hay de todo tipo, con un sólo y todopoderoso Dios. Con muchos y variados representados en la naturaleza. Y también hay nihilistas, por supuesto.

Los tejemanejes legislativos, negociaciones y leyes se cuecen con maestría en cada escena política de la serie. Y las consecuencias provocan reflexiones muy interesantes. La ciencia política navega entre los capítulos de Game Of Thrones. No tanto entre sus páginas. Así que es innegable que HBO ha querido alimentar de contenido y peso a su niña bonita.

Sin embargo, en The Witcher el contexto sociopolítico es mucho más profundo e interesante cuanto más se acerca a la realidad social que vivimos. Todos los ingredientes políticos de Game Of Thrones también están y además hay minorías maltratadas, gentes diferentes con menos derechos que los demás, como  los elfos, las hechiceras y los magos. Estos se rebelan o huyen. Hay alineamientos peligrosos hacia líderes envenenados, hay gobernantes malos que sin embargo son el único faro posible para un pueblo asediado por el hambre. Hay nuevos líderes que buscan un hueco en un sistema podrido.

Lo mejor y lo peor de Game Of Thrones es su enorme cantidad de personajes importantes. Es complicado sentir empatía por todos al mismo tiempo porque son muy distintos. Esto le da riqueza a la serie pero también provoca un desapego hacia los personajes que no te interesen en absoluto.

Sencillamente a Game Of Thrones le falta un Tony Soprano o un Walter White. En The Witcher tenemos a Geralt de Rivia, el absoluto protagonista de todas las historias. El brujo que mata monstruos por encargo, cuya mayor preocupación es cuidar de Ciri, una niña que adopta y que se convierte en el absoluto amor de su vida. El resto de cosas son el fondo, sus historias de amor, su amistad con sus compañeros brujos, sus encuentros con gobernantes o emperadores y su lucha contra las fuerzas del mal. Todo da igual si Ciri está sana y salva. Una niña de un carisma brutal. Y alrededor de este vínculo gira la historia. Sencillo pero efectivo. El lector de The Witcher adopta a Geralt y a Ciri como si fueran miembros de su familia.

En la película de Jason Reitman, Thank You For Smoking, Aaron Eckhart es el jefe de prensa de una compañía de tabaco y para aumentar las ventas decide ir a Hollywood. En una divertidísima conversación con un productor hablan sobre la imposibilidad de incluir el tabaco debido a la trama y a los personajes. ¿Cómo lo haces? Pregunta el protagonista. El mago, en las películas todo se soluciona con un mago.

Game Of Thrones tiene fantasía, tres dragones, fuego valirio, gigantes, caminantes blancos, lobos supergrandes, brujas y cuando la historia parece estar arrinconada llega la magia. Ha muerto un personaje crucial, pero no pasa nada porque con magia se le revive. Estoy atrapado y sin salida y me van a matar, no pasa nada quemo todo y como por arte de magia ni yo ni mi pelo arden. Solucionado. Game Of Thrones hace muy bien lo de solucionar las tramas con magia.

En The Witcher está constantemente presente el mago. Hay normas, hay leyes y eso la hace muy interesante. No se usa a la ligera y mucho menos para resolver tramas. ¿Y la fantasía? Los libros de Sapkowski están repletos de bestias extrañas, decenas de criaturas a las que Geralt se tiene que enfrentar. Grifos, almas en pena, hombres lobos, insectos gigantes, trolls, demonios, necrófagos y todo lo demás.

Uno de los aportes narrativos de Game Of Thrones es introducir la muerte en las tramas sin importar a quién se lleven por delante. Excepto que sea Jon Snow, claro. Y este recurso es tremendo, engancha pero a la quinta temporada el espectador está sedado.

En The Witcher la muerte tiene presencia, pero la justa y necesaria para alimentar la dependencia del lector. Lo que sí hay en abundancia es sangre, vísceras, decapitaciones, mutilaciones, espadazos y sí, también mucho sexo medieval.

Netflix ha elegido bien, sin duda. Tiene entre manos el material adecuado para desbancar Game Of Thrones del trono de las series.

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