TODOS LOS BOXEADORES REALES QUE CONVIRTIERON A ROCKY EN ÍCONO POP [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]

Desde los que sí fueron acreditados hasta aquel pobre aspirante a los pesos pesados al que Hollywood le robó el alma, esta es la guía completa de referentes en la dura y bella historia del púgil Balboa


Si el Hollywood de los setenta tiene un clásico rodeado por cierta aura de misticismo inapelable, ese es Rocky, la película sobre la que se cuentan todas las historias. En ocasiones, se trata de leyendas destinadas a subrayar su condición de reflejo romántico y espectacular de la propia vida de Sylvester Stallone, por entonces un joven actor en paro a quien le torturaba pensar que nadie le había concedido nunca su gran oportunidad. Del mismo modo que, en la ficción, pocos parecen dar un duro por este italoamericano de luces cortas y gran corazón, se cuenta que la United Artist sólo dejó maniobrar a los productores Robert Chartoff e Irwin Winkler -en aquel momento, empantanados en un más que obvio fracaso comercial como New York, New York (Martin Scorsese, 1977)- a condición de que su presupuesto final no superase el millón de dólares. La película, ganadora de tres Oscar, acabó recaudando más de 225 millones en todo en mundo.

En realidad, el presupuesto de producción acabó siendo de 1.075.000 dólares, a los que hay que añadir la tarifa de los productores (unos 100.000 dólares en total) y la partida de marketing (algo más de cuatro millones). Siguen siendo unas cifras tan austeras que hacen de Rocky un proyecto increíblemente rentable para UA, pero nos indican que deberíamos poner en cuarentena todo lo que sabemos de ella. Por ejemplo, la historia de que el estudio se negaba a que Stallone protagonizase el guión que él mismo había escrito, apostando en su lugar por alguna estrella consagrada -los nombres de Robert Redford, James Caan y Burt Reynolds son los que más suelen salir a colación-. Según Chartoff, esto no fue del todo así: UA no estaba demasiado motivada con la película en primer lugar, luego tenemos que preferían dejar que los productores hicieran lo que quisieran con un presupuesto mínimo antes que llamar a un gran nombre y encarecerlo todo.

De modo que guionista, personaje e intérprete siempre fueron, en realidad, uno solo. El director John G. Avildsen lo conoció durante una jornada de castings para otro proyecto con Winkler y Chartoff. Durante la audición, Stallone (quizá temiéndose lo peor) les dijo: "También escribo". Lo primero que les enseñó fue un borrador titulado Paradise Alley, que finalmente acabaría convirtiendo en su debut como realizador. A los productores les gustó, pero el problema era que otra persona, a la que Sly se refirió más adelante como "un gusano", ya tenía una opción de compra sobre esa historia. Winkler y Chartoff no querían tener nada que ver con él, pero dejaron la puerta abierta a otras ideas que este muchacho pudiese tener en la cabeza. Fue entonces cuando Stallone empezó a escribir Rocky, un proceso que duraría exactamente tres días y medio.

Por supuesto, esta chispa de inspiración frenética no surgió de la nada, sino que tuvo sus raíces en varias historias reales. La primera y principal de ellas fue un combate que Sly había visto hacía pocas semanas en un cine de Los Angeles, pero no fue la única. Las páginas de Rocky estaban salpicadas de anécdotas pertenecientes a un puñado de boxeadores legendarios, aunque sólo uno de ellos salió perdiendo con el proceso de creación de esta fábula cinematográfica sobre la persistencia del Sueño Americano. Es de justicia empezar por él.


Chuck Wepner

El combate para el que un Stallone más misio que nunca logró reunir hasta el último centavo que le quedaba (o eso contó más adelante) fue Ali vs. Wepner, celebrado el 24 de marzo de 1975 en el Richfield Coliseum de Ohio. El aspirante ya acudía a este campeonato de los pesos pesados con su mote, The Bayonne Bleeder, más que establecido, pero eso no significa que el respetable estuviese preparado para contemplar lo que contempló aquella noche: durante quince interminables asaltos, este mastuerzo de New Jersey consiguió lo imposible para alguien como él. Incluso tumbó en una ocasión al Mejor De Todos, por el amor de Dios. Si sabes algo de boxeo, sabes lo que significa la frase "going the distance". Wepner no llegó a hacerlo del todo aquella noche, pero dejar con la boca abierta a todo Estados Unidos es un buen segundo premio.

Es evidente que Cassius Clay no había entrenado lo suficiente para lo que percibía como una simple broma de Don King, así como que su caída en el octavo round se parece demasiado a un tropezón como para contar a Wepner como el tercer hombre capaz en la Historia de hacerle eso al campeón de campeones. Pero Wepner estaba más que satisfecho por haberle demostrado a todo el mundo que no era "simplemente otro vago del barrio". En aquel cine de California, Stallone estaba boquiabierto: "Estoy seguro de que ese momento (resistir hasta el decimoquinto con Ali) significó más para él que cualquier dinero que le pagasen por el combate, pues ahora había recorrido el círculo completo. Esa es la razón por la que se estuvo entrenando durante 34 años. Me dije a mí mismo: 'Esto es drama. Ahora lo único que tengo que hacer es llevar a un personaje hasta ese punto y tendré mi historia'".

Rocky no es un biopic del Bayonne Bleeder en sentido estricto, pero había que estar ciego para no establecer ese paralelismo a mediados de los setenta. Cuando, poco después de su estreno, Wepner fue a ver la película a una sala de New York, todo el mundo acabó coreando su nombre de pila al final. En un primer momento, el tipo no se lo tomó del todo mal: pidió conocer a Stallone personalmente, lo consiguió, decidió que le caía bien y le agradeció haber inmortalizado, de alguna manera, su proeza. Incluso se habló de un pequeño papel para Chuck en Rocky II (Stallone, 1979), pero él mismo reconoce que su prueba de cámara fue un completo desastre. Con todo, Sly prometió volverlo a llamar si alguna vez surgía algo para él.

Wepner fue arrestado por tráfico de cocaína en 1985. Tras cumplir su sentencia, se enteró de que Stallone había estado rodando una película, Cop Land (James Mangold, 1997), en Edgewater, a muy escasos metros de su querida Bayonne. ¿De verdad no podía haberlo llamado para un cameo? ¿O, como mínimo, acercarse a tomar un café a la casa del hombre a quien, a sus ojos, le debía su carrera? Más bien, el ex-boxeador acabó denunciando al cineasta en 2003, pero los abogados de ambas partes llegaron a un acuerdo extrajudicial por una suma no especificada.


Joe Frazier

Este pionero en la lucha por la credibilidad afroamericana dentro del mundo del boxeo -para saber el nivel de racismo que existía antes de la trinidad formada por Patterson, Liston y Clay, sólo hace falta leer King of the World, de David Remnick- tuvo, al menos, un cameo estelar dentro de la película. Fue la manera en que los productores consideraron que quedaría saldada su deuda con él, en concreto por dos momentos que pasaron a convertirse en icónicos: el entrenamiento con los trozos de carne congelada y, por supuesto, la subida de las escaleras.

Frazier recordaba en una entrevista para The Guardian que nace de sus días trabajando en un matadero en Filadelfia. "Yo era el tipo del desagüe. Mi trabajo consistía en asegurarme de que la sangre se fuera por allí. Pero a veces, por la mañana temprano, me bajaba a la gran cadena de carne y trabajaba en mi gancho. Así es cómo Stallone sacó esa idea para Rocky, del mismo modo que usó la historia sobre cómo me entrenaba subiendo las escaleras del museo en Philly. Pero nunca me pagó por nada de mi pasado. Lo único que tuve fue un papel visto y no visto. Rocky es una historia triste para mí".


Rocky Marciano

Para empezar, está el tema del nombre. Rocco Francis Marchegiano también se parecía a su homónimo de la ficción en algo fundamental: una vez que se subía al ring, no paraba hasta conseguir lo que quería. Da igual cuántos golpes encajara, porque Marciano iba a seguir ahí hasta que él o el estadio colapsasen. Lo que viniese antes, en realidad.


Uno de sus grandes combates tuvo lugar, precisamente, en Philadelphia, donde este aspirante de 29 años había parado en su carrera hacia el cinturón de los pesos pesados. Sólo que en aquel momento sólo él, un fanfarrón por naturaleza, sabía que había alguna carrera, pues el campeón no se lo iba a poner nada fácil. Jersey Joe Wallcot, diez años mayor que Marciano, lo derribó en el primer round, como dándole una especie de consejo: "Deja de ilusionarte, muchacho". La tónica se mantuvo durante once asaltos más, hasta que Rocky hizo algo tan inesperado como dejar KO al ya-no-tan rey de los pesos pesados. Desde entonces, su nombre fue sinónimo de grandeza en este deporte, aunque es probable que Stallone tuviese a otro Rocky en mente.


Rocky Graziano

Su turbulenta vida ya había inspirado una novela, Somebody Up There Likes Me (1955), que a su vez sirvió de base para la película homónima de Robert Wise de 1956. Se trata de uno de los grandes dramas pulgilísticos previos a Rocky, luego no parece descabellado que Sly lo tuviese en cuenta a la hora de escribir el guión. Por supuesto, el expediente criminal de Graziano no tiene nada que ver con la conducta impoluta de Balboa, pero hay un aspecto de Somebody Up There Likes Me (y, por tanto, de la biografía que lo inspiró) que sí pudo haber servido de inspiración directa para Stallone: la relación entre el protagonista, encarnada por Paul Newman, y Norma (Pier Angeli). Si tuviéramos que apostar por una inspiración directa de la pareja Rocky/Adrian (Talia Shire), sin duda estaría en el clásico de Robert Wise.


Cassius Clay

El rumor era que al Rey del Mundo no le había sentado demasiado bien el personaje de Apollo Creed, basado obviamente en él. De hecho, la primera opción de UA para interpretarlo fue Ken Norton, un boxeador real que había luchado (y perdido) tres veces con Ali. Cuando Norton decidió que el proyecto le venía un poco grande, los productores decidieron apostar por alguien con formación previa como actor, pero eso no fue lo que acabó haciendo que el ex-jugador de la NFL Carl Weathers se acabase llevando el papel, sino más bien el hecho de que se atreviese a criticar la manera de actuar de Stallone durante su casting. Sólo a él y a Ali se les ocurriría hacer algo semejante.

De modo que la gente acaba viendo a Weathers disfrazado de George Washington y el Tío Sam en Rocky, lo que les lleva a pensar que algún campeón especialmente temperamental debe de estar un tanto molesto con la película. En la ceremonia de los Oscar de 1977, Ali aparece por detrás de Sly sin previo aviso y le pide explicaciones por haberle robado su película. En la retransmisión podemos ver cómo algunos famosos del público están a punto de perder la cabeza, pero todo era un sketch ensayado por ambos: en realidad, Ali no tenía ningún problema con Rocky. Y Stallone no puede contener su entusiasmo por estar en presencia de una leyenda, así que aprovecha el final de su numerito para darle personalmente las gracias. Si sólo hubiera hecho lo mismo con Wepner y Frazier.

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