[CRITICA] ‘VIEJOS AMIGOS’: VIEJOS AMIGUIS Y AMIXERS FOREVER
Por: www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas
Un tridente ofensivo o, mejor dicho, que fue tremendamente ofensivo allá por la década de los sesenta (por lo menos en la ficción) y del cual ahora sólo quedan rezagos de lo que alguna vez fue, es el protagonista de esta producción pensada para el público local y, de haber suerte, nos daremos el gusto de que algún extranjero que la vez en cualquier parte del planeta se sienta inspirado en hacer su propia versión, ya que ésta sólo funciona en su esplendor para el medio propio.
Por ofensivo me refiero a lo verdaderamente ofensivo que representa el accionar de sus roles. Los papeles protagónicos no se parecen en nada al cliché ya visto y recontra gastado de las comedias peruanas. Pero, antes de hablar de papeles voy a lanzar mi primera queja cinematográfica: ¿Qué es lo que vi? En esta pregunta se transformó lo que antes ya tenía resuelto. “Voy a ver una comedia” era mi discurso principal antes de entrar a la sala, pero en el camino se fue transformando en un gran signo de interrogación en mi cabeza y así es como salí caminando de la misma sala a la que entré con todo claro. ¿Qué es lo que vi? ¿Vi acaso una comedia? Más me pareció un drama. ¿Vi un drama? Pero yo había venido a ver una comedia. ¿Me estafaron? El trailer me ofrecía una comedia que parecía de un nivel superlativo al mostrado en los últimos años en el cine peruano (ya que Ricardo Blume volvía a actuar aquí después de mucho tiempo). Pero, ¿qué pasó? Hasta ahora me sigo preguntando lo mismo y parece que no va a haber respuesta. Tal vez haya que resignarse y dejarse llevar por la película y no encasillar nada. No sé.
Los papeles protagónicos no son clichés y eso ayuda a disfrutar de la película que se hizo un poco larga. No es culpa del tiempo, es porque tiene escenas que debieron ser borradas o, en su defecto, debieron ser realizadas de diferentes maneras. Un tipo hablando en una cantina difícilmente nos va a hacer poner los dos codos al hombro y apoyar la quijada en las palmas de las manos para ponernos a escuchar una historia que no conocemos, ni hemos pedido conocer, ni nos interesa. Estamos en un cine y hemos entrado a ver una historia y para que un personaje de esa historia nos cuente otra historia (encima verbalmente y sin imágenes)… ¡diablos! Vas a tener que hacer que nos interese escuchar esa historia. No nos puedes poner a un personaje a hablar sobre su vida, así como así, nada más, gratuitamente, por más Ricardo Blume que sea. La secuencia del estadio y la bronca con los barristas falla porque el espectador no sabe por qué diablos Ricardo Blume se molesta cuando los barristas empiezan a cantar el himno de Sport Boys. Uno se queda con la pregunta: ¿Me perdí de algo? ¿Tanto me demoré en comprar la canchita? ¿Es verdad que cuando aspiro la Coca Cola por el sorbete no atiendo lo que sucede a mí alrededor? ¿Qué pasó? ¿Por qué este viejo se molesta cuando cantan el himno de su equipo de fútbol si más bien debería de alegrarse de que lo están cantando a viva voz? La respuesta a estas preguntas debe estar en alguna butaca abandonada del cine porque en mí no está ni por asomo. Y, encima de todo, la explicación que da luego (que no debió haber sido lanzada luego sino antes para evitar todos estos problemas) no dice la razón por la cual se molesta tanto. [SPOILER] Porque, ¿qué culpa tienen los barristas de que un amigo haya traicionado al viejo? ¿El viejo está loco? ¿No se controla? [FIN DEL SPOILER] Una falla que hace que ya no se sepa qué más decir.
Por estas cosas expuestas hacemos la idea de que el personaje de Blume es un viejo que en realidad es un niño. Perfectamente construido no tiene carencias en actuación, sino en guión. Sus escenas no fallan en nivel interpretativo ni visual, sino en nivel de guionización y de puesta en escena. Hay una escena, por ejemplo, en la que él llega a la casa de una vieja con la lata de galletas en las manos, en las que él tiene el polvo en el que se ha convertido el cadáver de su amigo muerto. Blume queda despistado y se pone a ver los retratos viejos de la casa y la vieja le pide permiso para usar la “arena” que tiene en su lata para rellenar la caja de arena en la que caga su gato. Blume acepta pero de una forma en la que parece hacerlo despistadamente pero que lleva al público también a despistarse con él, porque luego [SPOILER] se da cuenta de que la vieja está tirando la arena en la caja con caca de gato y se la quita y se va corriendo. Hubiera sido un buen chiste, pero tenía que quedar claro desde el principio que Blume no quería dejar un poco de las cenizas de su amigo en esa casa. Si durante toda la película anduvo dejando un puñado de cenizas por todos los sitios donde su amigo anduvo cuando estaba vivo, era lógico pensar que iba a dejar un poco ahí también. Pero el chiste se confunde y no se sabe qué hacer [FIN DEL SPOILER].
Y así muchas cosas quedan en el aire sin respuesta y así no se puede desarrollar un cuento que se recuerde con simpatía. El no saber qué se ha visto y qué ha sucedido crea incomodidad. ¿Qué le pasa a Blume por la cabeza cuando ve a una chica bailando en la discoteca? ¿Sufre alucinaciones? ¿Son esas alucinaciones las que hizo que se enfade tanto en el estadio? Parece que sí ya que demanda denunciar el asesinato de su amigo a manos de la esposa de éste, pero, el problema se acrecienta porque la esposa no nos dice nada nunca. No sabemos si en verdad Blume tiene razón o no… mucha, mucha incomodidad.
Otra de las falencias es la forma en que parece que se quiere hacer reír. ¿El director pretende que la gente se ría del Alzheimer de un viejo? Este… bueno… he… ¡qué dilema!… tal vez algunos se rían, otros no… ¿y si uno se ríe y el del costado se molesta? Acá si vale la pena la interjección: ¡Asu mare, en qué lío te has metido! Bueno, vamos a decir que esto es parte de la innovación que se quiere implantar. Innovar nunca está de más. Le puedes atinar o no, pero, no es buena idea (nada buena) el meter más incomodidad a donde ya hay de sobra. Miremos las comedias americanas de las cuales podemos aprender mucho y que también usan las edades de los artistas para hacer buenísimas producciones. ‘Last Vegas’ usa los chistes de viejos pero, prácticamente, podemos decir que es una comedia juvenil. Ahora que me pongo a pensar… ¡Sí, rayos, sí lo es! Si cambiamos a todos los personajes de ‘Last Vegas’ y los hacemos adolescentes, ¿no serían acaso los mismos problemas que usaríamos para la trama del filme? No sería nada difícil hacerla con adolescentes. ¿Y, acaso, no nos moriríamos por sentarnos con De Niro en un bar a que nos cuente las historias de estos viejos en sus juventudes? ¿Por qué no nos sucede lo mismo con ‘Viejos Amigos’? Por lo menos acá sí tenemos una respuesta: El guión.
Y así hay más cosas como [SPOILER] la entrada de Mayra Couto (que si esto fuera un partido de fútbol todos los comentaristas se interrogarían: “¿A qué entró Mayra Couto?”). Se pudo hacer reflexionar a Enrique Victoria sobre su juventud de muchas maneras. Hay tantas opciones pero parece que se escogió esta para meter a una figura conocida de ‘Al Fondo Hay Sitio’ a como dé lugar. Otros: La pregunta sobre dónde quedó el carro de Enrique Victoria, por qué el personaje de Carlos Victoria no sabía que se habían robado las cenizas, a donde se fueron los barristas luego de robar la bandera… ¡Dios!, ¿para qué roban la bandera del Chalaco? O sea, se supone que roban la bandera para que algo suceda en la historia, ¿no? Pero, luego… ¡Asu!, y así, etc, etc, etc. [FIN DEL SPOILER]
Los elogios van a caer de todas maneras a las interpretaciones. Gassols, Blume y Victoria hacen toda la película. ¿Por qué no notaron las falencias de guión al leerlo? Parece ser una pregunta que nunca será respondida. Pero, nada de qué quejarse porque los tres pagan la entrada entera. Verlos actuar y hasta solamente verlos ponerse frente a la cámara es una experiencia educativa. Sí parecen más viejos que en la vida real. Se mueven peor que en la vida real. Ojalá la película no hubiera sido tan localista. Alguien que no sabe la historia del Sport Boys y del Atlético Chalaco o alguien que no sabe quién era el ‘Chueco’ no la va a disfrutar en todo su esplendor (¿sabes quién era ‘El Chueco’?). Peor, todavía, alguien a quien no le gusta el fútbol. ¡Uy!, ese sí que la puede pasar muy mal. O, peor todavía, alguien que no sabe qué es el Callao y qué representa esa Provincia Constitucional para sus habitantes (o sea, alguien que no sabe qué es el “rioba”).
La película no es nada mala. Sería mejor si fuera más corta (no llega a las dos horas, pero igual, sería mejor si fuera más corta). Es recomendable para todo estudiante de actuación e ideal para verla en familia. Hay íconos que se recordarán luego de verla como la caja de galletas, las frases del guión (sí, algunas son buenísimas) o el carro pintarrajeado.
Lo bueno: Ricardo Blume. Carlos Gassols. Enrique Victoria. La construcción de personajes. Las frases. Las inesperadas situaciones que se desatan por el atino de no haber construido personajes predecibles.
Lo malo: Los personajes que quedan en el aire. El ritmo, por ratos. Tragicomedia que no es ni tragedia ni comedia. La dirección de arte (camisetas del Boys todas nuevas y del mismo logo y conseguidas en la misma tienda… WTF??? ¿Nunca han estado una tribuna popular con una barra brava?).
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