¿DE QUÉ SE TRATA REALMENTE LA SAGA DE STAR WARS? [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]

¿Por qué todavía amamos esta saga? ¿Cómo hemos cambiado desde que la vimos por primera vez?


Es absolutamente impensable que toda una generación (la nuestra) no sienta una escalofrío en la espalda cada vez que escuchamos el sonido de un sable láser. ¡Bzzzmmm, bzzzzmmmm! Emoción, pelos como escarpias, el pálpito de un niño (otra vez, cada vez, cada maldita vez) a punto de entrar en una sala de cine, las primeras páginas de un comic y el olor de las palomitas todavía crepitando entre los brazos. El corazón, a punto de estallar.

Ese calambre es la emoción desnuda y primigenia de quien se enfrenta a una obra sin prejuicios, sin distancia y sin cinismo: sólo la pantalla y alguien dispuesto a entregarse (sin coartadas) por completo a lo que allí está pasando -¿no debería ser esa la forma de entregarnos a todo?-. Las primeras veces con tu padre, probablemente la segunda vez (aquellos reestrenos de la trilogía original en el 97) fue con los mejores amigos de la adolescencia y de la mano de tu pareja estos días, en el estreno de Rogue One: A Star Wars Story. Quizá el Episodio IX, previsto para el 2020 y dirigido por Colin Trevorrow, sea con tu hija.

¿Las razones de esta entrega? Decenas, y no hay duda de que cada uno guarda las suyas bajo llave, en el cajón de las cosas que importan. También para el desencanto que tal vez no tiene tanto que ver con Jar Jar Binks (obvio que todos lo matábamos a palazos) ni con el efectismo vacuo de J.J. Abrams, sino con algo infinitamente más insignificante: los midiclorianos. Esas "formas de vida microscópica que residen en todas las células vivas, formas de vida que viven juntas para beneficio mutuo. Sin los midiclorianos, la vida no existiría y tampoco conoceríamos la Fuerza. Ellos nos hablan continuamente, comunicándonos la voluntad de la Fuerza". Pues bien, resulta que Anakin Skywalker es El Elegido sencillamente porque tiene un huevo de midiclorianos chapoteando en su organismo… "Se sale de las tablas... ¡Más de veinte mil! ¡Ni el Maestro Yoda tiene un nivel midicloriano tan elevado!".

Y con esta sencilla explicación de Qui-Gon a Obi Wan en el Episode I: The Phantom Menace, George Lucas despedaza el verdadero espíritu de Star Wars, La Fuerza. "Mi aliada es la Fuerza y una poderosa aliada es. La vida la crea, la hace crecer. Es una energía que nos rodea y nos une. Seres luminosos somos, no burda materia. Debes sentir la Fuerza a tu alrededor: aquí, contigo, conmigo, entre el árbol y la roca… en todas partes".

La Fuerza, el corazón espiritual de Star Wars y el más poderoso aliado de todo caballero Jedi. Todos recordamos el entrenamiento de Luke en el planeta Dagobah a las órdenes de Yoda porque en realidad éramos nosotros (el niño que somos) quien escuchaba cada lección del gran maestro Jedi: "La fortaleza de un Jedi fluye de la Fuerza. Pero cuidado con el lado oscuro: Ira, temor, agresión; de la Fuerza del lado oscuro son". Todos podíamos soñar con ser Jedis (¿quién no se concentró muy fuerte mirando fijamente un lápiz?), porque "los poderes" de esos caballeros no dependían de una jodida bendición genética, sino de nuestro coraje.

La Fuerza, el Nirvana Budista o la paz de un Samurái. ¿Podemos nosotros salvarnos a nosotros mismos? Bueno, si uno mismo no puede salvarse, ¿quién más podría hacerlo? Pero lo seguro es que sólo tú puedes salvarte de ti mismo, porque todo sucede en tu interior. Los demonios y las luces, lo más doloroso y lo más radiante, todas las batallas (las importantes) estallan en la trinchera de tus emociones. Nos lo recuerda Yoda: "Abandonarte la Fuerza no puede. Constante ella es. Si encontrarla no puedes, en tu interior y no fuera deberás mirar".

Star Wars no es una saga sobre conflictos estelares, Halcones Milenarios o princesas bastardas; ni siquiera una historia sobre la redención o la madurez. Es tan sólo la historia (eterna) del único viaje que realmente haremos: el del bien contra el mal. El de saber quién eres, de dónde vienes y hacia qué planeta de mierda vas.

Así que no se sabe si Rogue One será una cuña más en la historia de este desencuentro. Quizá la olvidemos para siempre y Star Wars se convierta en otro parque de atracciones de Walt Disney. Quizá. Lo que sí es seguro es que todavía nos emocionamos ante Luke Skywalker y el sonido de un sable láser.

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