TOM FORD SE PREPARA PARA LOS OSCAR CON NOCTURNAL ANIMALS: ¿YA PODEMOS LLAMARLO DIRECTOR DE CINE? [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]
A pesar de que su primer largometraje, A Single Man, recibió nominaciones a los Oscar, los Globos de Oro y ganó un Bafta y dos premios en Venecia, parece que, incluso ahora que ya estrena su segunda película, continúan las dudas sobre si al famoso diseñador ya se le puede llamar director de cine
"Lo que ella recuerda ahora no es tanto la felicidad como los lugares en los que fue feliz. La felicidad es intangible, el espacio la hace visible". La reflexión aparece en el libro 'Tony and Susan' (Austin Wright, 1993), del que nace la adaptación de Nocturnal Animals, la segunda película de Tom Ford. Es una frase que resume bastante bien todo: vamos a quedarnos, aunque sea por una vez, con lo que podemos tocar y medir.
A Single Man (2009) fue la primera película de Ford y era justo eso. Absolutamente perfecta, estética, medida, pulida. La verdad, fue mucho más disfrutable de lo que cualquiera podía esperar de un diseñador de moda por primera vez tras la cámara. Pero al salir del cine, unos minutos después, tras la cena quizá, apenas y recordabas de qué se había tratado todo. Colin Firth sufría mucho, creo. Pero el ratito de impactos visuales no te lo quitaba nadie. Y no es poco. La sensación del protagonista abrazando la soledad quedó en la neblina; pero... ¡qué tal chompa de angora la de Nicholas Hoult! ¡Y esas camisas nuevas en el cajón!
Su debut desactivó las críticas pero parece que, incluso ahora que ya estrena su segunda película, las dudas continúan. ¿De verdad este señor con la camisa abierta hasta el esternón dirige algo? Pues sí. La prensa ha tenido la oportunidad de hablar varias veces con Edu Grau, que trabajó como director de fotografía en A Single Man, y su respuesta es clara: "Tom Ford sabe mucho de cine". Este cinematógrafo cuenta siempre que Ford tiene "muchas referencias visuales, secuencias de otras películas, fotos de los años 60 que mezcla con otras contemporáneas" sobre las que le gusta trabajar; que escucha bien a sus compañeros y se dejó aconsejar por él; que cuando está cómodo, el diseñador es "muy gracioso" y siempre se muestra amable. Estaba presente y lo medía todo. Se remangó la camisa (probablemente se dejaría el chaleco puesto) y trabajó la película. Supervisó todo el vestuario. Es así.
"Le interesa mucho todo el proceso de hacer cine", dijo también el director de fotografía a la prensa sin perder el tiempo, "creo que A Single Man es una película con entidad propia; donde no llegaba su conocimiento técnico, él aplicaba su gusto personal". Tom Ford supo rodearse de profesionales excelentes, sí, pero tampoco dudó nunca de sus propias posibilidades. Ya en 2008 Ford reconoció que quería conseguir algo más en la vida que diseñar unos cuantos vestidos. El cine estuvo ahí siempre. "Trabaja muchísimo, durmiendo poco y mejorando continuamente las ya de por sí buenas ideas que acumula", según la experiencia de Grau. La cinta recibió nominaciones a los Oscar y los Globos de Oro, y ganó un Bafta y dos premios en Venecia.
Es cierto que lo suyo no es como la última de Woody Allen, por poner el ejemplo de una historia que sacrifica lo que ves para poder llegar mejor a lo que te pone el estómago blando. Los vestidos de Café Society son preciosos, sí, ¿pero acaso lo que te queda dentro no es el agujero que se abre al darte cuenta de que en la vida no siempre se consigue todo? ¿Que la vida pasa, la gente a nuestro alrededor pasa, y nosotros tenemos que seguir? Ford no genera ninguna de esas dudas… pero consigue otras cosas. Pero, no es fácil hacer algo estético. Es como cuando preguntan: "¿Tus tatuajes tienen un significado o son sólo por estética?". ¡Cómo si la estética no fuera ya un mensaje!
La suya, que bebe de Dupré-Lafon, Franz Kline o Halston, por nombrar referentes de distintos ámbitos creativos, es tremendamente reconocible desde que en 1994 relanzara Gucci. Pasó por Yves Saint Laurent, creó su marca de ropa para hombre (gafas, perfumes, luego moda) y presentó poco después colecciones para mujer. Inventó eso que llamaron 'porno-chic' y ha sido de los primeros en apuntarse el see now - buy now, cambiando el sistema de presentación y venta de sus colecciones. Su ropa para hombre -un punto de los 70s, el sexy de la era disco, el macho suave, la chaqueta abotonada y un poco más larga, ya saben- no descubre nada nuevo. Pero es perfecta.
Su último filme cuenta la historia de una mujer (Amy Adams) que después de rehacer su vida sentimental recibe una novela de su ex marido (Jake Gyllenhaal). Aunque no esperamos un mensaje maravillosamente complejo (o sí, porque la venganza, base argumental de la película, suele tener un encaje lírico maravilloso), el propio Ford defiende que esconde cierta crítica al materialismo, reflejada en la necesidad extrema de rodearse de cosas bellas que tiene la protagonista. Suena bastante ácido viniendo de alguien como Ford.
Sea como sea, seguro que la película, como su ropa, como su vida, será 100% Tom Ford. La meta de Ford siempre es la belleza. Y crear un producto hermoso, aunque a veces la perfección se pierda en la asepsia, no es poca cosa.
"Lo que ella recuerda ahora no es tanto la felicidad como los lugares en los que fue feliz. La felicidad es intangible, el espacio la hace visible". La reflexión aparece en el libro 'Tony and Susan' (Austin Wright, 1993), del que nace la adaptación de Nocturnal Animals, la segunda película de Tom Ford. Es una frase que resume bastante bien todo: vamos a quedarnos, aunque sea por una vez, con lo que podemos tocar y medir.
A Single Man (2009) fue la primera película de Ford y era justo eso. Absolutamente perfecta, estética, medida, pulida. La verdad, fue mucho más disfrutable de lo que cualquiera podía esperar de un diseñador de moda por primera vez tras la cámara. Pero al salir del cine, unos minutos después, tras la cena quizá, apenas y recordabas de qué se había tratado todo. Colin Firth sufría mucho, creo. Pero el ratito de impactos visuales no te lo quitaba nadie. Y no es poco. La sensación del protagonista abrazando la soledad quedó en la neblina; pero... ¡qué tal chompa de angora la de Nicholas Hoult! ¡Y esas camisas nuevas en el cajón!
Su debut desactivó las críticas pero parece que, incluso ahora que ya estrena su segunda película, las dudas continúan. ¿De verdad este señor con la camisa abierta hasta el esternón dirige algo? Pues sí. La prensa ha tenido la oportunidad de hablar varias veces con Edu Grau, que trabajó como director de fotografía en A Single Man, y su respuesta es clara: "Tom Ford sabe mucho de cine". Este cinematógrafo cuenta siempre que Ford tiene "muchas referencias visuales, secuencias de otras películas, fotos de los años 60 que mezcla con otras contemporáneas" sobre las que le gusta trabajar; que escucha bien a sus compañeros y se dejó aconsejar por él; que cuando está cómodo, el diseñador es "muy gracioso" y siempre se muestra amable. Estaba presente y lo medía todo. Se remangó la camisa (probablemente se dejaría el chaleco puesto) y trabajó la película. Supervisó todo el vestuario. Es así.
"Le interesa mucho todo el proceso de hacer cine", dijo también el director de fotografía a la prensa sin perder el tiempo, "creo que A Single Man es una película con entidad propia; donde no llegaba su conocimiento técnico, él aplicaba su gusto personal". Tom Ford supo rodearse de profesionales excelentes, sí, pero tampoco dudó nunca de sus propias posibilidades. Ya en 2008 Ford reconoció que quería conseguir algo más en la vida que diseñar unos cuantos vestidos. El cine estuvo ahí siempre. "Trabaja muchísimo, durmiendo poco y mejorando continuamente las ya de por sí buenas ideas que acumula", según la experiencia de Grau. La cinta recibió nominaciones a los Oscar y los Globos de Oro, y ganó un Bafta y dos premios en Venecia.
Es cierto que lo suyo no es como la última de Woody Allen, por poner el ejemplo de una historia que sacrifica lo que ves para poder llegar mejor a lo que te pone el estómago blando. Los vestidos de Café Society son preciosos, sí, ¿pero acaso lo que te queda dentro no es el agujero que se abre al darte cuenta de que en la vida no siempre se consigue todo? ¿Que la vida pasa, la gente a nuestro alrededor pasa, y nosotros tenemos que seguir? Ford no genera ninguna de esas dudas… pero consigue otras cosas. Pero, no es fácil hacer algo estético. Es como cuando preguntan: "¿Tus tatuajes tienen un significado o son sólo por estética?". ¡Cómo si la estética no fuera ya un mensaje!
La suya, que bebe de Dupré-Lafon, Franz Kline o Halston, por nombrar referentes de distintos ámbitos creativos, es tremendamente reconocible desde que en 1994 relanzara Gucci. Pasó por Yves Saint Laurent, creó su marca de ropa para hombre (gafas, perfumes, luego moda) y presentó poco después colecciones para mujer. Inventó eso que llamaron 'porno-chic' y ha sido de los primeros en apuntarse el see now - buy now, cambiando el sistema de presentación y venta de sus colecciones. Su ropa para hombre -un punto de los 70s, el sexy de la era disco, el macho suave, la chaqueta abotonada y un poco más larga, ya saben- no descubre nada nuevo. Pero es perfecta.
Su último filme cuenta la historia de una mujer (Amy Adams) que después de rehacer su vida sentimental recibe una novela de su ex marido (Jake Gyllenhaal). Aunque no esperamos un mensaje maravillosamente complejo (o sí, porque la venganza, base argumental de la película, suele tener un encaje lírico maravilloso), el propio Ford defiende que esconde cierta crítica al materialismo, reflejada en la necesidad extrema de rodearse de cosas bellas que tiene la protagonista. Suena bastante ácido viniendo de alguien como Ford.
Sea como sea, seguro que la película, como su ropa, como su vida, será 100% Tom Ford. La meta de Ford siempre es la belleza. Y crear un producto hermoso, aunque a veces la perfección se pierda en la asepsia, no es poca cosa.
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