EL SPIDER-MAN DE CAPTAIN AMERICA: CIVIL WAR ES LA ENCARNACIÓN DEFINITIVA DEL PERSONAJE [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]
Unos minutos en pantalla de Tom Holland bastan para devorarse las cinco películas de Andrew Garfield y Tobey Maguire
Había buenas sensaciones sobre el regreso a Marvel de Spider-Man. Y tras ver Civil War el Fan Page Actores, Directores y Guionistas de Latinoamérica te confirma que Tom Holland es Spider-Man, y nadie como su casa madre ha sabido entender a su personaje más querido.
Tenemos varias razones para justificar que su aparición durante un segmento de la película es el mejor Spider-Man que hayamos visto -y de los mejores de la película-, y que esta vez sí se justifica empezar de cero. Ah, y están libres de spoilers hasta donde nos es posible:
1. TIENE LA EDAD PERFECTA
Tobey Maguire y Andrew Garfield nunca resultaron del todo creíbles como chiquillos enratonados de instituto. El Peter Parker de Holland es un chibolito nervioso (el actor tiene hoy 19 años), con todos los tics de la pubertad y la sensación, desde el primer segundo, que un muchachito así, con un traje y unas redes, se está metiendo en algo que no alcanza a comprender.
Tobey Maguire tenía 27 añazos cuando aporreaba la puerta del autobús de su instituto de Queens. Andrew Garfield rozaba la treintena cuando le picó la araña. Holland lo tiene fácil para mostrar la actitud perfecta: esa para la que todos los adultos disfrazados son tan viejos como el Capitán América.
2. NO LA TIENE FÁCIL
El Peter Parker de Garfield era demasiado guapo y cool como para que nos resultase creíble que fuese el lornita del instituto. Maguire, incluso caracterizado y con esa cara de buena gente, tenía pinta de que podía barrer el suelo con cualquier repitente. Holland, en su primera aparición, tiene pinta de niño símbolo de campaña sobre el bullying escolar. Es la esencia del personaje: un pobre adolescente al que en sus peores años le cae la lotería de tener superpoderes y no se vuelve insoportable. El primer acto heroico de Spider-Man, como concepto, es no derribar el instituto con todos los matones dentro. Eso lo transmite bien Holland.
3. ADIÓS AL TÍO BEN
Esto, por favor, que en Sony y Marvel se lo tatúen con hierros candentes para Homecoming: no hace falta contar el origen otra vez. Con los personajes del comic pasa una cosa: su origen se podía resumir en un parrafito de cada historieta mensual. No hace falta contar por qué les pasa lo que les pasa, menos en un universo cinematográfico en el que ya existen gigantes verdes, dioses alienígenas con martillos y gente de la Segunda Guerra Mundial que no envejece.
Civil War pasa de puntillas sobre el origen de Spider-Man y sus motivaciones antes de soltarle a tirar telarañas. No hace falta. Y hace que cada minuto suyo sea mejor todavía.
4. EL PUNTO DICKENSIANO: LOS SUPERPODERES NO SOLUCIONAN NADA
Si Spider-Man se convirtió en la esencia de Marvel es porque nunca había habido un héroe así. Un muchacho huérfano de 15 años pierde a su padre adoptivo, en su casa nunca llegan a fin de mes... y sus poderes tampoco resuelven nada: no puede ganarse la vida con ellos (si obviamos la parte de sacarse fotos a sí mismo como freelance mal pagado), los medios lo consideran una amenaza para la sociedad, agarra gripes por ir en leotardos, pierde amigos y parejas... La "Suerte Parker", una de las temáticas del comic, está muy bien traducida aquí. Spider-Man es una persona extraordinaria, pero la vida no le sonríe ni siquiera cuando se esfuerza en hacer lo correcto.
Sin desvelar nada, la presentación del personaje deja claro que el dinero no sobra en casa de la Tía May -una Marisa Tomei estupenda como MILF- y, aún así, se lo toma todo con la mejor voluntad y esperanza posibles. Es un Spider-Man para arrojar en la cara de cualquier adolescente que llore por no poder tener un iPhone dorado último modelo.
5. ES UN BOCAZAS
Con Maguire nunca funcionó un superpoder muy característico de Spider-Man: poner de los nervios a rivales y aliados hablando hasta por los codos. La bromita-arácnida, marca de la casa, sí tuvo algo más de vida en manos de Andrew Garfield. Pero no estábamos viendo a Spider-Man, sino a su Peter Parker, que era igual de graciosillo, disfrazado. El Spider-Man de Civil War es un pulpín que se ha metido en un culebrón de adultos muy serios y la única forma de no estallar de los nervios es soltarlo todo por la boca. Igual que en las historieta originales. ¡Y qué bien funciona!
6. ES UN NOVATO EN MARVEL...
En su regreso al Universo Cinematográfico Marvel, Spider-Man es el primer superhéroe "casero". La cronología de Civil War es pareja a la de la vida real: Iron Man lleva "ocho años en activo", y Spider-Man es alguien de quien se habla en Internet porque hace pocos meses que "apareció". Es decir: en Civil War están hablando de la evolución de las negociaciones con Sony. ¿Pasará algo parecido si algún día los Fantastic Four o los mutantes X-Men vuelven al redil?
7. ...AL QUE HAY QUE VERLO CRECER
En una de sus primeras aventuras, Spider-Man iba a "pedir trabajo" a los Fantastic Four, que le dejaban claro lo verde que todavía estaba. Spidey era un chibolo pulpín en un mundo de adultos, todos científicos o empresarios de éxito (Tony Stark, , Bruce Banner...) y en Civil War ocupa ese papel. Los Avengers ya han salvado el mundo dos veces, SHIELD ha caído, los países debaten sobre si regular a los superhéroes... Y un pulpín de 15 años se lanza a la aventura. Si respetan esa esencia en Homecoming, podemos tener la mejor película del personaje, y el dulce punto de cruce entre los justicieros urbanos y cercanos de Netflix con Los Avengers, más preocupados de asuntos globales.
8. ES IMPOSIBLE QUE NO TE CAIGA BIEN
Robert Downey, Jr. se ha rendido tanto a sus encantos que aparecerá como Tony Stark en Homecoming (nuestra teoría es que es una forma de pagar el favor del casting de su amiga íntima Marisa Tomei). Pero en los poquitos minutos en los que aparece interactuando con toda la plana de Civil War, el pequeño trepamuros se mete a todos en el bolsillo con una mezcla de descaro, fascinación de estar jugando a las peleas con gente que sólo ha visto por la tele y una eficacia brutal en las peleas. Spider-Man es más poderoso de lo que él mismo piensa, y de lo que muchas veces olvidan sus guionistas: por supuesto que tiene un papel en una pelea en la que aparece la plana mayor de Marvel (menos Thor y Hulk, porque alguien tiene que ocuparse de avanzar la trama de Avengers 3).
9. TIENE EL MEJOR TRAJE
Hay una excusa en la película para esos ojos animados que vimos en el trailer y que tanto deben a Ditko y Romita, los dibujantes que definieron al personaje. Pero aparte de eso, el guiño al traje de los comics de hace más de cuatro décadas tiene sentido. En un mundo de tipos vestidos para el combate y la seriedad y esa manía a los leotardos que tiene el cine de superhéroes, este niño de 16 años es el único capaz de presentarse al combate como si estuviese en un concurso de cosplay.
Había buenas sensaciones sobre el regreso a Marvel de Spider-Man. Y tras ver Civil War el Fan Page Actores, Directores y Guionistas de Latinoamérica te confirma que Tom Holland es Spider-Man, y nadie como su casa madre ha sabido entender a su personaje más querido.
Tenemos varias razones para justificar que su aparición durante un segmento de la película es el mejor Spider-Man que hayamos visto -y de los mejores de la película-, y que esta vez sí se justifica empezar de cero. Ah, y están libres de spoilers hasta donde nos es posible:
1. TIENE LA EDAD PERFECTA
Tobey Maguire y Andrew Garfield nunca resultaron del todo creíbles como chiquillos enratonados de instituto. El Peter Parker de Holland es un chibolito nervioso (el actor tiene hoy 19 años), con todos los tics de la pubertad y la sensación, desde el primer segundo, que un muchachito así, con un traje y unas redes, se está metiendo en algo que no alcanza a comprender.
Tobey Maguire tenía 27 añazos cuando aporreaba la puerta del autobús de su instituto de Queens. Andrew Garfield rozaba la treintena cuando le picó la araña. Holland lo tiene fácil para mostrar la actitud perfecta: esa para la que todos los adultos disfrazados son tan viejos como el Capitán América.
2. NO LA TIENE FÁCIL
El Peter Parker de Garfield era demasiado guapo y cool como para que nos resultase creíble que fuese el lornita del instituto. Maguire, incluso caracterizado y con esa cara de buena gente, tenía pinta de que podía barrer el suelo con cualquier repitente. Holland, en su primera aparición, tiene pinta de niño símbolo de campaña sobre el bullying escolar. Es la esencia del personaje: un pobre adolescente al que en sus peores años le cae la lotería de tener superpoderes y no se vuelve insoportable. El primer acto heroico de Spider-Man, como concepto, es no derribar el instituto con todos los matones dentro. Eso lo transmite bien Holland.
3. ADIÓS AL TÍO BEN
Esto, por favor, que en Sony y Marvel se lo tatúen con hierros candentes para Homecoming: no hace falta contar el origen otra vez. Con los personajes del comic pasa una cosa: su origen se podía resumir en un parrafito de cada historieta mensual. No hace falta contar por qué les pasa lo que les pasa, menos en un universo cinematográfico en el que ya existen gigantes verdes, dioses alienígenas con martillos y gente de la Segunda Guerra Mundial que no envejece.
Civil War pasa de puntillas sobre el origen de Spider-Man y sus motivaciones antes de soltarle a tirar telarañas. No hace falta. Y hace que cada minuto suyo sea mejor todavía.
4. EL PUNTO DICKENSIANO: LOS SUPERPODERES NO SOLUCIONAN NADA
Si Spider-Man se convirtió en la esencia de Marvel es porque nunca había habido un héroe así. Un muchacho huérfano de 15 años pierde a su padre adoptivo, en su casa nunca llegan a fin de mes... y sus poderes tampoco resuelven nada: no puede ganarse la vida con ellos (si obviamos la parte de sacarse fotos a sí mismo como freelance mal pagado), los medios lo consideran una amenaza para la sociedad, agarra gripes por ir en leotardos, pierde amigos y parejas... La "Suerte Parker", una de las temáticas del comic, está muy bien traducida aquí. Spider-Man es una persona extraordinaria, pero la vida no le sonríe ni siquiera cuando se esfuerza en hacer lo correcto.
Sin desvelar nada, la presentación del personaje deja claro que el dinero no sobra en casa de la Tía May -una Marisa Tomei estupenda como MILF- y, aún así, se lo toma todo con la mejor voluntad y esperanza posibles. Es un Spider-Man para arrojar en la cara de cualquier adolescente que llore por no poder tener un iPhone dorado último modelo.
5. ES UN BOCAZAS
Con Maguire nunca funcionó un superpoder muy característico de Spider-Man: poner de los nervios a rivales y aliados hablando hasta por los codos. La bromita-arácnida, marca de la casa, sí tuvo algo más de vida en manos de Andrew Garfield. Pero no estábamos viendo a Spider-Man, sino a su Peter Parker, que era igual de graciosillo, disfrazado. El Spider-Man de Civil War es un pulpín que se ha metido en un culebrón de adultos muy serios y la única forma de no estallar de los nervios es soltarlo todo por la boca. Igual que en las historieta originales. ¡Y qué bien funciona!
6. ES UN NOVATO EN MARVEL...
En su regreso al Universo Cinematográfico Marvel, Spider-Man es el primer superhéroe "casero". La cronología de Civil War es pareja a la de la vida real: Iron Man lleva "ocho años en activo", y Spider-Man es alguien de quien se habla en Internet porque hace pocos meses que "apareció". Es decir: en Civil War están hablando de la evolución de las negociaciones con Sony. ¿Pasará algo parecido si algún día los Fantastic Four o los mutantes X-Men vuelven al redil?
7. ...AL QUE HAY QUE VERLO CRECER
En una de sus primeras aventuras, Spider-Man iba a "pedir trabajo" a los Fantastic Four, que le dejaban claro lo verde que todavía estaba. Spidey era un chibolo pulpín en un mundo de adultos, todos científicos o empresarios de éxito (Tony Stark, , Bruce Banner...) y en Civil War ocupa ese papel. Los Avengers ya han salvado el mundo dos veces, SHIELD ha caído, los países debaten sobre si regular a los superhéroes... Y un pulpín de 15 años se lanza a la aventura. Si respetan esa esencia en Homecoming, podemos tener la mejor película del personaje, y el dulce punto de cruce entre los justicieros urbanos y cercanos de Netflix con Los Avengers, más preocupados de asuntos globales.
8. ES IMPOSIBLE QUE NO TE CAIGA BIEN
Robert Downey, Jr. se ha rendido tanto a sus encantos que aparecerá como Tony Stark en Homecoming (nuestra teoría es que es una forma de pagar el favor del casting de su amiga íntima Marisa Tomei). Pero en los poquitos minutos en los que aparece interactuando con toda la plana de Civil War, el pequeño trepamuros se mete a todos en el bolsillo con una mezcla de descaro, fascinación de estar jugando a las peleas con gente que sólo ha visto por la tele y una eficacia brutal en las peleas. Spider-Man es más poderoso de lo que él mismo piensa, y de lo que muchas veces olvidan sus guionistas: por supuesto que tiene un papel en una pelea en la que aparece la plana mayor de Marvel (menos Thor y Hulk, porque alguien tiene que ocuparse de avanzar la trama de Avengers 3).
9. TIENE EL MEJOR TRAJE
Hay una excusa en la película para esos ojos animados que vimos en el trailer y que tanto deben a Ditko y Romita, los dibujantes que definieron al personaje. Pero aparte de eso, el guiño al traje de los comics de hace más de cuatro décadas tiene sentido. En un mundo de tipos vestidos para el combate y la seriedad y esa manía a los leotardos que tiene el cine de superhéroes, este niño de 16 años es el único capaz de presentarse al combate como si estuviese en un concurso de cosplay.
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