JOHAN CRUYFF: EL PRIMER Y GENUINO FUTBOLISTA ÍCONO DE LA PUBLICIDAD [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]

El Fan Page Actores, Directores y Guionistas de Latinoamérica recuerda en esta nota como tiempo antes de que Beckham publicite calzoncillos de Armani el holandés ya lo hacía con la marca Jim


Los futbolistas de ahora no se conforman con ganar dinero jugando al fútbol. Para nada; los futbolistas de hoy siguen acumulando billetes con las campañas de publicidad. Marcas registradas como Pepsi, Lay's, Gillette, Toyota, Nike, Puma, Audemars Piguet, H&S, Samsung, Turkish Airlines o Space Scooter son la otra alineación, en la que en realidad se juegan los cuartos. Cuando gana el club en el terreno de juego, también gana la marca fuera de él.

Hemos llegado a tal punto que el mercantilismo no respeta otro juego que no sea el de la ganancia. Para qué, si los jugadores son los primeros que muestran su interés en ocupar vallas publicitarias, contraportadas de revistas y anuncios televisados. Se muestran más que satisfechos, con su sonrisa por delante, anunciando de todo, pues hasta los calcetines vienen salpicados de publicidad. Si hace cincuenta años alguien hubiese diagnosticado esto le hubieran tachado de loco.


Pionero en mostrar su sonrisa en los anuncios de la época fue Johan Cruyff. Tiempo antes de que Beckham anunciase boxers de Armani, el holandés ya lo hacía con la marca Jim. Aunque Cruyff no salía con ellos puestos, con su cara decía parte y el eslogan explicaba lo demás: "Cruyff selecciona los interiores". En la foto, sus dedos sujetaban una cajita donde venían los calzoncillos. Eran de licra y fueron conocidos como slips. A partir del anuncio, los hombres más versátiles se cambiarían de calzoncillo, abandonando el de toda la vida, de algodón y con ranura a un lado, por el nuevo slip paquetero y sin ranura.

Eran mediados de los setenta y en el Perú no se hablaba de otra cosa que del olor a pólvora en el aire (¡exquisito!) que emitía el régimen de Velasco. Algo empezaba a cambiar en el interior de los hombres. Las televisiones eran hogares en blanco y negro, con su carta de ajuste y sus dos que tres canales. En aquel ambiente, Johan Cruyff se inscribiría en dos o tres anuncios.

Que no venga ahora Giorgio Armani a decir que fue el primero en llamar a un futbolista para que anunciase ropa interior, cuando el guardameta inglés David "Calamity" James, un Spice Boy de finales del siglo pasado, salió en los anuncios del modisto. En otra ocasión contaremos el porqué del apodo Calamity de este guardameta, ahora sigamos con la propaganda y con Cruyff, nuestro hombre-anuncio de hoy.

Para mantener su cabello con un brillo tan especial, Cruyff salía en otro anuncio diciendo que se echaba Kerzo, un tónico capilar con proteínas de seda. Viéndolo bien, el tónico tampoco es que hiciera mucho, ya que pronto empezaría a clarearle la coronilla al holandés. Ya sabemos que la publicidad, si no engaña, es que no es publicidad.

Otro anuncio que protagonizó Cruyff fue el de las pinturas acrílicas de la marca Bruguer. Todavía perduraba el papel pintado en las casas, con formas psicodélicas y repetitivas, provocando la hipnosis de las visitas. Entonces llegó Cruyff y las casas empezarían a abandonarlo por las pinturas acrílicas que él anunciaba. Lo hacía de rodillas, con una camiseta de la marca y pintando una pared. "Yo aprovecho el verano para pintar", decía el parlamento que le habían puesto, como si de una viñeta se tratase.


Hoy en día resulta inimaginable un anuncio así. Los futbolistas de ahora han acumulado tanto dinero que pueden mandar a alguien a pintar las paredes de su casa. Además no tienen tiempo, ocupados en hacer anuncios. Impensable ver a Cristiano Ronaldo o a Messi subidos al andamio con la brocha chorreante. Eso solo lo puede hacer Cruyff... de rodillas.

Años después del anuncio de pinturas, recién inaugurado el siglo, Cruyff haría un remake –como se dice ahora– con su hijo, el también futbolista Jordi Cruyff. En el spot, padre e hijo se ponen a jugar con un balón de fútbol dentro de una casa y, claro, las paredes quedan marcadas. En esto aparece una señora, o señorita, y cuando ve cómo ha quedado todo pone el grito en el cielo. Entonces padre e hijo comienzan a reparar los daños con pintura Bruguer. Un guion simplón para un desenlace esperado. Entre medias, malabares con una pelota que ha llegado allí desde la calle, donde unos niños jugaban al fútbol.

Pero para anuncio potente el que hizo Pelé, O Rei, con los laboratorios Pfizer, anunciando Viagra para seguir marcando goles. "Erections problems don't just affect your love life", decía el eslogan. En fin, cosas de la publicidad.

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