THE QUEEN'S JUSTICE CASTIGA EL KARMA DE VIVIR AL SUR [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]
La Targaryen: empeñada en que el otro hinque la rodilla. El Snow: haciendo caras todo el rato. Primero, cara de susto con los dragones que lo peinaron antes de entrar; después, cara de hastío ante la cachacienta retahila de nombres de La Que No Arde
Y, sí, lo que más se veía venir era que Daenerys iba a llegar a Westeros como si un elefante entrára a una joyería, llevándose por delante todo y poniéndote las mesas de corbata y, sobre todo, convirtiendo el reinado de Cersei Lannister en el más corto de cuantos hemos visto en Game Of Thrones. Nunca más equivocados por subestimar a la leona, que ahora ruge con más fuerza que nunca.
Y es que han sido muchos años observando cómo se movían los hilos en los Siete Reinos y Cersei ha tomado buena cuenta de ello. Empezó la partida con muy malas cartas: andaba rodeada de enemigos, mandaba a un ejército mermado y apenas y tenía aliados; pero poco a poco se ha ido reponiendo. Tiene de su lado la fuerza de Euron Greyjoy (cuidado que Pilou Asbæk está entrando peligrosamente en el terreno de la caricatura con su interpretación) quien, sediento de beber de la flor de la última Lannister del reino, le ha traido la cabeza de una de sus enemigas, pero Cersei también ha recobrado la confianza del Banco de Hierro de Braavos con sus astutas palabras (¿pagan sus deudas los Targaryen, los Dothraki, los salvajes o los dragones?) y gracias a la experiencia en el campo de batalla de Jaime Lannister ha derrocado a otra oponente. Cersei por fin saborea la venganza y demuestra que es mejor reina que todos los hombres que la han precedido, pese a que Daenerys crea que ella lo haría mejor.
En el otro lado de la moneda, quien sale mal parado en esta figura es el enano deforme de Tyrion Lannister. La Mano de la Reina, a quien creíamos el hombre más inteligente de todo Westeros, el héroe de la Batalla de Blackwater, está demostrando ser un consejero mediocre y un pésimo estratega militar. Primero, Greyjoy fue sorprendido por la flota de su tío, y ahora le ganan en astucia en Casterly Rock. Los inmaculados han tomado el castillo, sí, pero porque Jaime así lo ha permitido. Cualquiera diría que la incompetencia de Tyrion forma parte de un plan para derrocar a Daenerys desde dentro. ¿Que no lo es? Y, bueno, pero si se esfuerza un poco más, poco falta para que esta empresa se condene indefectiblemente al fracaso.
Tampoco ha tenido mucho éxito Jon Snow con su viaje a Dragonstone. El encuentro entre Daenerys y Jon ha sido más tenso que el bautizo de un Gremlin. Ella, empeñada en que el otro hinque la rodilla porque es la legítima reina de Westeros. Él, haciendo caras todo el rato. Primero, cara de susto con los dragones que lo peinaron antes de entrar; después, cara de hastío ante la cachacienta retahila de nombres de La Que No Arde. Conocido es que las palabras no son el fuerte de Jon (sino, más bien, el agarrarse a espadazos con muertos vivientes), pero hasta Lord Davos, que en la oratoria suele ser un crack, ha metido la pata revelando el apuñalamiento de la Guardia de la Noche, aunque de momento han escurrido el bulto debajo de la alfombra. El punto es que Jon quiere que todos paren un cachito con aquello del juego de tronos para irse con él a luchar con los muertos vivientes pero, sin una prueba más contundente, poco caso le van a hacer. ¿Cazará un White Walker para que así le crean Daenerys y los suyos? De momento, ha conseguido el Dragonglass por intermediación de Tyrion (ya tenía que dar una el chato). Pero la frase del día nos la deja Melisandre, que deja claro que el mérito es suyo: "He hecho que el hielo y el fuego se unan".
En dos puntos muy dispares del mapa de los Siete Reinos tenemos sendas tramas que dan un pequeño paso. Por un lado, Jorah ha sido totalmente curado por Sam en Ciudad Antigua y está listo para volver al lado de su amada Khaleesi. Por otro, Sansa demuestra que 'la conoce' y la para de pecho en el Norte a la par que se reencuentra con su hermano. Y es que ha sido tan fría la escena que todos los que la vieron se han quedado más helados que el refrigerador del mercado central, porque Bran ha estado más seco que peluca de jamaiquino; mientras ella se alegra de tenerlo en casa, él lamenta que la violasen salvajemente en su noche de bodas. Muchacho, ¿las mujeres no son tu fuerte, no? ¿Veremos a Arya abrazar a los Stark la próxima semana? ¿revelará Bran la identidad Targaryen de Jon a alguien? Por el momento parece que se lo va a hacer al mismo bastardo de Winterfell en persona y sin que nadie escuche para planear algo, ya que lamentó que el Snow no estuviera en su casa.
Volviendo a King's Landing, parece que Cersei no será la reina más clemente. En una celda de la Red Keep -seguramente cercana a donde la Septa Unella sigue siendo torturada- somete a Ellaria Arena a uno de los mayores castigos; no sólo matará a su hija delante de sus ojos con el mismo veneno que mató a Myrcella, sino que dejará que vea cómo se pudre su cadáver. Una escena que contrasta con el tierno momento en la alcoba de la reina. Nos recuerdan su parte más humana, el amor real que siente por Jaime, con el que está más unida que nunca, a pesar de todo. Y ya no necesitan ocultar su relación porque ella ahora es quien corta el bacalao.
Tampoco lo niega Jaime ante Olenna Tyrell, quien le avisa de que ese amor lo llevará a la tumba. Él lo asume. Pero, ¡oh, toca despedirnos de la Reina de Espinas! La carismática anciana debería haberse quedado en Dragonstone, pero enfrentó su destino con estoico semblante. Aunque antes de marchitarse alcanzó a dar un último pinchazo: confiesa que fue ella quien envenenó al rey Joffrey, el hijo de Jaime. Se va con un último golpe y, quizás, exonerando a Tyrion, a quien su hermana reprochaba que matase a su hijo y a su padre. Con Tywin Lannister realmente le hizo un favor, dándole vía directa hacia el Trono, pero era la muerte de su niño lo que jamás pudo perdonarle. ¿Servirá esta información para que Cersei tienda un puente con su hermano?
Mención especial a las localizaciones españolas: No es, ni mucho menos, la primera vez que vemos España en Game Of Thrones, pero este quizás es el episodio donde más ha brillado, tanto por la belleza de algunos planos como por la cantidad de localizaciones que hemos visto. Jon y su comitiva llegan a Zumaia y luego recorren las escaleras de San Juan de Gaztelugatxe, además de disfrutar de los impresionantes acantilados vascos. Euron Greyjoy pasea su recompensa de guerra por las calles de Cáceres, pasando por el Arco de la Estrella, mientras que Jaime asedia Highgarden que es, en realidad, el castillo de Almodóvar del Río, en Córdoba.
Y, sí, lo que más se veía venir era que Daenerys iba a llegar a Westeros como si un elefante entrára a una joyería, llevándose por delante todo y poniéndote las mesas de corbata y, sobre todo, convirtiendo el reinado de Cersei Lannister en el más corto de cuantos hemos visto en Game Of Thrones. Nunca más equivocados por subestimar a la leona, que ahora ruge con más fuerza que nunca.
Y es que han sido muchos años observando cómo se movían los hilos en los Siete Reinos y Cersei ha tomado buena cuenta de ello. Empezó la partida con muy malas cartas: andaba rodeada de enemigos, mandaba a un ejército mermado y apenas y tenía aliados; pero poco a poco se ha ido reponiendo. Tiene de su lado la fuerza de Euron Greyjoy (cuidado que Pilou Asbæk está entrando peligrosamente en el terreno de la caricatura con su interpretación) quien, sediento de beber de la flor de la última Lannister del reino, le ha traido la cabeza de una de sus enemigas, pero Cersei también ha recobrado la confianza del Banco de Hierro de Braavos con sus astutas palabras (¿pagan sus deudas los Targaryen, los Dothraki, los salvajes o los dragones?) y gracias a la experiencia en el campo de batalla de Jaime Lannister ha derrocado a otra oponente. Cersei por fin saborea la venganza y demuestra que es mejor reina que todos los hombres que la han precedido, pese a que Daenerys crea que ella lo haría mejor.
En el otro lado de la moneda, quien sale mal parado en esta figura es el enano deforme de Tyrion Lannister. La Mano de la Reina, a quien creíamos el hombre más inteligente de todo Westeros, el héroe de la Batalla de Blackwater, está demostrando ser un consejero mediocre y un pésimo estratega militar. Primero, Greyjoy fue sorprendido por la flota de su tío, y ahora le ganan en astucia en Casterly Rock. Los inmaculados han tomado el castillo, sí, pero porque Jaime así lo ha permitido. Cualquiera diría que la incompetencia de Tyrion forma parte de un plan para derrocar a Daenerys desde dentro. ¿Que no lo es? Y, bueno, pero si se esfuerza un poco más, poco falta para que esta empresa se condene indefectiblemente al fracaso.
Tampoco ha tenido mucho éxito Jon Snow con su viaje a Dragonstone. El encuentro entre Daenerys y Jon ha sido más tenso que el bautizo de un Gremlin. Ella, empeñada en que el otro hinque la rodilla porque es la legítima reina de Westeros. Él, haciendo caras todo el rato. Primero, cara de susto con los dragones que lo peinaron antes de entrar; después, cara de hastío ante la cachacienta retahila de nombres de La Que No Arde. Conocido es que las palabras no son el fuerte de Jon (sino, más bien, el agarrarse a espadazos con muertos vivientes), pero hasta Lord Davos, que en la oratoria suele ser un crack, ha metido la pata revelando el apuñalamiento de la Guardia de la Noche, aunque de momento han escurrido el bulto debajo de la alfombra. El punto es que Jon quiere que todos paren un cachito con aquello del juego de tronos para irse con él a luchar con los muertos vivientes pero, sin una prueba más contundente, poco caso le van a hacer. ¿Cazará un White Walker para que así le crean Daenerys y los suyos? De momento, ha conseguido el Dragonglass por intermediación de Tyrion (ya tenía que dar una el chato). Pero la frase del día nos la deja Melisandre, que deja claro que el mérito es suyo: "He hecho que el hielo y el fuego se unan".
En dos puntos muy dispares del mapa de los Siete Reinos tenemos sendas tramas que dan un pequeño paso. Por un lado, Jorah ha sido totalmente curado por Sam en Ciudad Antigua y está listo para volver al lado de su amada Khaleesi. Por otro, Sansa demuestra que 'la conoce' y la para de pecho en el Norte a la par que se reencuentra con su hermano. Y es que ha sido tan fría la escena que todos los que la vieron se han quedado más helados que el refrigerador del mercado central, porque Bran ha estado más seco que peluca de jamaiquino; mientras ella se alegra de tenerlo en casa, él lamenta que la violasen salvajemente en su noche de bodas. Muchacho, ¿las mujeres no son tu fuerte, no? ¿Veremos a Arya abrazar a los Stark la próxima semana? ¿revelará Bran la identidad Targaryen de Jon a alguien? Por el momento parece que se lo va a hacer al mismo bastardo de Winterfell en persona y sin que nadie escuche para planear algo, ya que lamentó que el Snow no estuviera en su casa.
Volviendo a King's Landing, parece que Cersei no será la reina más clemente. En una celda de la Red Keep -seguramente cercana a donde la Septa Unella sigue siendo torturada- somete a Ellaria Arena a uno de los mayores castigos; no sólo matará a su hija delante de sus ojos con el mismo veneno que mató a Myrcella, sino que dejará que vea cómo se pudre su cadáver. Una escena que contrasta con el tierno momento en la alcoba de la reina. Nos recuerdan su parte más humana, el amor real que siente por Jaime, con el que está más unida que nunca, a pesar de todo. Y ya no necesitan ocultar su relación porque ella ahora es quien corta el bacalao.
Tampoco lo niega Jaime ante Olenna Tyrell, quien le avisa de que ese amor lo llevará a la tumba. Él lo asume. Pero, ¡oh, toca despedirnos de la Reina de Espinas! La carismática anciana debería haberse quedado en Dragonstone, pero enfrentó su destino con estoico semblante. Aunque antes de marchitarse alcanzó a dar un último pinchazo: confiesa que fue ella quien envenenó al rey Joffrey, el hijo de Jaime. Se va con un último golpe y, quizás, exonerando a Tyrion, a quien su hermana reprochaba que matase a su hijo y a su padre. Con Tywin Lannister realmente le hizo un favor, dándole vía directa hacia el Trono, pero era la muerte de su niño lo que jamás pudo perdonarle. ¿Servirá esta información para que Cersei tienda un puente con su hermano?
Mención especial a las localizaciones españolas: No es, ni mucho menos, la primera vez que vemos España en Game Of Thrones, pero este quizás es el episodio donde más ha brillado, tanto por la belleza de algunos planos como por la cantidad de localizaciones que hemos visto. Jon y su comitiva llegan a Zumaia y luego recorren las escaleras de San Juan de Gaztelugatxe, además de disfrutar de los impresionantes acantilados vascos. Euron Greyjoy pasea su recompensa de guerra por las calles de Cáceres, pasando por el Arco de la Estrella, mientras que Jaime asedia Highgarden que es, en realidad, el castillo de Almodóvar del Río, en Córdoba.
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