LION: EL REGRESO A CASA QUE DEMORÓ UNA VIDA [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]
El debutante Garth Davis adapta en Lion la autobiografía de Saroo Brierley, el tipo que encontró a su familia biológica en India 25 años después de perderse y ser adoptado por una familia australiana
Cada año, más de 80 mil niños se pierden en India. Pocos son encontrados, y probablemente Saroo Brierley sea el único que ha logrado regresar a casa, sano y salvo, 25 años después de desaparecer. El propio Brierley contó su increíble historia en el libro A Long Way Home, que el australiano Garth Davis, director en la serie Top Of The Lake, ha llevado a la gran pantalla. "Tengo hijos, y el hecho de imaginar a un niño de cinco años allí, solo y sin hablar el mismo idioma de la población, me hizo ver que esta sería una película muy potente", explica Davis, que ha filmado un guión escrito por Luke Davies (Life). "Es una historia increíble en un plano mítico: la pérdida de la madre y el reencuentro. Pero lo es más en el plano humano, porque esto le ocurrió de verdad a este niño", dice el guionista.
El director, que ya prepara su segundo largo, Maria Magdalena, con Joaquin Phoenix y Rooney Mara, viajó a la India y visitó Calcuta y la aldea originaria de Saroo. "Para mí era importante adentrarme todo lo posible en la realidad de aquel niño, y por eso reviví sus pasos lo mejor que pude", afirma. El film está dividido en dos partes diferenciadas: la infancia de Saroo y su desaparición, en la que el protagonista está encarnado por el niño Sunny Pawar, y la búsqueda del hogar ya de mayor, cuando reside con sus padres adoptivos en Tasmania (Australia). Dev Patel (Slumdog Millionaire) interpreta a Saroo de adulto, mientras que Nicole Kidman es su madre adoptiva (Sue Brierley), y Rooney Mara encarna a su novia Lucy.
Para retratar la realidad del pequeño Saroo perdido en un país inmenso a 1.500 km. de su casa, Davis y el director de fotografía Greig Fraser (Rogue One) optaron por asumir el punto de vista de un niño de cinco años, colocando la cámara a la altura de sus ojos. "Ponerla allí es algo inusual. Fue todo un desafío técnico y necesitamos adaptar la maquinaria para que funcionase", explica el director. "Cuando nos poníamos más arriba de esa altura, algo fallaba. Se trata de un niño pequeño en un mundo de mayores. Por eso, lo más importante era meternos en su mirada", concluye Fraser.
Cada año, más de 80 mil niños se pierden en India. Pocos son encontrados, y probablemente Saroo Brierley sea el único que ha logrado regresar a casa, sano y salvo, 25 años después de desaparecer. El propio Brierley contó su increíble historia en el libro A Long Way Home, que el australiano Garth Davis, director en la serie Top Of The Lake, ha llevado a la gran pantalla. "Tengo hijos, y el hecho de imaginar a un niño de cinco años allí, solo y sin hablar el mismo idioma de la población, me hizo ver que esta sería una película muy potente", explica Davis, que ha filmado un guión escrito por Luke Davies (Life). "Es una historia increíble en un plano mítico: la pérdida de la madre y el reencuentro. Pero lo es más en el plano humano, porque esto le ocurrió de verdad a este niño", dice el guionista.
El director, que ya prepara su segundo largo, Maria Magdalena, con Joaquin Phoenix y Rooney Mara, viajó a la India y visitó Calcuta y la aldea originaria de Saroo. "Para mí era importante adentrarme todo lo posible en la realidad de aquel niño, y por eso reviví sus pasos lo mejor que pude", afirma. El film está dividido en dos partes diferenciadas: la infancia de Saroo y su desaparición, en la que el protagonista está encarnado por el niño Sunny Pawar, y la búsqueda del hogar ya de mayor, cuando reside con sus padres adoptivos en Tasmania (Australia). Dev Patel (Slumdog Millionaire) interpreta a Saroo de adulto, mientras que Nicole Kidman es su madre adoptiva (Sue Brierley), y Rooney Mara encarna a su novia Lucy.
Para retratar la realidad del pequeño Saroo perdido en un país inmenso a 1.500 km. de su casa, Davis y el director de fotografía Greig Fraser (Rogue One) optaron por asumir el punto de vista de un niño de cinco años, colocando la cámara a la altura de sus ojos. "Ponerla allí es algo inusual. Fue todo un desafío técnico y necesitamos adaptar la maquinaria para que funcionase", explica el director. "Cuando nos poníamos más arriba de esa altura, algo fallaba. Se trata de un niño pequeño en un mundo de mayores. Por eso, lo más importante era meternos en su mirada", concluye Fraser.
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