RESERVOIR DOGS: CURIOSIDADES QUE QUIZÁS NO CONOZCAS DEL DEBUT DE TARANTINO [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]
Un 21 de enero de 1992 el Festival de Sundance acogió la premiere mundial de Reservoir Dogs, la impactante ópera prima de Quentin Tarantino. 25 años después recordamos 10 datos poco conocidos del film que colocó a su director en el mapamundi del cine de autor contemporáneo
Empecemos por el título. Existen muchas versiones distintas sobre por qué Tarantino eligió un título tan peculiar e intraducible (por mucho que en México el film se titulase Perros de Reserva, y en países como Argentina, Perú o Chile como Perros de la Calle). La más extendida es que, cuando trabajaba en su famoso video-club Video Archives como dependiente, le recomendó a un cliente que alquilara el VHS de Au Revoir Les Enfants (Louis Malle, 1987) y este le entendió mal y le dijo algo así como "OK, dame esa de Reservoir Dogs". La teoría no obstante tiene un fallo: tal y como revela Dale Sherman en su libro sobre Tarantino y la película, el film de Malle no estuvo disponible en alquiler en USA hasta después de que el director dejase de trabajar en el video-club. Una variable sobre esa teoría es que fue una novia de Tarantino quién le recomendó el film de Malle, y él el que entendió mal el título. La hipótesis más plausible, no obstante, es que el cineasta se inventó una explicación para convencer a sus productores de que aquel título era genial porque Reservoir Dogs era una expresión que se utilizaba en los polars franceses de la Nouvelle Vague, como Bande à Parte o Breathless, y que esa expresión significaba literalmente "canalla" o "rata". Como los que pagaban la película no tenían ni idea de cine francés, se creyeron la historia y avalaron el título.
En verano de 1991, Quentin Tarantino acudió al taller de guiones del Sundance Institute con el libreto de Reservoir Dogs bajo el brazo. Algunos de sus tutores se mostraron muy efusivos con aquella historia, aunque quien más alentó al director para que tirara el proyecto adelante fue el cineasta y ex miembro de Monty Python, Terry Gilliam, que aquel mismo año había estrenado The Fisher King.
Años después, en una entrevista en The Charlie Rose Show, QT recordó que el mejor consejo que le dio Gilliam, y uno de los mejores que jamás ha recibido, es que para ser director tenía que aprender a delegar. "Me dijo: Una de las cosas que tienes que aprender para ser director es que no tienes que hacer según qué cosas, sino contratar a personas con talento para que lo hagan por ti. Debes contratar a un director de cinematografía que pueda obtener la calidad de imagen que tú buscas. Tienes que tener a una diseñadora de vestuario que encuentre los colores y diseños que quieres. Entonces mi idea de ser director dio un vuelco, y me di cuenta de que yo podía hacer eso, que era capaz de describir mi visión, de explicar qué tengo en mi cabeza". Gilliam aparece, por ese motivo, en los agradecimientos del film.
En 1992, Reservoir Dogs se estrenó en una de las secciones a competición del Festival de Sundance, creando un verdadero maremoto entre los asistentes y la prensa acreditada. Tarantino recuerda cómo, durante los días que estuvo en el certamen, todo el mundo le paraba para felicitarle por la película y listarle qué premio o premios le iba a dar el jurado. Lo único que cambiaba eran las películas a las que debía temer como principal competencia, pero que se iba a marchar a casa con la maleta llena de estatuillas estaba claro. Tan claro que no fue así: de los ocho premios destinados a las películas de ficción, Reservoir Dogs no se llevó ni uno.
Donde sí fue premiada aquel mismo año fue en el Festival de Sitges. El periodista español Javi Cózar recordaba hace un tiempo en la revista Miradas de Cine el día que se topó con Tarantino rumbo al Auditori Melià donde se proyectan las películas del festival. "En uno de los paseos entre la estación de Renfe y el Melià me encontré con un tipo alto, feo y delgado, un extranjero que me preguntó si sabía donde estaba el Melià. Claro, le respondí en inglés, voy para allá, ven conmigo si quieres. El forastero no paró de hablar en todo el camino, ametrallaba el aire delante de su boca, tuve que echar el resto para entenderle. De lo poco que comprendí, retuve que era un director de cine que presentaba su primera película aquella misma noche. El encuentro me dejó indiferente. Vale, sí, era un director de cine, pero yo aquel año iba con mi cámara buscando a gente como Wes Craven o Bruce Campbell, para qué voy a decir otra cosa. Por la noche lo vi presentar su película. Ni yo ni casi nadie lo conocíamos. La película se llamaba Reservoir Dogs".
Tarantino se llevó de Sitges el premio al Mejor Director y al Mejor Guión pero, ojo, no el de Mejor Película, que aquel año fue para la también excelente, pero mucho menos conocida, Ocurrió Cerca de su Casa (Man Bites Dog), de Rémi Belvaux, André Bonzel y Benoît Poelvoorde. Regresó al Festival en 1996.
Aunque estamos hablando en todo momento de Reservoir Dogs como la ópera prima de Tarantino, los más devotos del director saben que esto no es así. Relativamente conocida es My Best Friend's Birthday, película en blanco y negro que rodó mientras era dependiente de Video Archives en colaboración con su compañero Craig Hamman y, atención, Roger Avary, que posteriormente sería guionista de Pulp Fiction (aunque a Tarantino no le guste que digamos eso) y que es autor de una de las películas de culto más infravaloradas de los 2000, la excelente The Rules of Attraction (2002). Avary fue asistente de dirección en un film que Tarantino considera simplemente muy malo y que, por suerte para él, se quemó en el incendio del laboratorio en el que se encontraba guardado. Sólo se pudo restaurar a medias, y esa versión incompleta es la que posteriormente se ha exhibido en algunos festivales de cine y la que circula desde hace tiempo por Internet. Eso sí, parte del guión de la película fue rescatado para el libreto de un título tan estimable como True Romance (Tony Scott, 1993), en el que Quentin aparece acreditado como guionista.
Precisamente Tony Scott intentó por todos los medios de adquirir los derechos del guión de Reservoir Dogs para dirigir él mismo la película. Tarantino se negó, pues esa historia debía dar lugar a su primera experiencia como director, pero de sus charlas salió un negocio con el que ambos quedaron satisfechos: Scott adquirió por 50 mil dólares el guión de una película que después se convertiría en True Romance.
Con esos míseros 50 mil dólares, Quentin estaba decidido a levantar el film que protagonizaría él mismo como el Sr. Rosa y su productor y amigo Lawrence Bender en el papel de Nice Guy Eddie. Por suerte para todos, la esposa del profesor de interpretación de Bender era amiga íntima de Harvey Keitel, a quien se le hizo llegar el guión. Keitel quedó tan fascinado que aceptó sumarse al proyecto para dar vida al Sr. Blanco y para ejercer como productor, gracias a lo cual Tarantino y Bender lograron recaudar 1,5 millones de dólares para producir el film y el joven director fue aceptado en el taller de guiones del Sundance Institute.
Para ser un film independiente de bajo presupuesto, lo cierto es que el reparto de Reservoir Dogs era bastante lustroso para la época. A parte de Harvey Keitel estaba Tim Roth, que por aquel entonces ya había trabajado con Peter Greenaway (The Cook, The Thief, His Wife & Her Lover) o Robert Altman (Van Gogh); Steve Buscemi (que ya había participado como actor del film en el taller de guiones de Sundance al que fue Tarantino); Chris Penn (el hermano de Sean) o Michael Madsen, que acababa de trabajar en The Doors (Oliver Stone, 1991) y Thelma & Louise (Ridley Scott, 1991).
Pero como ocurre siempre, hubo muchos otros actores que audicionaron para alguno de los papeles o fueron contactados por los productores. El caso más sonado es el de James Woods, pues se rumoreó durante un tiempo que años más tarde, cuando conoció al loco Quentin y el director le explicó que había hablado un montón de veces con su representante para proponerle un papel en la película, y que éste ni siquiera le hizo llegar los mensajes, despidió de inmediato al agente. El propio Woods ha desmentido la noticia, aunque reconoce que no le gustó mucho enterarse de aquello.
George Clooney, Vincent Gallo, Seymour Cassel, Christopher Walken, Samuel L. Jackson, Robert Forster o Timothy Carey también estuvieron más o menos cerca de aparecer en el film. El caso de este último llama la atención. Carey, que a lo largo de su carrera trabajó para directores como Stanley Kubrick (Paths of Glory) o John Cassavettes (The Killing of a Chinese Bookie), juró y perjuró que Harvey Keitel, como productor, había vetado su fichaje para el film, porque tenía miedo de que un actor tan bueno como él lo eclipsara. Lawrence Tierney se hizo finalmente con el papel para el que audicionó, el de Joe Cabot, y según Carey lo llamó para pedirle disculpas por aceptar el trabajo.
Como es lógico, el rodaje no estuvo exento de problemas con alguno de los actores. En este caso, la oveja negra fue precisamente Lawrence Tierney. Durante la primera semana de rodaje, Tarantino lo despidió después de tener una dura discusión con él, aunque después se retractó de la decisión. Algunos miembros del reparto y del equipo técnico del film recuerdan verlo acudir a trabajar borracho en más de una ocasión, y rememoran la noche en que tuvieron que sacarle de un bar después de que se bajara los pantalones.
Pero el episodio más controvertido con el actor tuvo lugar durante uno de los días de descanso del rodaje. Tarantino y parte del equipo de producción tuvieron que acudir a la comisaria para pagar una fianza y sacarlo del calabozo, pues al parecer Tierney había amenazado con un arma de fuego a su sobrino. Con todo, es posible que incluso Harvey Keitel se acabase arrepintiendo de no contratar a Timothy Carey para el papel de Joe Cabot. Y es curioso porque, a priori parecía que quien podía dar problemas de este tipo en el rodaje no era Lawrence sino Edward Bunker. Y es que el tipo que interpretó al Sr. Azul pasó gran parte de la primera mitad de su vida en la cárcel, condenado por robo de bancos, narcotráfico, extorsión, robo a mano armada y falsificación. En cana se hizo amigo de otro conocido actor con el que después Quentin coincidiría en From Dusk Till Dawn: el chiflado de Danny Trejo.
Ya célebre es la secuencia inicial de la película, en la que varios hombres alrededor de una mesa debaten sobre el significado oculto de la canción de Madonna: Like a Virgin. Para el Sr. Marrón (el personaje al que interpreta el propio director), la canción trata de "una chica que se encama con un tipo con un pene enorme", un tema que abre la discusión entre el resto de miembros de la banda. A Madonna le gustó mucho la película. Tanto es así que le mandó una copia de su disco Erotica (1992) a Tarantino. Eso sí, con una dedicatoria especial: "Para Quentin. No se trata de penes, sino de amor".
La escena de la tortura en la que Michael Madsen le rebaña la oreja al policía interpretado por Kirk Baltz fue demasiado para mucha gente. Por ejemplo para el propio Madsen. Y es que, con libertad para la improvisación, a Baltz se le ocurrió gritar "¡Tengo un niño pequeño en casa!", una frase que su personaje soltaba para intentar conmover al Sr. Rubio. Y vaya si lo logró: Madsen, que acababa de ser padre pocos meses antes, tuvo que parar la escena y salir del decorado para recomponerse.
Otro que lo pasó realmente mal con la secuencia fue, ni más ni menos, que Wes Craven. Sí, el autor de títulos tan macabros como The Last House on the Left o The Hills Have Eyes explicaba que salió de la sala en que se proyectaba Reservoir Dogs en el Festival de Toronto mientras sonaba el Stuck in the Middle with You, de Stealers Wheel. En una entrevista en el Wall Street Journal, Craven recordó el momento: "Estaba en el vestíbulo y de las sombras apareció un tipo que me preguntó si era Wes Craven. Le dije que sí y me respondió: 'Te vas de la sala porque no lo puedes soportar, ¿verdad? ¡Ja, acabo de asustar a Wes Craven!' Era Quentin Tarantino, y yo no sabía quién era él en aquel momento, pero simplemente no me gusta ver como torturan a gente".
Michael Fassbender dirigió su propia versión teatral de Reservoir Dogs. En una entrevista publicada por WENN en 2009, el actor alemán, que muchos años después trabajaría a las órdenes de Quentin en Inglorious Basterds, recordaba como siendo estudiante puso en marcha una obra de teatro con fines benéficos basada en la película. "Interpreté al Sr. Rosa y también la dirigí. Básicamente no tenía ni idea de lo que estaba haciendo y tuvimos un montón de contratiempos", recuerda Fassbender: "A dos semanas de empezar, por ejemplo, perdimos al Sr. Naranja y tuve que rehacer el reparto. Ahí estaba yo, con 18 años, dirigiendo a chicos de 20 y pico. También tuvimos problemas para encontrar a alguna asociación benéfica que quisiera colaborar con nosotros. Curiosamente, nadie quería nuestro dinero porque nadie quería relacionarse con Reservoir Dogs. Así que al final tuvimos que hacer una donación privada y mantener el anonimato".
Empecemos por el título. Existen muchas versiones distintas sobre por qué Tarantino eligió un título tan peculiar e intraducible (por mucho que en México el film se titulase Perros de Reserva, y en países como Argentina, Perú o Chile como Perros de la Calle). La más extendida es que, cuando trabajaba en su famoso video-club Video Archives como dependiente, le recomendó a un cliente que alquilara el VHS de Au Revoir Les Enfants (Louis Malle, 1987) y este le entendió mal y le dijo algo así como "OK, dame esa de Reservoir Dogs". La teoría no obstante tiene un fallo: tal y como revela Dale Sherman en su libro sobre Tarantino y la película, el film de Malle no estuvo disponible en alquiler en USA hasta después de que el director dejase de trabajar en el video-club. Una variable sobre esa teoría es que fue una novia de Tarantino quién le recomendó el film de Malle, y él el que entendió mal el título. La hipótesis más plausible, no obstante, es que el cineasta se inventó una explicación para convencer a sus productores de que aquel título era genial porque Reservoir Dogs era una expresión que se utilizaba en los polars franceses de la Nouvelle Vague, como Bande à Parte o Breathless, y que esa expresión significaba literalmente "canalla" o "rata". Como los que pagaban la película no tenían ni idea de cine francés, se creyeron la historia y avalaron el título.
En verano de 1991, Quentin Tarantino acudió al taller de guiones del Sundance Institute con el libreto de Reservoir Dogs bajo el brazo. Algunos de sus tutores se mostraron muy efusivos con aquella historia, aunque quien más alentó al director para que tirara el proyecto adelante fue el cineasta y ex miembro de Monty Python, Terry Gilliam, que aquel mismo año había estrenado The Fisher King.
Años después, en una entrevista en The Charlie Rose Show, QT recordó que el mejor consejo que le dio Gilliam, y uno de los mejores que jamás ha recibido, es que para ser director tenía que aprender a delegar. "Me dijo: Una de las cosas que tienes que aprender para ser director es que no tienes que hacer según qué cosas, sino contratar a personas con talento para que lo hagan por ti. Debes contratar a un director de cinematografía que pueda obtener la calidad de imagen que tú buscas. Tienes que tener a una diseñadora de vestuario que encuentre los colores y diseños que quieres. Entonces mi idea de ser director dio un vuelco, y me di cuenta de que yo podía hacer eso, que era capaz de describir mi visión, de explicar qué tengo en mi cabeza". Gilliam aparece, por ese motivo, en los agradecimientos del film.
En 1992, Reservoir Dogs se estrenó en una de las secciones a competición del Festival de Sundance, creando un verdadero maremoto entre los asistentes y la prensa acreditada. Tarantino recuerda cómo, durante los días que estuvo en el certamen, todo el mundo le paraba para felicitarle por la película y listarle qué premio o premios le iba a dar el jurado. Lo único que cambiaba eran las películas a las que debía temer como principal competencia, pero que se iba a marchar a casa con la maleta llena de estatuillas estaba claro. Tan claro que no fue así: de los ocho premios destinados a las películas de ficción, Reservoir Dogs no se llevó ni uno.
Donde sí fue premiada aquel mismo año fue en el Festival de Sitges. El periodista español Javi Cózar recordaba hace un tiempo en la revista Miradas de Cine el día que se topó con Tarantino rumbo al Auditori Melià donde se proyectan las películas del festival. "En uno de los paseos entre la estación de Renfe y el Melià me encontré con un tipo alto, feo y delgado, un extranjero que me preguntó si sabía donde estaba el Melià. Claro, le respondí en inglés, voy para allá, ven conmigo si quieres. El forastero no paró de hablar en todo el camino, ametrallaba el aire delante de su boca, tuve que echar el resto para entenderle. De lo poco que comprendí, retuve que era un director de cine que presentaba su primera película aquella misma noche. El encuentro me dejó indiferente. Vale, sí, era un director de cine, pero yo aquel año iba con mi cámara buscando a gente como Wes Craven o Bruce Campbell, para qué voy a decir otra cosa. Por la noche lo vi presentar su película. Ni yo ni casi nadie lo conocíamos. La película se llamaba Reservoir Dogs".
Tarantino se llevó de Sitges el premio al Mejor Director y al Mejor Guión pero, ojo, no el de Mejor Película, que aquel año fue para la también excelente, pero mucho menos conocida, Ocurrió Cerca de su Casa (Man Bites Dog), de Rémi Belvaux, André Bonzel y Benoît Poelvoorde. Regresó al Festival en 1996.
Aunque estamos hablando en todo momento de Reservoir Dogs como la ópera prima de Tarantino, los más devotos del director saben que esto no es así. Relativamente conocida es My Best Friend's Birthday, película en blanco y negro que rodó mientras era dependiente de Video Archives en colaboración con su compañero Craig Hamman y, atención, Roger Avary, que posteriormente sería guionista de Pulp Fiction (aunque a Tarantino no le guste que digamos eso) y que es autor de una de las películas de culto más infravaloradas de los 2000, la excelente The Rules of Attraction (2002). Avary fue asistente de dirección en un film que Tarantino considera simplemente muy malo y que, por suerte para él, se quemó en el incendio del laboratorio en el que se encontraba guardado. Sólo se pudo restaurar a medias, y esa versión incompleta es la que posteriormente se ha exhibido en algunos festivales de cine y la que circula desde hace tiempo por Internet. Eso sí, parte del guión de la película fue rescatado para el libreto de un título tan estimable como True Romance (Tony Scott, 1993), en el que Quentin aparece acreditado como guionista.
Precisamente Tony Scott intentó por todos los medios de adquirir los derechos del guión de Reservoir Dogs para dirigir él mismo la película. Tarantino se negó, pues esa historia debía dar lugar a su primera experiencia como director, pero de sus charlas salió un negocio con el que ambos quedaron satisfechos: Scott adquirió por 50 mil dólares el guión de una película que después se convertiría en True Romance.
Con esos míseros 50 mil dólares, Quentin estaba decidido a levantar el film que protagonizaría él mismo como el Sr. Rosa y su productor y amigo Lawrence Bender en el papel de Nice Guy Eddie. Por suerte para todos, la esposa del profesor de interpretación de Bender era amiga íntima de Harvey Keitel, a quien se le hizo llegar el guión. Keitel quedó tan fascinado que aceptó sumarse al proyecto para dar vida al Sr. Blanco y para ejercer como productor, gracias a lo cual Tarantino y Bender lograron recaudar 1,5 millones de dólares para producir el film y el joven director fue aceptado en el taller de guiones del Sundance Institute.
Para ser un film independiente de bajo presupuesto, lo cierto es que el reparto de Reservoir Dogs era bastante lustroso para la época. A parte de Harvey Keitel estaba Tim Roth, que por aquel entonces ya había trabajado con Peter Greenaway (The Cook, The Thief, His Wife & Her Lover) o Robert Altman (Van Gogh); Steve Buscemi (que ya había participado como actor del film en el taller de guiones de Sundance al que fue Tarantino); Chris Penn (el hermano de Sean) o Michael Madsen, que acababa de trabajar en The Doors (Oliver Stone, 1991) y Thelma & Louise (Ridley Scott, 1991).
Pero como ocurre siempre, hubo muchos otros actores que audicionaron para alguno de los papeles o fueron contactados por los productores. El caso más sonado es el de James Woods, pues se rumoreó durante un tiempo que años más tarde, cuando conoció al loco Quentin y el director le explicó que había hablado un montón de veces con su representante para proponerle un papel en la película, y que éste ni siquiera le hizo llegar los mensajes, despidió de inmediato al agente. El propio Woods ha desmentido la noticia, aunque reconoce que no le gustó mucho enterarse de aquello.
George Clooney, Vincent Gallo, Seymour Cassel, Christopher Walken, Samuel L. Jackson, Robert Forster o Timothy Carey también estuvieron más o menos cerca de aparecer en el film. El caso de este último llama la atención. Carey, que a lo largo de su carrera trabajó para directores como Stanley Kubrick (Paths of Glory) o John Cassavettes (The Killing of a Chinese Bookie), juró y perjuró que Harvey Keitel, como productor, había vetado su fichaje para el film, porque tenía miedo de que un actor tan bueno como él lo eclipsara. Lawrence Tierney se hizo finalmente con el papel para el que audicionó, el de Joe Cabot, y según Carey lo llamó para pedirle disculpas por aceptar el trabajo.
Como es lógico, el rodaje no estuvo exento de problemas con alguno de los actores. En este caso, la oveja negra fue precisamente Lawrence Tierney. Durante la primera semana de rodaje, Tarantino lo despidió después de tener una dura discusión con él, aunque después se retractó de la decisión. Algunos miembros del reparto y del equipo técnico del film recuerdan verlo acudir a trabajar borracho en más de una ocasión, y rememoran la noche en que tuvieron que sacarle de un bar después de que se bajara los pantalones.
Pero el episodio más controvertido con el actor tuvo lugar durante uno de los días de descanso del rodaje. Tarantino y parte del equipo de producción tuvieron que acudir a la comisaria para pagar una fianza y sacarlo del calabozo, pues al parecer Tierney había amenazado con un arma de fuego a su sobrino. Con todo, es posible que incluso Harvey Keitel se acabase arrepintiendo de no contratar a Timothy Carey para el papel de Joe Cabot. Y es curioso porque, a priori parecía que quien podía dar problemas de este tipo en el rodaje no era Lawrence sino Edward Bunker. Y es que el tipo que interpretó al Sr. Azul pasó gran parte de la primera mitad de su vida en la cárcel, condenado por robo de bancos, narcotráfico, extorsión, robo a mano armada y falsificación. En cana se hizo amigo de otro conocido actor con el que después Quentin coincidiría en From Dusk Till Dawn: el chiflado de Danny Trejo.
Ya célebre es la secuencia inicial de la película, en la que varios hombres alrededor de una mesa debaten sobre el significado oculto de la canción de Madonna: Like a Virgin. Para el Sr. Marrón (el personaje al que interpreta el propio director), la canción trata de "una chica que se encama con un tipo con un pene enorme", un tema que abre la discusión entre el resto de miembros de la banda. A Madonna le gustó mucho la película. Tanto es así que le mandó una copia de su disco Erotica (1992) a Tarantino. Eso sí, con una dedicatoria especial: "Para Quentin. No se trata de penes, sino de amor".
La escena de la tortura en la que Michael Madsen le rebaña la oreja al policía interpretado por Kirk Baltz fue demasiado para mucha gente. Por ejemplo para el propio Madsen. Y es que, con libertad para la improvisación, a Baltz se le ocurrió gritar "¡Tengo un niño pequeño en casa!", una frase que su personaje soltaba para intentar conmover al Sr. Rubio. Y vaya si lo logró: Madsen, que acababa de ser padre pocos meses antes, tuvo que parar la escena y salir del decorado para recomponerse.
Otro que lo pasó realmente mal con la secuencia fue, ni más ni menos, que Wes Craven. Sí, el autor de títulos tan macabros como The Last House on the Left o The Hills Have Eyes explicaba que salió de la sala en que se proyectaba Reservoir Dogs en el Festival de Toronto mientras sonaba el Stuck in the Middle with You, de Stealers Wheel. En una entrevista en el Wall Street Journal, Craven recordó el momento: "Estaba en el vestíbulo y de las sombras apareció un tipo que me preguntó si era Wes Craven. Le dije que sí y me respondió: 'Te vas de la sala porque no lo puedes soportar, ¿verdad? ¡Ja, acabo de asustar a Wes Craven!' Era Quentin Tarantino, y yo no sabía quién era él en aquel momento, pero simplemente no me gusta ver como torturan a gente".
Michael Fassbender dirigió su propia versión teatral de Reservoir Dogs. En una entrevista publicada por WENN en 2009, el actor alemán, que muchos años después trabajaría a las órdenes de Quentin en Inglorious Basterds, recordaba como siendo estudiante puso en marcha una obra de teatro con fines benéficos basada en la película. "Interpreté al Sr. Rosa y también la dirigí. Básicamente no tenía ni idea de lo que estaba haciendo y tuvimos un montón de contratiempos", recuerda Fassbender: "A dos semanas de empezar, por ejemplo, perdimos al Sr. Naranja y tuve que rehacer el reparto. Ahí estaba yo, con 18 años, dirigiendo a chicos de 20 y pico. También tuvimos problemas para encontrar a alguna asociación benéfica que quisiera colaborar con nosotros. Curiosamente, nadie quería nuestro dinero porque nadie quería relacionarse con Reservoir Dogs. Así que al final tuvimos que hacer una donación privada y mantener el anonimato".
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