FESTIVAL DE LIMA: CRÍTICA - GLORIA de Sebastian Lelio

GLORIA de Sebastián Lelio

Guión: Sebastián Lelio, Gonzalo Maza

Reparto: Paulina García, Sergio Hernández, Coca Guazzini y Antonia Santa María.

La película entera es una metáfora que se puede resolver en un conocido refrán: “Más vale solo que mal acompañado”. Las metáforas llevadas al cine comúnmente suelen ser llevadas a públicos que aprecian el cine de autor, ‘Gloria’ de Sebastián Lelio es una producción hecha para festivales independientes de cine, pensando en un público de festival y hasta pensando en los programadores de festivales. Es un giño a todo público que gusta del cine de autor. Aunque nuevamente caemos en el clásico tiempo muerto. Los planos extendidos hasta el hartazgo en cuestiones que no tienen nada que ver con la historia o que no aportan casi nada (como poner a la protagonista cantando en su carro o afeitándose las piernas en tomas interminables) son los que podrían brindar una mejor película con su ausencia. Luego, que una película parezca tener escenas puestas a propósito para que no parezca un cortometraje sino una película de dos horas, al final siempre se notan y dan una sensación de pobreza creativa (como el tipo que toca la puerta para pedir su marihuana). Además, las escenas de sexo están de más, son absolutamente innecesarias; y ni qué decir de los desnudos casi sin importancia y absolutamente reemplazables.

Pero lo más sobresaliente es el final, que además también tiene contradicciones. Se logra un final bien puesto, emocionante y lo más recordable de la película, haciendo una metáfora sobre la aceptación de uno mismo tal y como es. Lo malo es que las mismas sensaciones se pueden conseguir yendo a una discoteca y viendo a la gente bailando. Un clímax en imágenes proyectado en una pantalla necesita de música, actuación, arte, dirección y fotografía; de todas esas por igual, pero el gran final lo da la historia en sí, no debe depender sólo de la música y la emoción que ésta genere. Si sucede eso, da la sensación de haber perdido el tiempo en haber visto una película innecesaria.