HÁBITOS RAROS DE LOS ESCRITORES FAMOSOS

Hacemos un recorrido por algunos de los más grandes escritores y las particulares rutinas que utilizaban para inspirar su creatividad.

Para ser un gran escritor, sugería Charles Bukowski, hay que dormir con muchas mujeres hermosas, beber cerveza como si fuera agua y encerrarse apartado hasta que amenace la locura. Otros gigantes literarios, que preferían un enfoque más metódico, adoptaron rutinas tan estrictas como extrañas para convocar la creatividad. Estos son algunos de los más raros...

Dan Brown

El autor de 'El código Da Vinci' empieza a trabajar todos los días a las cuatro de la mañana y escribe con precisión militar. Un reloj de arena antiguo cronometra sus períodos de 60 minutos y el ejercicio los interrumpe. A cada hora, se pone de pie y hace una serie de flexiones de brazos.

Truman Capote

Truman Capote una vez se describió a sí mismo como un 'autor totalmente horizontal'. Escribió los primeros borradores de obras como 'A sangre fría' y 'Desayuno en Tiffany's' a mano, tendido en un sofá, por lo general, acompañado de un jerez o Martini; la bebida elegida aumentaba exponencialmente a medida que pasaba el día.

Ernest Hemingway

'Escribo una página de obra maestra cada noventa y una de basura. Trato de poner la basura en el cesto de papeles', le dijo una vez Hemingway a su colega la luminaria estadounidense F. Scott Fitzgerald. El truco de Hemingway (en la foto, a la derecha, con su esposa) era levantarse temprano, embestir 500 palabras y después pasarse el resto del día bebiendo. En sus últimos años, escribía de pie en la máquina de escribir.

Aaron Sorkin

El hígado no es el único que corre peligro en la máquina de escribir. El autor de 'Red Social', Aaron Sorkin, una vez se rompió la nariz escribiendo. Al autor, un entusiasta en exceso, le gusta representar los diálogos de las historias frente al espejo y, en una ocasión, se dejó llevar un poco y se dio un cabezazo.

C.S. Lewis

El autor nacido en Belfast también suscribía a un enfoque metódico, aunque un poco más puritano. Supervisando todos los detalles en todo momento, Lewis ideó historias como 'Las crónicas de Narnia' planeando meticulosamente cada encuentro social, comida o incluso cerveza con anticipación.

Hunter S. Thompson

Como seguro ya sabes, Hunter S. Thompson disfrutaba de las sesiones raras. Supuestamente, el hombre saludable se levantaba a las tres de la tarde y empezaba el día con Chivas Regal, cuatro rayas de cocaína y, después, almorzaba (dos hamburguesas, dos margaritas, papas fritas, aros de cebolla, más whisky y después ácido): para la medianoche, estaba listo para escribir.

Victor Hugo

El método mediante el cual Victor Hugo superó su bloqueo de escritor es quizás tan inspirador como su obra maestra, “Les Miserables”. Un procrastinador nato, el francés le pedía a su ayudante que le llevara la ropa lejos. En consecuencia, Hugo se encontraba desnudo, atascado en la casa, sin otra cosa que hacer que escribir.

Alexander Dumas

El autor de 'Los tres mosqueteros' no sólo se imponía un sistema de códigos de color de escritura (rosado para no ficción, azul para ficción y amarillo para poesía), sino que supuestamente se sentaba todas las mañanas bajo el Arco del Triunfo, en París, y comía una manzana para inspirarse.

Ya sea que las rutinas estén guiadas por la superstición, el comportamiento obsesivo o el capricho, muchos grandes autores adoptaron condiciones raras para escribir. Orwell nadaba, Hemingway bebía y CS Lewis se aburría hasta las lágrimas. Raro o no raro, los resultados son indiscutibles.