EL ÚLTIMO VIAJE A FARGO [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]
La brillante tercera entrega pivota sobre un tema: las leyes del universo configuran un desarrollo predecible de las cosas, hasta que el factor humano entra en la ecuación y se lo carga
Según el principio de mediocridad copernicana (empezamos fuertes) nuestro planeta, nuestro sol y nuestra galaxia son de una normalidad que asusta. A diferencia de lo que se creía antaño, nuestra existencia no es excepcional, sino que se trata, más bien, de una sucesión ordinaria de factores que probablemente se estén dando en otros rincones del universo continuamente. No somos el centro y menos somos los únicos. Desde una perspectiva cosmológica el ser humano es, poco más que, mediocre. Pero poseemos algo no previsto: una estupidez inaudita capaz de alterar el Gran Orden de un porrazo. Y eso sí es extraordinario.
La serie Fargo, y casi todo lo que se desprende de la obra de los hermanos Coen, insiste en explorar este hermoso factor (el accidente humano) temporada tras temporada. En esta tercera entrega el orden toma la forma de un mafioso ruso, miembro de una organización criminal internacional muy bien estructurada, y el factor humano toma la de dos gemelos, los hermanos Stussy, interpretados ambos por Ewan McGregor.
Este David contra Goliath antiépico, la del orden establecido (poderes fácticos) contra el individuo, tiene su último eco en la turbia situación político-financiera estadounidense, como su creador, Noah Hawley, admitió recientemente. La estupidez de los Stussy, esto sí, es extrapolable a cualquier nación.
La serie empieza como no podría ser de otra forma. Sujeto A mata por accidente (o por error) a Sujeto B alterando el orden de las cosas hasta límites imposibles de predecir. A partir de aquí un seguido de personajes de lo más variopinto (Fargo nos ha enseñado que el norte de Estados Unidos es parte del salvaje oeste) irán viéndose implicados en la tragediacomedia.
Al margen de los mencionados, cabe destacar a la agente Burgle (Carrie Coon) y Nikki Swango (Mary E. Winstead). En el universo coeniano suelen ser las mujeres las que, de manera eficiente y altruista, reestablecen el orden tras el descalabro. En la mente de todos siempre estará la figura salvadora, casi mística por su sencillez, de Francesc McDormand en la película Fargo (1996).
En palabras del propio Hawley, los personajes de Fargo tienden a ser poliédricos. Nadie es del todo bueno ni del todo malo. Nadie, excepto dos. El policía y el villano. La primera ya la conocemos y el segundo no es otro que el pringoso V.M. Varga, interpretado por un irreconocible David Thewlis. Estos dos son los representantes del bien y del mal, los puntos de referencia moral, entre los cuales se extiende un abanico de personajes llenos de matices. Así el espectador tiene la oportunidad de hacer los juicios pertinentes. Esta fórmula la vemos repetida en todas las temporadas de la serie.
POCO RUIDO, MUCHAS NUECES
A diferencia de otras cadenas expertas en ruido mediático, FX siempre se ha caracterizado por maniobrar en silencio. Estrena verdaderas joyas sin generar expectativas y evita adoptar un discurso mesiánico. Desde The Shield a The Americans, se dedica a hacer series fijándose en la historia global, no buscando el éxito inmediato. Si echamos un vistazo a la lista de series producidas por FX nos llevaremos las manos a la cabeza.
En un momento en el que la oferta de series se ha desbordado y las cadenas compiten entre sí como sólo habíamos visto hacer por los derechos del fútbol, hay que destacar una filosofía de trabajo como la de FX. Cocción a fuego lento. Premisas originales desarrolladas por equipos creativos y repartos sin grandes estrellas. Y Fargo sigue esta tradición. En Estados Unidos la cadena goza de gran popularidad pero en Sudamérica estamos tardando.
LA CUARTA TEMPORADA EN DUDA
Ahora toca lo malo. Según confesó Noah Hawley sus diversos proyectos cinematográficos y la segunda entrega de Legión, también suya, hacen muy difícil el compromiso de una cuarta temporada de Fargo. "Me llevó 15 meses lanzar la segunda temporada y 18 la tercera", dijo Hawley para Deadline. Una auténtica salvajada. Y además con la productora FX tiene acordado que sólo escribirá nuevas historias "si la creatividad está ahí".
Conociendo la tradición de la cadena, le darán todo el tiempo que necesite para poder construir una cuarta e incluso una quinta temporada. Tiene la confianza de la productora, el apoyo del público y a la crítica rendida a sus pies. Al tratarse de una serie antológica, además, la regularidad de las emisiones no es tan estricta. No hay un hilo narrativo que peligra. Con lo que no sentirá la presión de los espectadores ni de la propia historia (como sí está sucediendo con Game Of Thrones).
Según el principio de mediocridad copernicana (empezamos fuertes) nuestro planeta, nuestro sol y nuestra galaxia son de una normalidad que asusta. A diferencia de lo que se creía antaño, nuestra existencia no es excepcional, sino que se trata, más bien, de una sucesión ordinaria de factores que probablemente se estén dando en otros rincones del universo continuamente. No somos el centro y menos somos los únicos. Desde una perspectiva cosmológica el ser humano es, poco más que, mediocre. Pero poseemos algo no previsto: una estupidez inaudita capaz de alterar el Gran Orden de un porrazo. Y eso sí es extraordinario.
La serie Fargo, y casi todo lo que se desprende de la obra de los hermanos Coen, insiste en explorar este hermoso factor (el accidente humano) temporada tras temporada. En esta tercera entrega el orden toma la forma de un mafioso ruso, miembro de una organización criminal internacional muy bien estructurada, y el factor humano toma la de dos gemelos, los hermanos Stussy, interpretados ambos por Ewan McGregor.
Este David contra Goliath antiépico, la del orden establecido (poderes fácticos) contra el individuo, tiene su último eco en la turbia situación político-financiera estadounidense, como su creador, Noah Hawley, admitió recientemente. La estupidez de los Stussy, esto sí, es extrapolable a cualquier nación.
La serie empieza como no podría ser de otra forma. Sujeto A mata por accidente (o por error) a Sujeto B alterando el orden de las cosas hasta límites imposibles de predecir. A partir de aquí un seguido de personajes de lo más variopinto (Fargo nos ha enseñado que el norte de Estados Unidos es parte del salvaje oeste) irán viéndose implicados en la tragediacomedia.
Al margen de los mencionados, cabe destacar a la agente Burgle (Carrie Coon) y Nikki Swango (Mary E. Winstead). En el universo coeniano suelen ser las mujeres las que, de manera eficiente y altruista, reestablecen el orden tras el descalabro. En la mente de todos siempre estará la figura salvadora, casi mística por su sencillez, de Francesc McDormand en la película Fargo (1996).
En palabras del propio Hawley, los personajes de Fargo tienden a ser poliédricos. Nadie es del todo bueno ni del todo malo. Nadie, excepto dos. El policía y el villano. La primera ya la conocemos y el segundo no es otro que el pringoso V.M. Varga, interpretado por un irreconocible David Thewlis. Estos dos son los representantes del bien y del mal, los puntos de referencia moral, entre los cuales se extiende un abanico de personajes llenos de matices. Así el espectador tiene la oportunidad de hacer los juicios pertinentes. Esta fórmula la vemos repetida en todas las temporadas de la serie.
POCO RUIDO, MUCHAS NUECES
A diferencia de otras cadenas expertas en ruido mediático, FX siempre se ha caracterizado por maniobrar en silencio. Estrena verdaderas joyas sin generar expectativas y evita adoptar un discurso mesiánico. Desde The Shield a The Americans, se dedica a hacer series fijándose en la historia global, no buscando el éxito inmediato. Si echamos un vistazo a la lista de series producidas por FX nos llevaremos las manos a la cabeza.
En un momento en el que la oferta de series se ha desbordado y las cadenas compiten entre sí como sólo habíamos visto hacer por los derechos del fútbol, hay que destacar una filosofía de trabajo como la de FX. Cocción a fuego lento. Premisas originales desarrolladas por equipos creativos y repartos sin grandes estrellas. Y Fargo sigue esta tradición. En Estados Unidos la cadena goza de gran popularidad pero en Sudamérica estamos tardando.
LA CUARTA TEMPORADA EN DUDA
Ahora toca lo malo. Según confesó Noah Hawley sus diversos proyectos cinematográficos y la segunda entrega de Legión, también suya, hacen muy difícil el compromiso de una cuarta temporada de Fargo. "Me llevó 15 meses lanzar la segunda temporada y 18 la tercera", dijo Hawley para Deadline. Una auténtica salvajada. Y además con la productora FX tiene acordado que sólo escribirá nuevas historias "si la creatividad está ahí".
Conociendo la tradición de la cadena, le darán todo el tiempo que necesite para poder construir una cuarta e incluso una quinta temporada. Tiene la confianza de la productora, el apoyo del público y a la crítica rendida a sus pies. Al tratarse de una serie antológica, además, la regularidad de las emisiones no es tan estricta. No hay un hilo narrativo que peligra. Con lo que no sentirá la presión de los espectadores ni de la propia historia (como sí está sucediendo con Game Of Thrones).
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