¿PUEDEN LOS ESPORTS CONVERTIRSE EN EL NUEVO FÚTBOL? SÍ, JUGAR VIDEOJUEGOS ES UN DEPORTE PROFESIONAL [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]
El auge de los eSports es innegable: los principales grupos mediáticos europeos ya están invirtiendo fuerte en un puñado de jóvenes que pueden convertirse en estrellas de un negocio que hoy mueve globalmente más de 400 millones de euros al año y que se estima que doblará esa cantidad en 2019
Como éste es un artículo de videojuegos y deportistas profesionales de los mismos, empezaremos hablando de fútbol. El año pasado, en sólo un trimestre, FIFA 17 se convirtió en el juego más vendido en consolas de 2016, con más de 10 millones de jugadores (más los que haya conseguido en 2017). Sólo Ultimate Team, su modo de coleccionar cromos de "delanteros de otra galaxia", ha pasado de generar unos 150 millones hace cinco años a más de 700 millones en 2016. ¡En cromos! Y hace dos días, la compañía anunciaba que Cristiano Ronaldo sería su estrella de portada en FIFA 18, por una cantidad que desconocemos.
Ah, Cristiano. Es el deportista mejor pagado del mundo. Suma más de 250 millones de seguidores entre sus cuentas en redes sociales. Se rumorea que tiene el mismo contrato vitalicio con Nike que LeBron James, de apróximadamente 900 millones de euros sólo por seguir existiendo. En 2016 se calcula que ingresó 77 millones de euros, entre lo que gana en el Madrid y lo que consigue en patrocinios (y esto sin contar con sus inversiones). ¡210.000 euros diarios!
El reciente campeón de la Champions es, posiblemente, la mayor superestrella del planeta deportivo. O al menos la de más éxito. Nada mal para un deporte que hace apenas 130 años que "legalizó" lo de ser jugador profesional, cuando los futbolistas del norte del Reino Unido se plantearon crear su propia liga si la federación no permitía los pagos. O, ya que hablábamos de la Champions: hace menos de un siglo que la Juve se convirtió en el primer equipo italiano totalmente profesional.
Si entras en la página de FIFA de Electronic Arts, también te puedes encontrar a un profesional muchísimo menos famoso: Chevrey Corentin, Rocky, del equipo de eSports francés Vitality. En mayo de este 2017, Rocky marcó un gol en el último minuto en el terreno virtual de juego en el FIFA 17 Ultimate Team Championship Series de Berlín. Un 5-4 por el que Rocky se embolsó 142.000 euros y que le supuso la clasificación para la fase final de la Copa del Mundo Interactiva de la FIFA, organizada por EA y la propia FIFA, donde ocho jugadores se enfrentarán con más de 175.000 euros para el ganador. Nada mal para un jugador de 19 años. Y FIFA ni siquiera es el videojuegos con mejores premios en metálico para los deportistas virtuales de la actualidad.
Corentin es uno de los cinco jugadores profesionales de FIFA que mantiene Vitality, con patrocinios de HP y Canal+, entre otros. Una plantilla de cerca de 30 jugadores profesionales, repartidos entre ocho juegos, desde smartphones (Hearthstone o Clash Royale) hasta el inevitable League of Legends.
A finales de ese mismo mes de mayo, Movistar convocaba al estreno de sus nuevas instalaciones en la Casa del Lector del Matadero en el mismo Madrid: un "centro de alto rendimiento", donde un puñado de deportistas profesionales entrenará con objetivos similares: vestuarios, cantina, centro de emisiones para el canal que Movistar+ inauguró en febrero, managers, médicos, etc.
Toda la estructura de un equipo deportivo profesional en algo más de un millar de metros cuadrados, para siete equipos unidos por una denominación común: Movistar Riders. Creado en enero. ¿Hay que ser genios para ver lo que viene? En seis meses, la mayor empresa de telecomunicaciones de ese país europeo ha puesto en marcha la infraestructura necesaria para llevar los eSports de España al siguiente nivel.
Una empresa pensada para convertir "a chicos que ya saben jugar" en "profesionales de más alto nivel", como nos contaba el manager general Jorge Sáinz, exjugador profesional con vocación pedagógica (fue maestro durante años). La idea es que un puñado de pibes muy jóvenes -salvo en un par de juegos, la vida de un profesional empieza por debajo de los 18 años y acaba antes de los 30 años- cuenten con lo que hasta hace unos años era impensado: un soporte que se mire sin complejos en el espejo de deportes profesionales como el fútbol y que les ayude a ser algo más que virtuosos del gamepad o el mouse. Porque los eSports se están convirtiendo en el próximo fenómeno a nivel mundial.
Por ejemplo, a finales de junio en IFEMA se celebrará Gamergy, la competición más importante de España, organizada por la Liga de Videojuegos Profesional. Que dicho así puede sonar a cualquier cosa, pero que en octubre del año pasado fue adquirida por el Grupo Mediapro, poniendo en marcha la Superliga Orange.
Gamergy rozó el año pasado los 35.000 asistentes en vivo (y casi 10 veces esa cantidad en streaming), y cuenta con patrocinadores como El Corte Inglés. ¿Y cuánto es eso? Pues, tres veces más de lo que cabe en cualquier estadio del torneo descentralizado de este país. Así que, empecemos por ahí: un torneo de videojuegos en España ya tiene más público en vivo que la final de la Copa del Rey de baloncesto. Repartirá en premios 150.000 euros.
Muy lejos han quedado los días de Fatal1ty y otros pioneros de los campeonatos de videojuegos. Los eSports ya tienen canal de televisión propio, patrocinadores externos al sector tecnológico, varios equipos profesionales en marcha en las ciudades más importantes de europa (aunque ninguno tan ambicioso como Riders de España) y un torneo de renombre. A nivel mundial, se estima que este año moverán (sólo entre anuncios y patrocinios, derechos de retransmisión aparte) unos 420 millones de euros. Una cifra que los analistas de Business Insider estiman que se doblará en los próximos dos años.
Sí, los eSports no se van a convertir en el nuevo fútbol de la noche a la mañana ni ninguno de sus jugadores en actividad podrá ganar lo que Cristiano Ronaldo. Pero las bases están puestas. Y, si no entiendes qué interés puede tener contemplar partidas en vivo de los profesionales, enhorabuena: ahora sabes lo que siente toda ese gente que cambia el canal cuando pasan las andanzas de 22 tipos con una pelota y las piernas al aire.
Como éste es un artículo de videojuegos y deportistas profesionales de los mismos, empezaremos hablando de fútbol. El año pasado, en sólo un trimestre, FIFA 17 se convirtió en el juego más vendido en consolas de 2016, con más de 10 millones de jugadores (más los que haya conseguido en 2017). Sólo Ultimate Team, su modo de coleccionar cromos de "delanteros de otra galaxia", ha pasado de generar unos 150 millones hace cinco años a más de 700 millones en 2016. ¡En cromos! Y hace dos días, la compañía anunciaba que Cristiano Ronaldo sería su estrella de portada en FIFA 18, por una cantidad que desconocemos.
Ah, Cristiano. Es el deportista mejor pagado del mundo. Suma más de 250 millones de seguidores entre sus cuentas en redes sociales. Se rumorea que tiene el mismo contrato vitalicio con Nike que LeBron James, de apróximadamente 900 millones de euros sólo por seguir existiendo. En 2016 se calcula que ingresó 77 millones de euros, entre lo que gana en el Madrid y lo que consigue en patrocinios (y esto sin contar con sus inversiones). ¡210.000 euros diarios!
El reciente campeón de la Champions es, posiblemente, la mayor superestrella del planeta deportivo. O al menos la de más éxito. Nada mal para un deporte que hace apenas 130 años que "legalizó" lo de ser jugador profesional, cuando los futbolistas del norte del Reino Unido se plantearon crear su propia liga si la federación no permitía los pagos. O, ya que hablábamos de la Champions: hace menos de un siglo que la Juve se convirtió en el primer equipo italiano totalmente profesional.
Si entras en la página de FIFA de Electronic Arts, también te puedes encontrar a un profesional muchísimo menos famoso: Chevrey Corentin, Rocky, del equipo de eSports francés Vitality. En mayo de este 2017, Rocky marcó un gol en el último minuto en el terreno virtual de juego en el FIFA 17 Ultimate Team Championship Series de Berlín. Un 5-4 por el que Rocky se embolsó 142.000 euros y que le supuso la clasificación para la fase final de la Copa del Mundo Interactiva de la FIFA, organizada por EA y la propia FIFA, donde ocho jugadores se enfrentarán con más de 175.000 euros para el ganador. Nada mal para un jugador de 19 años. Y FIFA ni siquiera es el videojuegos con mejores premios en metálico para los deportistas virtuales de la actualidad.
Corentin es uno de los cinco jugadores profesionales de FIFA que mantiene Vitality, con patrocinios de HP y Canal+, entre otros. Una plantilla de cerca de 30 jugadores profesionales, repartidos entre ocho juegos, desde smartphones (Hearthstone o Clash Royale) hasta el inevitable League of Legends.
A finales de ese mismo mes de mayo, Movistar convocaba al estreno de sus nuevas instalaciones en la Casa del Lector del Matadero en el mismo Madrid: un "centro de alto rendimiento", donde un puñado de deportistas profesionales entrenará con objetivos similares: vestuarios, cantina, centro de emisiones para el canal que Movistar+ inauguró en febrero, managers, médicos, etc.
Toda la estructura de un equipo deportivo profesional en algo más de un millar de metros cuadrados, para siete equipos unidos por una denominación común: Movistar Riders. Creado en enero. ¿Hay que ser genios para ver lo que viene? En seis meses, la mayor empresa de telecomunicaciones de ese país europeo ha puesto en marcha la infraestructura necesaria para llevar los eSports de España al siguiente nivel.
Una empresa pensada para convertir "a chicos que ya saben jugar" en "profesionales de más alto nivel", como nos contaba el manager general Jorge Sáinz, exjugador profesional con vocación pedagógica (fue maestro durante años). La idea es que un puñado de pibes muy jóvenes -salvo en un par de juegos, la vida de un profesional empieza por debajo de los 18 años y acaba antes de los 30 años- cuenten con lo que hasta hace unos años era impensado: un soporte que se mire sin complejos en el espejo de deportes profesionales como el fútbol y que les ayude a ser algo más que virtuosos del gamepad o el mouse. Porque los eSports se están convirtiendo en el próximo fenómeno a nivel mundial.
Por ejemplo, a finales de junio en IFEMA se celebrará Gamergy, la competición más importante de España, organizada por la Liga de Videojuegos Profesional. Que dicho así puede sonar a cualquier cosa, pero que en octubre del año pasado fue adquirida por el Grupo Mediapro, poniendo en marcha la Superliga Orange.
Gamergy rozó el año pasado los 35.000 asistentes en vivo (y casi 10 veces esa cantidad en streaming), y cuenta con patrocinadores como El Corte Inglés. ¿Y cuánto es eso? Pues, tres veces más de lo que cabe en cualquier estadio del torneo descentralizado de este país. Así que, empecemos por ahí: un torneo de videojuegos en España ya tiene más público en vivo que la final de la Copa del Rey de baloncesto. Repartirá en premios 150.000 euros.
Muy lejos han quedado los días de Fatal1ty y otros pioneros de los campeonatos de videojuegos. Los eSports ya tienen canal de televisión propio, patrocinadores externos al sector tecnológico, varios equipos profesionales en marcha en las ciudades más importantes de europa (aunque ninguno tan ambicioso como Riders de España) y un torneo de renombre. A nivel mundial, se estima que este año moverán (sólo entre anuncios y patrocinios, derechos de retransmisión aparte) unos 420 millones de euros. Una cifra que los analistas de Business Insider estiman que se doblará en los próximos dos años.
Sí, los eSports no se van a convertir en el nuevo fútbol de la noche a la mañana ni ninguno de sus jugadores en actividad podrá ganar lo que Cristiano Ronaldo. Pero las bases están puestas. Y, si no entiendes qué interés puede tener contemplar partidas en vivo de los profesionales, enhorabuena: ahora sabes lo que siente toda ese gente que cambia el canal cuando pasan las andanzas de 22 tipos con una pelota y las piernas al aire.
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