DRAGONSTONE INICIA LA RECTA FINAL DEL FIN DE UNA ERA [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]

Las mujeres de la serie representan las posiciones morales más revolucionarias


Game Of Thrones lleva seis años monopolizando nuestras noches de lunes y las charlas de la mañana después, pero es admirable que no haya perdido la habilidad para sorprendernos. Y no lo decimos sólo porque haya pasado por todo y movido las piezas del tablero en cada temporada, sino porque en su última entrega, también en el capítulo que inauguró la séptima, presume de un tono perfecto, como de otra serie, no la dispersa y titubeante de sus comienzos. Parece como si ahora fuera demasiado redonda, como si se hubiera rendido a darnos todo lo que queremos, pero es simplemente que sabe qué quiere contar y, como ya no le queda mucho tiempo, va directo a la yugular. Por ello también parece que Dragonstone, el primero de los nuevos siete episodios, está ideado para que nos dejemos llevar por sus puntos de quiebre finales: maneja con tremendo acierto los grandes temas de la ficción y promete un espectáculo casi inagotable.

De hecho, la escena que abre Dragonstone (antes incluso de que aparezcan esos míticos créditos) es puro fan service. En The Twins, Walder Frey celebra una cena con sus hombes, en la que les agradece de nuevo su apoyo a la hora de acabar con los Stark. Pero, ¿este tipo no estaba muerto? Después de servirles una bebida envenenada, el viejo traidor se arranca el rostro y aparece el de Arya, claro. Todo tiene sentido, sabíamos lo que iba a pasar, pero en eso consiste el placer del momento. Parece como si Game Of Thrones hiciera una declaración de intenciones, la de que sucederá la venganza, pero si por algo se caracteriza esta serie es por ser imprevisible. Por si eso no sirviera como concesión al público para estrenar la séptima temporada, otra de las primeras secuencias del capítulo nos muestra a los White Walkers acercándose peligrosamente al Muro envueltos en una bruma azul y gélida. El invierno está aquí, se empeña en reseñar la serie mientras la audiencia aplaude.

Subrayados aparte, Dragonstone, escrito por David Benioff y D. B. Weiss, dirigido por Jeremy Podeswa, baraja grandes cuestiones con gran sutileza. La trama de personajes más interesante por ahora, al menos la que más desarrolla este episodio, es la situación en Winterfell, en ese duelo a fuego lento entre Jon Snow y Sansa Stark. El King in the North sigue pactando alianzas de cara a la amenaza más allá del Muro, pero para su hermana es demasiado compasivo con los que lo han traicionado. Este enfrentamiento no es superestimulante sólo por lo que les depara, sino por las posiciones morales enfrentadas que suponen. No es la típica estructura del Bien contra el Mal, sino una más profunda que la serie ya ha desarrollado. ¿Es inteligente confiar en la clemencia cuando el futuro de Westeros está en juego, o lo es más ser implacable y retorcido como los enemigos? Es un dilema deprimente que hace que hasta el público se moje; Sansa ha perdido la confianza, pero Jon todavía cree en la nobleza.

Es especialmente bonito que sea Sansa Stark la que recupere este tema imprescindible de Game Of Thrones, porque en la serie de HBO también son las mujeres las que representan las posturas más revolucionarias, sean positivas o negativas. Hombres como Jon Snow o Lord Davos encarnan valores tradicionales, pero son ellas, Daenerys Targaryen, Cersei Lannister, Arya Stark e incluso Melisandre, las que cuestionan el status quo para luchar por el mundo en el que creen. Cersei Lannister, ahora en el Trono de Hierro, se ha convertido en una especie de Reina Loca, incapaz de frenar una cruzada que parece perdida. De eso mismo, de ser un reflejo moderno del Rey Loco, también advirtió Tyrion a Daenerys en los episodios finales de la sexta temporada, durante el asedio a Mereen. La diferencia entre un gobierno justo y uno déspota radica sólo en el dogma que lo inspira.

Ese diálogo entre el nihilismo y el idealismo se plantea en un par de escenas más. Tras culminar su ajusticiamiento en The Twins, Arya se dirige al King's Landing y se encuentra con un grupo de soldados que la invitan a comer. ¿Quién no pensaría que intentarían atacarla, violarla o matarla? No sucede, y la joven Stark termina dando cuenta del conejo con una sonrisa en el rostro. Algo así le sucede al Perro (una de las evoluciones más bonitas y tristes), ahora con la Hermandad del Estandarte, con los que pasa la noche en una casa abandonada; acaba enterrando a los dos cadáveres que han encontrado allí, lamentando la compasión que merecieron y no tuvieron. Por apuntes como estos, Dragonstone es un capítulo modélico, el ejemplo de lo mejor de este juego de tronos, una que por fin sabe lo que quiere contar (la llegada de Daenerys a Westeros, el descubrimiento de Sam, las alianzas en el Norte, etc.), que no renuncia al espectáculo, tampoco a las grandes reflexiones de una gran serie.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA ESTAFA DEL GANO EXCEL, LATTE 365, GANO CAFÉ, ORGANO GOLD, GANODERMA LUCIDUM, GANO LIFE O GANO LATTE

EL DÍA QUE STEVEN SEAGAL SE CAGÓ EN LOS PANTALONES

SIMON BAKER: "CUANDO LEÍ EL GUIÓN DE EL MENTALISTA POR PRIMERA VEZ PENSÉ QUE NO GRABARÍAMOS MÁS QUE EL EPISODIO PILOTO"