HISTORIAS JAMÁS CONTADAS QUE SUCEDIERON EN LA CASA BLANCA [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]

¿Vomitar en público? ¿enseñar el pene a la gente? ¿sobrevivir a un tiroteo? ¿criar caimanes? El portal web Actores, Directores y Guionistas de Latinoamérica te resume un informe sobre los mitos, leyendas y secretos de los presidentes más freaks de los Estados Unidos de Norteamérica


Thomas Jefferson (1801-1809) - El Inventor Obsesivo

El tercer presidente de EE UU tuvo una vida longeva e intensa -murió a los 83 años-. Se le conoce también como el presidente inventor, pues ideó una máquina para hacer macarrones y hasta un tipo de arado. El autor de la Declaración de Independencia del país ideó el llamado Cilindro de Jefferson. Un aparato compuesto por diferentes discos con letras, puestas sobre un mismo eje, que permitían escribir mensajes una y otra vez con la misma tipografía. Este escritor prolífico registró sus más de 18.000 cartas y era tan maniático y perfeccionista que dejó anotado el número de guisantes que eran necesarios para completar un tarro de cristal.

John Quincy Adams (1825-1829) - Viaje al Centro de la Tierra

El sexto presidente de EE UU, hijo del segundo presidente del país, John Adams, es conocido por una teoría de geología que aún produce carcajadas más de 200 años después. Era defensor de que la Tierra era hueca por dentro, y estaba empeñado en cavar un túnel desde el polo Norte que llegara hasta el centro. Casi estuvo a punto de comenzar la expedición, pero una derrota en las elecciones presidenciales acabó con tan bizarra idea. Murió en el mismo edificio del Capitolio en 1848 y cuentan que sus últimas palabras fueron: "This is the last of Earth. I am happy".

Abraham Lincoln (1861-1865) - El Primer Hipster de la Historia

Es el más respetado de los presidentes americanos -idolatrado como una deidad- y no hay quien no lo recuerde. Hombre con mucho sentido del humor y gran luchador, es protagonista de una anécdota que puebla muchos rincones del país en forma de conjunto escultórico de Semana Santa, pero en Nueva Jersey. Resulta que estaba el bueno de Lincoln en plena campaña electoral, en 1860, cuando una niña de 12 años, Grace Bedell, le escribió una carta pidiéndole que se dejara crecer la barba pues mejoraría su aspecto físico. Si el candidato lo hacía, ella y sus hermanos prometían votarle. El político lo hizo y, tras ganar las elecciones, visitó a la niña, y dicho momento quedó inmortalizado en las epopeyas presidenciales.

Wlliam McKinley (1897-1901) - Un Clavel y Rayos X

Al tercer presidente de EE UU asesinado, tras Lincoln y Abram Garfield, no sólo se le atribuye la culpa del genocidio filipino de 1899, donde murieron un millón de civiles, sino también su escaso conocimiento geográfico. Cuando al presidente le anunciaron la toma de Manila, recogen varios libros de la época que tuvo que mirar en un globo terráqueo dónde estaba el lugar que habían invadido. Pero, además, eran conocidas sus manías supersticiosas. Acostumbrado a no llevar escolta, lucía siempre un clavel rojo en la solapa de su chaqueta. En una de sus visitas a la Exposición Panamericana de Buffalo (New York) una niña le pidió que le regalara su flor característica. Se la dio y, unos minutos después, un anarquista le disparó dos veces. La primera bala le fue extraída; la segunda acabó con su vida. Paradojas: en esa exposición se había presentado la primera máquina de rayos X; pensaron en utilizarla para detectar en qué parte del cuerpo estaba la segunda bala, pero ante las dudas sobre las consecuencias para la salud que podría tener dicho artefacto, declinaron su uso con el presidente.

Teddy Roosevelt (1901-1909) - No te Callas ni a Tiros

Un buen discurso puede llevarte a la Casa Blanca, pero también puede salvarte la vida. En concreto uno de 50 páginas y unas gafas guardadas en el bolsillo de la chaqueta pueden parar el disparo de un loco en plena campaña electoral. En 1912 Teddy Roosevelt se presentaba a la tercera reelección cuando, en Milwaukee, un hombre intentó asesinarlo, supuestamente, tras recibir en sueños la orden del anterior presidente McKinley de vengarse por su muerte. Roosevelt, con una costilla rota y una bala en el pecho, terminó su discurso de una hora. Pero sus anteriores mandatos también estuvieron salpicados de sangre. Roosevelt sustituyó a McKinley tras su asesinato a manos de un anarquista en 1901 y llegó al poder con un amplio respaldo. Esta historia inspiró a Fritz Lang para Spies (1928) y a Hitchcock para The 39 Steps (1935). Fue el primer estadounidense en ganar el Nobel de la Paz.

Calvin Coolidge (1923-1929) - Los Gallos Folladores

Al hecho de que el periodo refractario -tiempo que pasa entre una eyaculación y otra- de un hombre sea menor cuando se practica sexo con parejas distintas a la habitual se le conoce como efecto Coolidge. Y sí, el nombre hace honor al presidente número 30 de EE UU. Cuentan que en una visita de Calvin y la primera dama a una granja, observaron cómo unos gallos copulaban hasta 12 veces al día. Este hecho llamó poderosamente la atención de la esposa del gobernante, la cual exclamó burlona: "Cuéntenselo al presidente cuando pase por aquí". El político se acercó al rato y el granjero le explicó que la actividad sexual del animal era mayor porque copulaba con diferentes parejas cada vez. Entonces él replicó: "Cuéntenselo a la señora Coolidge".

Herbert Hoover (1929-1933) - Mascotas en Tiempos de Crisis

Nadie sabe mucho de este presidente norteamericano, entre otras cosas porque se comió toda la gran crisis económica de 1929; y el bolsillo de los ciudadanos, en política, no perdona. Él fue la persona que, desde la Casa Blanca, encendió el botón que inauguraría el Empire State de New York en 1931, pero también es recordado su amor por los animales. Llenó la residencia oficial en Washington D.C. de animales: perros, gatos, caballos, un cerdo, un oso, conejos y ¡dos caimanes! Siempre insistió en que eran dos regalos para sus hijos, pero el carácter infantil del presidente aún llena páginas de libros de texto estadounidenses.

John F. Kennedy (1961-1963) - Truhán y Señor

El presidente más popular y querido del siglo XX era un fumador compulsivo de habanos, tanto, que llegó incluso a encargar más de mil antes de firmar el embargo económico de Cuba. Poca gente sabe que ganó un premio Pulitzer y que tenía un lado solidario mayúsculo, como cuando donó su salario de presidente a los más necesitados. Infiel por naturaleza, además de compartir sábanas con Marilyn Monroe también se revolcó con Marlene Dietrich, con su secretaria Pamela Turnure, e incluso con las becarias -inspirador para Bill Clinton-. Todo consentido, incluso cuando llegó Jacqueline a su vida y, juntos, se convirtieron en la realeza de la que carecía EE UU.

Lyndon Johnson (1963-1969) - El Pene Presidencial

Sustituyó a John F. Kennedy tras su asesinato y fue el responsable de iniciar la guerra de Vietnam. Pero también se le conoce por su pasión por los coches, hasta tal punto que fue uno de los pocos que adquirió un Amphicar, un automóvil anfibio con el que navegó en más de una ocasión. Mujeriego y machista, le gustaba enseñar su pene en público, como símbolo de virilidad ancestral. Hasta tal punto que le puso nombre, Jumbo, y un día se lo mostró a un periodista tras la pregunta de porqué el país estaba en guerra en Vietnam. Le respondió: "Por esto".

Richard Nixon (1969-1974) - ¡Elvis en el Despacho Presidencial!

El escándalo de Watergate lo llevó a ser el primer y único presidente de EE UU que ha dimitido. Pero en el año 2007 salió a la luz otra de sus bizarras conversaciones, clasificada como secreta hasta entonces. En 1970, un degradado Elvis Presley se presentó de improvisto en la Casa Blanca para entregar una carta al presidente Nixon. Lógicamente no le dejaron pasar, pero recibió una llamada para invitarle esa misma tarde al Despacho Oval. Elvis, -sazonado con medicamentos, cuentan- entró en la sala y comenzó a hablar con el presidente de su intención de querer acabar con la cultura hippie, de los Beatles y su preocupación por el comunismo. Pero el Rey del Rock no terminó aquí su discurso, sino que también pedía tener una placa de agente federal para poder llevar a cabo todos sus objetivos "por amor a su país". Lo extraño de todo esto es que el presidente le concedió la placa. El cantante, por su parte, le regaló una pistola.

Jimmy Carter (1977-1981) - El Conejo Misterioso

A Jimmy Carter se le conoce por los Acuerdos de Paz de Camp David y por ser el primero en legislar en materia medioambiental, pero también por la surrealista anécdota con un conejo gigante. El presidente estaba de vacaciones pescando en un lago cuando un animal similar a un conejo pero de mayor tamaño se le acercó para atacarle. Carter lo apartó con el remo y volvió a la Casa Blanca a contar lo sucedido, hasta que le comentaron que esa noticia era improbable pues los conejos no saben nadar. Se filtró la noticia y los medios de comunicación se hicieron eco de tal anécdota y, además, empezaron a indagar más sobre su vida. A raíz de aquello rescataron otras historias de corte misterioso, como cuando en 1969 -aún no era presidente- notificó a la policía haber visto un objeto volador no identificado con luces de colores.

Ronald Reagan (1981-1989) - Alienígenas en la Casa Blanca

Pero Carter no fue el único presidente que divisó ovnis, también Reagan confesó haber visto objetos voladores. En la época de ambos presidentes, ver marcianos era muy popular gracias a películas como Cocoon (1985). Y del cine precisamente le vino a Reagan la reacción que tuvo ante un supuesto avistamiento dentro de un avión. El presidente terminó pidiendo al piloto que siguiera a ese objeto lumínico y se dedicó a ampliarlo pidiendo una investigación sobre una posible invasión alienígena. Hasta tal punto llegó su obsesión que incluso le pidió a Gorbachov, entonces presidente de la URSS, que ambas potencias lucharan juntas para acabar con esa amenaza del espacio exterior. Quizá tomó algunas ideas del capitán Vance Britten de la película The Last Outpost (1951).

George Bush (1989-1993) - Vomitona Presidencial

Puede gustarte o no la comida cruda, pero cuando uno es presidente de EE UU, debe hacer esfuerzos por la diplomacia. Estaba George Bush en una comida con el primer ministro de Japón cuando, repentinamente, comenzó a vomitar sobre la mesa. A los segundos se desmayó y de inmediato su mujer, Bárbara, acudió a ayudarlo con una servilleta. Adujeron el malestar a que el presidente había estado practicando deporte por la mañana. Las imágenes aún se pueden ver en YouTube, y en japonés se acuñó el término bushu-suru, o "hacer un Bush", que viene a significar "vomitar en público".

Bill Clinton (1993-2001) - Sexo Oral y Sadomasoquismo con La Becaria

Dos hechos memorables y televisados forman parte de sus mandatos. El primero, en 1995, cuando en las Naciones Unidas, durante un encuentro con el presidente ruso, Boris Yeltsin, terminó a carcajada salvaje ante todos los medios. Hay que explicar que Yeltsin no andaba muy sobrio en ese encuentro, y las citas de esas conversaciones siguen estando catalogadas. Y la otra, su apreciación oral de infidelidad con una becaria, que casi le cuesta el matrimonio… y la presidencia. Seductor nato, hay rumores que dicen que, en su juventud, intentó llevarse a la cama a una Jackie Kennedy entrada ya la sesentena. Se la podría haber llevado a Granada, donde confesó que reconquistó a Hillary tras su escarceo con Monica Lewinsky.

Barack Obama (2009-2016) - No sin Michelle

Ser el primer presidente negro de la historia ya es en sí misma una anécdota a reseñar. Carismático, sabe bien lo que su color de piel le ha marcado, incluso cuando en 2003, siendo senador por Illinois, fue confundido con un camarero en una recepción oficial. Pasará a la historia, además de por sus valores políticos, por su gusto por las alitas de pollo y patatas fritas picantes que come habitualmente del restaurante Ben's Chili Bowl de Washington. Algo que, lógicamente, no aprueba su mujer Michelle, ferviente defensora de la vida saludable. Ella es la responsable de que dejara de fumar, pero también la que ha aireado la costumbre del presidente de no recoger los calcetines cuando se los quita al llegar a casa. De hecho, de esta primera dama disciplinada y fiel consejera de su marido se rumorea que en un futuro no muy lejano podría seguir los pasos políticos de su marido. Ah, este negro también pasará a la historia por haber asesinado y quemado el cadaver de Osaba Bin Laden sin un juicio previo.

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