PARECIDOS Y DIFERENCIAS ENTRE HARRY POTTER Y FANTASTIC BEAST AND WHERE TO FIND THEM [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]
Newt y Harry son las distintas ramas de un mismo árbol
¿A quién va dirigida esta nueva saga?
Fantastic Beasts and Where to Find Them es un blockbuster extrañísimo. Es demasiado naíf para los postmillennials y demasiado tenebrosa para los niños. Todo parte de una pulsión personal de la todopoderosa J.K. Rowling, quien explicó durante el proceso de gestación de esta nueva franquicia que es justo lo que le apetecía hacer ahora mismo, del mismo modo que en 2012 se desmarcó con The Casual Vacancy, de templadísima acogida. Sencillamente, si ganas más de 300 millones de euros al año puedes permitirte no apelar a los niños como target principal. Se ha ganado ese crédito. La autoconfianza de Rowling facilita que en este caso no sea tu hijo quien va a pasar por taquilla, sino tú.
¿Por qué un spin off pretérito y no futuro?
Sobrevolaba la idea de un reboot de los siete libros, algo extraño si pensamos en lo satisfactorio de la adaptación existente (Spiderman, Hulk y Los Cuatro Fantásticos han sufrido este proceso recientemente, pero las piezas originales cubrieron expectativas con mucho menos brillo que la saga dorada de Warner), pero es bien sabido que Rowling no quería de ningún modo volver a los primeros compases de Harry. No había reto creativo ahí. Por ello, vemos aquí a una autora (que firma el guión) interesada en los mismos temas de siempre, procurando sortear al personaje que le trajo la eternidad. Si no le apetecía seguir con Harry ni reinventar a Harry, la única franja temporal posible era antes de su nacimiento. De hecho, mucho antes. 70 años antes, para que no exista la posibilidad de que ninguna de las cinco películas pactadas llegue a ser testigo de su alumbramiento.
Semejanzas y diferencias entre sus protagonistas
Pese a la anunciada ausencia de niños en el reparto, el personaje de Newt Scamander no te va a resultar extraño. Y no porque se parezca a Harry en cuanto a su biografía. No es alguien especial; al menos, no que sepamos aún. De hecho, si a alguien recuerda es a Ron, con sus inseguridades, su falta de habilidades sociales y su pelirrojismo. Es ducho con la varita, veloz en sus movimientos y efectivo en el combate. Pero eso es lo menos que podemos esperar de un treintañero inteligente salido de Hogwarts. Lo que hace que este adulto y sus cómplices (Tina, Jacob y Queenie) entronquen directamente con el trío original es su introversión, un continuo aprendizaje de las convenciones establecidas que parece no tener fin y una blancura de corazón marca de la casa Rowling. Curiosamente, cuando en la saga Potter todos los protagonistas parecían estar a una mala decisión de cruzar al lado oscuro donde acampaban sus enemigos, aquí su bonhomía parece a prueba de bombas (acorazada en un cierto autismo, eso sí).
Inquietud social
Poco a poco a lo largo de estos 19 años hemos contemplado cómo el gran poder que ostenta Rowling ha cristalizado en una gran responsabilidad. Puede que no fueran inquietudes sociales absolutamente consolidadas en su treintena, pero es innegable que la gran dama de las letras británicas ha ido utilizando su visibilidad para, poco a poco, hacer del mundo un sitio algo más equilibrado. Quizá Dumbledore no fuera gay en un comienzo, pero el paso del tiempo y de las páginas lo erigió como icono de la libertad sexual del mismo modo que la Hermione de las tablas hoy es negra (Harry Potter and the Cursed Child, programada actualmente en el West End londinense). En esta ocasión, la diversidad racial queda casi relegada a la presidenta de los EE UU mágicos, dado que introducir a demasiados actores de raza negra en los aledaños de la Quinta Avenida -donde se desarrolla casi toda la acción- en los años 20 habría incurrido en el desajuste del vikingo negro o el cásting daltónico.
Dónde conectan el mundo de Newt y el de Harry
#SPOILER# Pero es un spoiler ligero. Los 70 años de distancia referidos sólo son sobrevividos (que sepamos) por Albus Dumbledore. Además, existe una mención absolutamente tangencial a otra de las familias inglesas purasangre que ya conocemos: los Lestrange. Fuera de ello, una rica ambientación cada vez más depurada por el artesano director David Yates y su equipo. Todo un ejercicio de interiorismo (y exteriorismo) vintage del mundo mágico que ya conocías de memoria. Y después están los pequeños detalles. Todos los magos a uno y otro lado del Atlántico defenderán su escuela como la mejor y cambiarán el nombre de los muggles en un guiño a las tradicionales diferencias idiomáticas entre ambos territorios angloparlantes #FIN DEL SPOILER#.
Ventajas de no partir de un libro
Ahora el margen de maniobra es casi infinito. Y como los antecedentes siguen frescos en nuestro imaginario, no ha habido necesidad ninguna de remake encubierto, peaje que sí tuvieron que tributar Star Wars: The Force Awakens o Ghostbusters. Diríase que tras el desenlace de Fantastic Beasts and Where to Find Them ya ni siquiera existen limitaciones geográficas. EE UU (donde se desarrolla esta entrega), Reino Unido o la Patagonia, lo mismo da. Hay pandilla, se sugieren heridas sin cerrar que apuntan a futuras villanías y existe un archienemigo palpable (y parece que duradero). Fuera de eso, los animales fantásticos podrán crecer en importancia (de momento nos gusta más su aspecto que su desdibujada personalidad) o quedarse en simple McGuffin, pero lo cierto es que la galaxia expandida es aún más prometedora de lo esperado.
Desventajas de no partir de un libro
La principal desventaja de todo esto es que adivinas el libro lleno de diversión descomunal que nos ha arrebatado Rowling. Cada uno de los planos sugiere diez páginas de descripción al margen de los ágiles diálogos, que, ellos sí, nos recuerdan a la mágica música de siempre.
¿A quién va dirigida esta nueva saga?
Fantastic Beasts and Where to Find Them es un blockbuster extrañísimo. Es demasiado naíf para los postmillennials y demasiado tenebrosa para los niños. Todo parte de una pulsión personal de la todopoderosa J.K. Rowling, quien explicó durante el proceso de gestación de esta nueva franquicia que es justo lo que le apetecía hacer ahora mismo, del mismo modo que en 2012 se desmarcó con The Casual Vacancy, de templadísima acogida. Sencillamente, si ganas más de 300 millones de euros al año puedes permitirte no apelar a los niños como target principal. Se ha ganado ese crédito. La autoconfianza de Rowling facilita que en este caso no sea tu hijo quien va a pasar por taquilla, sino tú.
¿Por qué un spin off pretérito y no futuro?
Sobrevolaba la idea de un reboot de los siete libros, algo extraño si pensamos en lo satisfactorio de la adaptación existente (Spiderman, Hulk y Los Cuatro Fantásticos han sufrido este proceso recientemente, pero las piezas originales cubrieron expectativas con mucho menos brillo que la saga dorada de Warner), pero es bien sabido que Rowling no quería de ningún modo volver a los primeros compases de Harry. No había reto creativo ahí. Por ello, vemos aquí a una autora (que firma el guión) interesada en los mismos temas de siempre, procurando sortear al personaje que le trajo la eternidad. Si no le apetecía seguir con Harry ni reinventar a Harry, la única franja temporal posible era antes de su nacimiento. De hecho, mucho antes. 70 años antes, para que no exista la posibilidad de que ninguna de las cinco películas pactadas llegue a ser testigo de su alumbramiento.
Semejanzas y diferencias entre sus protagonistas
Pese a la anunciada ausencia de niños en el reparto, el personaje de Newt Scamander no te va a resultar extraño. Y no porque se parezca a Harry en cuanto a su biografía. No es alguien especial; al menos, no que sepamos aún. De hecho, si a alguien recuerda es a Ron, con sus inseguridades, su falta de habilidades sociales y su pelirrojismo. Es ducho con la varita, veloz en sus movimientos y efectivo en el combate. Pero eso es lo menos que podemos esperar de un treintañero inteligente salido de Hogwarts. Lo que hace que este adulto y sus cómplices (Tina, Jacob y Queenie) entronquen directamente con el trío original es su introversión, un continuo aprendizaje de las convenciones establecidas que parece no tener fin y una blancura de corazón marca de la casa Rowling. Curiosamente, cuando en la saga Potter todos los protagonistas parecían estar a una mala decisión de cruzar al lado oscuro donde acampaban sus enemigos, aquí su bonhomía parece a prueba de bombas (acorazada en un cierto autismo, eso sí).
Inquietud social
Poco a poco a lo largo de estos 19 años hemos contemplado cómo el gran poder que ostenta Rowling ha cristalizado en una gran responsabilidad. Puede que no fueran inquietudes sociales absolutamente consolidadas en su treintena, pero es innegable que la gran dama de las letras británicas ha ido utilizando su visibilidad para, poco a poco, hacer del mundo un sitio algo más equilibrado. Quizá Dumbledore no fuera gay en un comienzo, pero el paso del tiempo y de las páginas lo erigió como icono de la libertad sexual del mismo modo que la Hermione de las tablas hoy es negra (Harry Potter and the Cursed Child, programada actualmente en el West End londinense). En esta ocasión, la diversidad racial queda casi relegada a la presidenta de los EE UU mágicos, dado que introducir a demasiados actores de raza negra en los aledaños de la Quinta Avenida -donde se desarrolla casi toda la acción- en los años 20 habría incurrido en el desajuste del vikingo negro o el cásting daltónico.
Dónde conectan el mundo de Newt y el de Harry
#SPOILER# Pero es un spoiler ligero. Los 70 años de distancia referidos sólo son sobrevividos (que sepamos) por Albus Dumbledore. Además, existe una mención absolutamente tangencial a otra de las familias inglesas purasangre que ya conocemos: los Lestrange. Fuera de ello, una rica ambientación cada vez más depurada por el artesano director David Yates y su equipo. Todo un ejercicio de interiorismo (y exteriorismo) vintage del mundo mágico que ya conocías de memoria. Y después están los pequeños detalles. Todos los magos a uno y otro lado del Atlántico defenderán su escuela como la mejor y cambiarán el nombre de los muggles en un guiño a las tradicionales diferencias idiomáticas entre ambos territorios angloparlantes #FIN DEL SPOILER#.
Ventajas de no partir de un libro
Ahora el margen de maniobra es casi infinito. Y como los antecedentes siguen frescos en nuestro imaginario, no ha habido necesidad ninguna de remake encubierto, peaje que sí tuvieron que tributar Star Wars: The Force Awakens o Ghostbusters. Diríase que tras el desenlace de Fantastic Beasts and Where to Find Them ya ni siquiera existen limitaciones geográficas. EE UU (donde se desarrolla esta entrega), Reino Unido o la Patagonia, lo mismo da. Hay pandilla, se sugieren heridas sin cerrar que apuntan a futuras villanías y existe un archienemigo palpable (y parece que duradero). Fuera de eso, los animales fantásticos podrán crecer en importancia (de momento nos gusta más su aspecto que su desdibujada personalidad) o quedarse en simple McGuffin, pero lo cierto es que la galaxia expandida es aún más prometedora de lo esperado.
Desventajas de no partir de un libro
La principal desventaja de todo esto es que adivinas el libro lleno de diversión descomunal que nos ha arrebatado Rowling. Cada uno de los planos sugiere diez páginas de descripción al margen de los ágiles diálogos, que, ellos sí, nos recuerdan a la mágica música de siempre.
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