MILLIE BOBBY BROWN: LA MAYOR ESTRELLA INFANTIL DESDE NATALIE PORTMAN [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]
Además de ser la más buscada en IMDB, sus habilidades fuera de las cámaras la han convertido en el mejor gancho de promoción
Stranger Things no ha cumplido aún dos meses de vida y ya ha dejado un par de iconos generacionales. El mayor de ellos nació en Mallorca, es británica, se llama Millie Bobby Brown, tiene 12 años y las cosas tendrían que torcerse mucho para que no sea la máxima candidata a "estrella infantil que sí tendrá una carrera". De hecho, ahora mismo es la actriz más popular en IMDB, por encima de Margot Robbie o Jared Leto. Y esa popularidad viene directamente de la búsqueda de los usuarios.
Pese a los decepcionados que ven más expolio que monumento a la infancia ochentera, Stranger Things es hoy una de las series más populares de Internet, compartiendo podio con Game Of Thrones y The Walking Dead. Y su cara más visible es la cabeza rapada de Brown.
Eleven -su personaje en la serie- es, como todo en la serie de los gemelos Duffer, un remix de la nostalgia: una cucharada de Carrie, un pellizco de Twilight Zone, una pizca de psicosis conspiranóica a lo E.T., un par de cucharaditas de Akira y, por si quedaba alguna duda, una portada (no escogida al azar) del comic de los mutantes X-Men.
Pero Brown no sólo lo borda en pantalla -el casting infantil de la serie, en general, es fenomenal-, sino que se ha convertido en un fenómeno social con cientos de miles de seguidores en sus redes. Que maneja, como Eleven, con una mezcla entre desparpajo infantil y madurez acelerada.
Por eso se ha convertido en la elección evidente para promocionar la serie: nadie es inmune al carisma de la niña. Aaron Paul salió de una entrevista con ella contándole a sus 2,7 millones de seguidores de Instagram (y a Jimmy Fallon) que quería adoptarla -algo que terminó convirtiéndose en una broma serializada en las cuentas de ambos-. El propio Fallon reunió a los niños de Stranger Things y la función se convirtió en el Show de Millie en cuanto empezó a rapear la estrofa de Nicki Minaj en Monster, de Kanye West.
Con calculado riesgo: la nueva hija de América ya puede escupir un autocensurado "motherfucker" en el que se ríe de su propia imagen inocente mientras reparte espray de serpentina.
Es algo -esa inocencia impuesta- que a Natalie Portman le llevó años superar, en un Saturday Night Live en el que se desmelenaba rapeando 200 palabras por minuto (con mucho menos flow que Brown, lo sentimos). O incluso de su antecesora en la propia serie: Winona Ryder, que debutó con 14 años y fue toda la secuencia de musas posibles de los primeros 90s hasta que Hollywood la dejó de lado.
Variety publicó hace unos días una entrevista con las dos protagonistas de la que Brown se adueñaba desde el minuto uno, con un manejo de lo digital que a Ryder le resultaba más alienígena que una niña con superpoderes. Donde la niña da más miedo que en la serie por la naturalidad con la que asume y habla de su situación:
Millie Bobby Brown: Es obvio que Noni [Winona] no está en las redes sociales y yo sí. Y lo de Winona en IMDB es una locura. Ella está quinta.
Winona Ryder: No sabía nada.
MBB: Básicamente es la lista de la gente más buscada en IMDB.
WR: ¡Dios mío!
MBB: Cuando empecé a trabajar en este sector, mi número tenía siete cifras.
Desde luego, no suena a discurso de niña de 12 años. Pero tampoco estamos en los 80. En los años de Stranger Things, una estrella infantil se convertiría mediáticamente en una sucesión de afiches y entrevistas prefabricadas para las revistas de preadolescentes, con el mensaje más inane posible . Pero hoy la exposición a las redes sociales no se puede impostar.
También estamos en otra era: las jóvenes actrices como Maisie Williams (que tenía 13 años cuando empezó como Arya) o la propia Brown siguen la estela de otra paisana, Emma Watson. Que no sólo ha gestionado su carrera de forma impecable, sino que ha conseguido articular un discurso en torno a ella. De momento, el Twitter de Brown se abre con una declaración de intenciones: una imagen de Eleven y la leyenda Fight Like A Girl.
Stranger Things no ha cumplido aún dos meses de vida y ya ha dejado un par de iconos generacionales. El mayor de ellos nació en Mallorca, es británica, se llama Millie Bobby Brown, tiene 12 años y las cosas tendrían que torcerse mucho para que no sea la máxima candidata a "estrella infantil que sí tendrá una carrera". De hecho, ahora mismo es la actriz más popular en IMDB, por encima de Margot Robbie o Jared Leto. Y esa popularidad viene directamente de la búsqueda de los usuarios.
Pese a los decepcionados que ven más expolio que monumento a la infancia ochentera, Stranger Things es hoy una de las series más populares de Internet, compartiendo podio con Game Of Thrones y The Walking Dead. Y su cara más visible es la cabeza rapada de Brown.
Eleven -su personaje en la serie- es, como todo en la serie de los gemelos Duffer, un remix de la nostalgia: una cucharada de Carrie, un pellizco de Twilight Zone, una pizca de psicosis conspiranóica a lo E.T., un par de cucharaditas de Akira y, por si quedaba alguna duda, una portada (no escogida al azar) del comic de los mutantes X-Men.
Pero Brown no sólo lo borda en pantalla -el casting infantil de la serie, en general, es fenomenal-, sino que se ha convertido en un fenómeno social con cientos de miles de seguidores en sus redes. Que maneja, como Eleven, con una mezcla entre desparpajo infantil y madurez acelerada.
Por eso se ha convertido en la elección evidente para promocionar la serie: nadie es inmune al carisma de la niña. Aaron Paul salió de una entrevista con ella contándole a sus 2,7 millones de seguidores de Instagram (y a Jimmy Fallon) que quería adoptarla -algo que terminó convirtiéndose en una broma serializada en las cuentas de ambos-. El propio Fallon reunió a los niños de Stranger Things y la función se convirtió en el Show de Millie en cuanto empezó a rapear la estrofa de Nicki Minaj en Monster, de Kanye West.
Con calculado riesgo: la nueva hija de América ya puede escupir un autocensurado "motherfucker" en el que se ríe de su propia imagen inocente mientras reparte espray de serpentina.
Es algo -esa inocencia impuesta- que a Natalie Portman le llevó años superar, en un Saturday Night Live en el que se desmelenaba rapeando 200 palabras por minuto (con mucho menos flow que Brown, lo sentimos). O incluso de su antecesora en la propia serie: Winona Ryder, que debutó con 14 años y fue toda la secuencia de musas posibles de los primeros 90s hasta que Hollywood la dejó de lado.
Variety publicó hace unos días una entrevista con las dos protagonistas de la que Brown se adueñaba desde el minuto uno, con un manejo de lo digital que a Ryder le resultaba más alienígena que una niña con superpoderes. Donde la niña da más miedo que en la serie por la naturalidad con la que asume y habla de su situación:
Millie Bobby Brown: Es obvio que Noni [Winona] no está en las redes sociales y yo sí. Y lo de Winona en IMDB es una locura. Ella está quinta.
Winona Ryder: No sabía nada.
MBB: Básicamente es la lista de la gente más buscada en IMDB.
WR: ¡Dios mío!
MBB: Cuando empecé a trabajar en este sector, mi número tenía siete cifras.
Desde luego, no suena a discurso de niña de 12 años. Pero tampoco estamos en los 80. En los años de Stranger Things, una estrella infantil se convertiría mediáticamente en una sucesión de afiches y entrevistas prefabricadas para las revistas de preadolescentes, con el mensaje más inane posible . Pero hoy la exposición a las redes sociales no se puede impostar.
También estamos en otra era: las jóvenes actrices como Maisie Williams (que tenía 13 años cuando empezó como Arya) o la propia Brown siguen la estela de otra paisana, Emma Watson. Que no sólo ha gestionado su carrera de forma impecable, sino que ha conseguido articular un discurso en torno a ella. De momento, el Twitter de Brown se abre con una declaración de intenciones: una imagen de Eleven y la leyenda Fight Like A Girl.
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