¿NOS ESTAMOS HACIENDO VIEJOS?: MARK RUFFALO YA SE VISTE COMO PAPÁ [www.facebook.com/actoresdirectoresguionistas]

¡Así se presentó el actor en el New York Fashion Week! Ser padre y vestirse de padre son cosas muy diferentes y sólo podemos desearles que nunca les pase


Ser padre no implica necesariamente vestir como un padre. Queremos dejar esto claro desde el principio porque es un concepto muy diferente. Ser padre, al menos biológicamente, es haber contribuido a la creación de un proyecto de ser humano. En cambio, vestir como un padre es algo que no necesariamente implica tener hijos y, a su vez, no desearías haber hecho.

En lo de ataviarse como un progenitor podemos caer cualquiera, porque no te das cuenta de ello. Es como una ponzoña que va cercenando poco a poco tu estilo genuino. Es un proceso vago que se produce en ese instante en el que dejas que la ropa caiga sobre ti con el único sentido de que te tape. Un procedimiento mecánico en el que eres consciente de que te tienes que poner una camisa y un pantalón para salir con decencia a la calle pero por el que sientes una absoluta inapetencia. Poco importa que la camisa esté arrugada o parezca que ha sobrevivido a dos guerras mundiales, porque "no se ve mal". Es echar mano de lo anodino –a lo que tú llamas básicos– porque sabes que, en tu mente, funcionará, pero en las mentes del resto está gritando "¡No me gusta vestirme!". No es confiar en los clásicos dándoles un toque personal, es tener la cabeza anclada a un cuerpo de un muñeco de silicona que rebasa la mediana edad y que ha sido producido en serie en la fábrica de muñecos articulados con aspecto de padre.

A Mark Ruffalo le ha pasado. Le ha pasado porque es humano, y en parte este es el tipo de cosas que a nosotros, que podríamos considerarlo un ser superior por el simple hecho de pertenecer a la élite hollywoodiense, nos reconcilian con nosotros mismos. Mark Ruffalo es padre biológico, pero hasta esta New York Fashion Week no nos hemos percatado de que también vestía como un padre.

Analicemos por un momento esta imagen porque lo que parece un look inofensivo revela precisamente los primeros síntomas de vestir como un padre:

1. Camisa azul. Un básico, sí. No tendría por qué levantar sospechas. Pero fijémonos en los detalles. Está arrugada y medio salida del pantalón de manera incierta. Ok, no podemos controlar todo. Pero la desidia absoluta por vestirse se aprecia definitivamente en el remangado de las mangas. Vago, sin ganas, como habiéndolo hecho derrotado ante la inapetencia por hacerlo. Parece haberlo hecho por el simple hecho de que le molestaban los puños acariciando el dorso de su mano, no porque tuviera una intención.

2. El pantalón corto. Es cierto que en estos días las temperaturas neoyorquinas todavía elevan lo suficiente los termómetros como para echar mano de ellos; pero no de estos con corte de drill, grandes e informes. Con un cinturón que parece planear engañar a alguien, porque se trata de una talla por encima de la de él, por eso es inevitable no caer en el aspecto apadrado con ellos.

3. La bolsita de tela que aparece tímida en la parte inferior de la imagen. Una Eco Bag de las que tan de moda se han puesto. Podría llevar cualquier otra cosa, con la cantidad de bolsas, bolsos, mochilas y demás accesorios contenedores de los que disponemos. Pero no, una Eco Bag no está mal, y porque no había una de plástico del supermercado, porque también hubiese valido para ser un completo padre.

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